No eran favoritos para nada, pero su inspiración los llevó bien lejos. Superaron a los Cardenales de San Luis, a los Bravos de Atlanta y, ahora, a los Padres de San Diego.
El 3 de junio pasado, cuando fue despedido como capataz el reconocido estratega Joe Girardi, los Filis de Filadelfia contabilizaban 22 victorias y 29 derrotas.
Rob Thomson asumió el mando de la novena como capataz encargado, y desde ese momento, el equipo empezó a ganar, ganar y ganar, incluyendo 14 triunfos en los primeros 16 desafíos que jugaron bajo la orientación del nuevo timonel, y el equipo, que por momentos, vieron esfumarse las posibilidades de llegar a la postemporada, se las ingeniaron para jugar mano a mano con todos sus rivales, hasta que finalmente, capturaron la última casilla del Comodín de la Liga Nacional, para entrar a la fase final de la campaña.
En la ronda de los comodines, los Filis vencieron en su propia casa, a los en ese momento favoritos para ir a la otra vuelta, los Cardenales en San Luis, venciéndolos 6 carreras por 3, en el primero juego, con aquél inolvidable racimo de 6 carreras en la parte alta de la novena entrada; y luego, por tablero de 2 carreras por 0, en el segundo.
Pasaron la página de los comodines, para llegar a la Serie Divisional a jugar nada más y nada menos que frente a los favoritos, Bravos de Atlanta, que sobre el papel, se mostraban fuertes en todas sus líneas de juego. Pero también, jugando inspiradamente, los superaron al vencerlos 7 a 6, en el primero; cayeron 3 a 0, en el segundo, ambos jugados en Atlanta; pero en Filadelfia, hicieron respetar su casa, ganando 9 carreras por 1, el tercero; y remataron con un tablero de 8 por 3, en el cuarto partido.
Los Padres de San Diego eran los favoritos en la serie por el título de la Liga Nacional frente a los Filis, pero una vez más, los dirigidos por Thomson se salieron con las suyas, y no permitieron que la final se alargara.
Ganaron el primero en San Diego, 2 carreras por 0; perdieron el segundo 8 por 5; y en el ‘Citizens Bank Park’ de Filadelfia, como lo exclamó a voz en cuello Bryce Harper, parado sobre la segunda almohadilla en el cuarto juego, ‘‘nuestra casa se respeta’’, cuando con un doblete, remolcó la carrera del desempate, los Filis se hicieron respetar: triunfaron 4 a 2 en el tercero; 10 por 6 en el cuarto; y vencieron en el quinto, en sensacional juego, 4 carreras por 3.
A la Serie Mundial
Los Filis han ganado en dos ocasiones el título de la Serie Mundial en más de un siglo de estar en las Grandes Ligas. La primera vez, en 1980 y la segunda en el 2008. Cayeron en el 2009 en la Cita de Otoño, al perder frente a los Yanquis de Nueva York.
La novena de Filadelfia ha disputado el Clásico de Otoño en 8 oportunidades, pero en solo dos ocasiones ha logrado llevarse la corona de laureles, en más de 120 años de competencia en la Gran Carpa.
Vuelven este año a la Serie Mundial, con un equipo realmente inspirado; que sacan fuerzas cuando se sienten débiles; que nunca se entregan; que juegan a ganar, porque hay que ganar; y todas sus piezas responden en el momento necesario y oportuno.
Colectivamente en la serie por el título de la Liga Nacional, los Filis batearon para 237, con 10 tablazos de circuito completo,10 dobles, 25 carreras remolcadas, y sus lanzadores tuvieron efectividad colectiva de 3.68, superando por amplio margen a los Padres.
Los ‘Frailes’ que volvieron a disputar el título de la Liga Nacional luego de una ausencia de 24 años, pues no lo llegaban desde 1998, se quedaron cortos con la ofensiva, bateando para 204, con apenas 6 jonrones, 4 dobles y 18 carreras remolcadas, y sus lanzadores colectivamente tuvieron 5.36 de efectividad.
El Más Valioso
Bryce Harper fue la bujía ofensiva de los Filis, despachando indiscutibles en todos los juegos de la postemporada, y por eso no sorprendió a nadie cuando fue exaltado Jugador Más Valioso en la serie por el título de la Liga Nacional.
Fue además el pelotero que mantuvo la alegría en todo momento, incluyendo los pasajes en donde el equipo perdía un juego. Bryce brilló con luz propia en esta parte de la contienda de los Filis, tanto como bateador designado de la novena como un constante animador entre la plantilla.
Bryce, el jugador de los 330 millones de dólares en el contrato que tiene con los Filis, fue el encargado de voltear el tablero en la octava entrada, en este quinto juego, cuando le pescó una sinker de 99 millas por hora al relevista derecho venezolano Robert Suárez, cuya pelota cayó a los 382 pies de distancia, entre los jardines izquierdo y central, con velocidad de 109 millas por hora, para sellar el tablero de 4 carreras por 3 a favor de su equipo, cuando los Padres ganaban en siete entradas, 3 por 2.
Los 45.485 espectadores que colmaron el ‘Citizens Bank Park’ convirtieron al escenario en un verdadero manicomio, y no dejaron de celebrar, hasta cuando el equipo recibió el trofeo de campeón de la Liga Nacional, minutos después de que el zurdo venezolano Ranger Suárez, quien en toda la temporada fue abridor en los 29 desafíos en que fue utilizado, vino a colgar los dos últimos outs frente a los Padres, ante las complicaciones del veterano taponero derecho, David Robertson, quien abandonó la loma con un out y dos hombres en circulación.
Bryce contabilizó 8 indiscutibles en 20 turnos en los 5 partidos de la serie por el título del circuito, para promedio al bate de 400, con 3 dobles, 2 jonrones, 5 carreras remolcadas y 4 anotadas.
Harper tiene el astronómico promedio de 419 en lo que va de su participación en los 11 partidos de la postemporada, conectando 18 imparables en 43 turnos, con 5 cuadrangulares, 6 dobles, 11 carreras remolcadas y 10 anotadas; 2 bases por bolas recibidas, una de ellas intencional, y apenas 7 ponches aceptados.
Los Filis ya están instalados para disputar el Clásico de Otoño, y sí mantienen la inspiración que los ha traído hasta esta instancia, preparémonos para ver una final de infarto de esta temporada de las Grandes Ligas.