Dusty Baker, los Astros y la ‘’pólvora mojada’’ en la Serie Mundial. Y ni qué hablar de los Dodgers. ¡No desmantelen a los Bravos!, por favor. Marcas reales y otras extrañas.
Se acaba de bajar el telón de la temporada del béisbol de las Grandes Ligas, con la indiscutible victoria de los Bravos de Atlanta sobre los Astros de Houston, para capturar su cuarta corona del Clásico de Otoño en más de un siglo de existencia de la franquicia, tras una temporada de ensueño en donde nadie se percató de que era un equipo ganador, y, antes por el contrario, la opinión siempre favorecía a sus rivales.
Pero bueno, ya los Bravos son los campeones de la Serie Mundial, bajo la dirección de Brian Snitker, un hombre de las propias entrañas de la organización, y de la mano de un ejecutivo de las calidades y cualidades de Alex Anthopoulos, quien se movió a tiempo para contratar a los peloteros que encajaran a las necesidades de la novena, en los momentos más apremiantes de la temporada, especialmente cuando el equipo venía perdiendo —cuesta abajo, como dice el tango —, para revivir como el Ave Fénix desde agosto hasta noviembre — sí, hasta noviembre — que fue cuando terminó el Clásico de Otoño.
Dusty Baker, un hombre de béisbol de tiempo completo, volvió a acariciar un anillo de la Cita de Octubre en plan de capataz, pero finalmente se quedó con las ganas y los deseos, cuando sus Astros de Houston llegaron con la “pólvora mojada” al Clásico de Octubre; y ni qué decir de Dave Roberts y sus Dodgers de Los Ángeles, que vieron esfumarse sus sacrificios y sus anhelos de repetir en la gran final de la campaña, para quedarse por fuera de la ronda de los siete desafíos que define la corona del béisbol de las Grandes Ligas.
Los 100 triunfos
Ninguno de los tres equipos que alcanzaron 100 o más victorias en la campaña regular del mejor béisbol del mundo, por esas cosas del juego, llegaron a la disputa de la corona de Octubre — o sería mejor decir de Noviembre —, por lo que ya muchos empiezan a pensar que el “borrón y cuenta nueva” que se aplica en la postemporada, debiera revaluarse.
No estamos de acuerdo con ese criterio, pero desde luego lo respetamos. Un cosa es la temporada regular, y una muy diferente, la vuelta de los ocho grandes, dejando por fuera, como se ha venido haciendo, los dos partidos de “vida o muerte” para definir al ganador del Comodín en cada una de las ligas.
Si bien los Gigantes de San Francisco y la tropa de Gabe Kapler hicieron de la novena la mejor de la contienda no sólo de la Liga Nacional sino de todas las Grandes Ligas, con sus 107 triunfos en la contienda del calendario de los 162 desafíos, vieron frustradas sus aspiraciones para ir a la lucha por la corona, cuando cayeron en la ronda divisional ante los Dodgers de Los Ángeles, club que igualmente mostró una tarjeta con 106 victorias, por lo que el antagonismo y tradicional rivalidad de dichos equipos, volvieron a revivir los eternos clásicos que desde muchos años atrás, lo caracterizan desde la época en que las dos franquicias jugaban en Nueva York.
Como de Perogrullo, uno de los dos equipos al enfrentarse en la contienda divisional, tendría que quedarse por fuera de la gran final. Ganaron los Dodgers y elevaron su cotización para ser el gran favorito para ganar el título de la Liga Nacional, hecho que finalmente no ocurrió.
Y los Rayas de Tampa, ese grupo de peloteros que de manera acertada condujo Kevin Cash, que sumó 100 victorias en la ronda normal, tampoco llegó a la Serie Mundial, cuando en la ronda divisional, los Medias Rojas de Boston los vencieron y clasificaron para controvertir por la corona de la Liga Americana.
De tal manera, dos de los tres equipos con mas de 100 triunfos de la temporada, se quedaron por fuera de la ronda por el título de sus circuitos.
¿Qué tiene que ver que con 100 o más victorias se queden por fuera los equipos que sobre el escritorio lo tienen todo para ganar y en las series cortas no fluyen con la capacidad de juego que muestran en la temporada? Nada diferente a decir que en camino largo hay la posibilidad del desquite, en el corto, regularmente no lo hay.
Lo que es igual no es ventaja para ninguna de las partes. El “borrón y cuenta nueva” de la postemporada, lo que prueba, única y exclusivamente, es que se llega a la fase grande de la contienda, en algunos casos, “sin gasolina de reserva” y la capacidad de juego que se necesita para el ‘’aliento final’’.
La ofensiva y otras cosas
La incontenible ofensiva del boricua Eddie Rosario, por los Bravos, con el apoyo de la rotación encabezada por Charlie Morton, Max Fried, Ian Anderson y unos relevistas que mostraron todo lo que tenían en sus brazos para los tramos finales, aniquilando a los “Esquivadores” por el campeonato de la Liga Nacional, opacando la formidable actuación de Chris Taylor, de los Dodgers, divisa que además no contó con Clayton Kershaw, y, seguidamente sin Max Muncy y Justin Turner, viendo de esta manera cómo se esfumaba el ataque en los bates de Trea Turner, el campeón a la ofensiva de la Liga Nacional; Mookie Betts, Will Smith y Corey Seager.
Por eso los Bravos llegaron a la Serie Mundial. Jugando mejor béisbol y aprovechando todas las oportunidades del juego. Así de simple.
Y en la otra ronda de campeonato, el de la Liga Americana, los Astros tuvieron en Kyle Tucker la razón suficiente para pensar en dar otro gran paso para ganar la Serie Mundial, con el apoyo de los cubanos Yordan Álvarez y Yuly Gurriel, sorteando las dificultades de su cuerpo de lanzadores, tanto de abridores como de relevistas, manejados hábilmente por Dusty Baker, frente a los Medias Rojas de Boston, que no tuvieron respuesta en su grupo serpentinero, pese a las destacadas actuaciones del sensacional boricua Kike Hernández, del dominicano Rafael Devers, y del cubano-americano J.D. Martínez, quedándose por fuera de la finalísima de la campaña.
Los Astros destrozando a los Medias Rojas, porque Boston no tuvo profundidad en su cuerpo de lanzadores. Y punto.
La Cita de Otoño
Bueno. Ya todos conocen qué pasó en la Cita de Otoño.
Ganaron los Bravos porque fue mejor equipo en la ronda del clásico frente a los Astros, bateando más y oportunamente, con 18 indiscutibles por encima de sus rivales, y que los lanzadores de Atlanta, a pesar de haber perdido desde el primer juego a su veterano Charlie Morton por lesión, contaron con un grupo de relevistas que dominaron a su antojo a la pesada artillería de los ‘Siderales’.
La “pólvora mojada” de los Astros, en los momentos cruciales a la ofensiva, disminuyó todas las posibilidades de triunfo frente a unos envalentonados Bravos que lo dieron todo sobre el campo de juego, en casa y por fuera de ella.
El puertorriqueño Eddie Rosario fue el héroe en la ronda por el campeonato para los Bravos, y en la Serie Mundial, la indiscutible y sensacional actuación del cubano Jorge Soler, fue el gran punto de apoyo para ganar la corona.
Dusty Baker, el capataz que ha estado con cinco equipos en la postemporada, y con dos de ellos, en las Series Mundiales, no ha podido capturar un anillo en el clásico, pese a que tiene uno como jugador con los Dodgers de Los Ángeles.
Con los Gigantes de San Francisco, en la Liga Nacional, Dusty llegó a la Cita de Otoño en el 2002 frente a los Angelinos de California; y ahora, en el 2021, con los Astros, en la Liga Americana, frente a los Bravos. Pero estuvo en la postemporada con los Cachorros de Chicago, con los Rojos de Cincinnati y los Nacionales de Washington, todos equipos del Viejo Circuito.
Y perdió una gran opción de llegar a la disputa de la Cita de Octubre con los Cachorros, en el 2003, cuando por la impertinente actuación de Steve Bartman, el aficionado que capturó una bola en la barda sobre la zona de foul que prácticamente caía en el guante de Moisés Alou en el bosque izquierdo, en la octava entrada cuando ganaban 3-0 a los Marlins entonces de la Florida, y triunfaban en la Serie por el Campeonato 3-2, finalmente cayeron ante los ‘Peces’, quienes revivieron para ganar ese partido y el título de la liga, y más tarde, la Serie Mundial ante los Yanquis de Nueva York.
Con futuro
Y desde el punto de vista de los actuales campeones de la Serie Mundial, de buena fuente se conoce que “no está previsto un desmantelamiento” del grupo de peloteros, hasta donde las posibilidades económicas lo permitan, en busca de mantener en su plantilla con el mayor número de peloteros que conquistaron el esquivo trofeo que anhelaban desde hacía 26 años.
Se sabe que la organización espera firmar nuevamente a Freddie Freeman, su pelotero insignia en el equipo; que están hablando en buenos términos con el cubano Jorge Soler, con el boricua Eddie Rosario, con Joc Pederson el hombre del collar de perlas, con Adam Duvall y pensando, seriamente, sí podrán contar o no con el dominicano Marcell Ozuna para la próxima campaña.
El futuro de los Bravos puede estar asegurado por la calidad de sus lanzadores y la buena combinación entre veteranos y novatos en todo su cuartel serpentinero, por la juventud que muestran en varios de sus titulares en el campo de juego, y por la forma en que su afición, año tras año, apoya a la divisa.
Aquí entre nos, ¿No les parece fantástico si los Bravos llegaran a contar con el dominicano Marcell Ozuna, al venezolano Ronald Acuña Jr., al boricua Eddie Rosario, al cubano Jorge Soler, con Adam Duvall y Joc Pederson, en su nómina para el 2022?
De las marcas
El cubano Jorge Soler se alzó con la distinción del “Jugador Más Valioso” de la Serie Mundial — el segundo pelotero cubano en conquistar dicho honor —, luciendo el uniforme de los Bravos desde la mitad de la campaña procedente de los Reales de Kansas, desarrollando una magnífica etapa final con Atlanta; pero adicionalmente se convirtió el sexto pelotero latinoamericano de todos los tiempos, en conectar 3 ‘’bambinazos’’ en la Cita de Otoño.
Soler se unió igualmente a dos compatriotas suyos, que han logrado ese registro en el Clásico de Otoño, como lo son el cubano Anastacio “Tany” Pérez, con los Rojos de Cincinnati, en 1975 y Randy Arozarena, con los Rayas de Tampa, en 2020; y compartir honores igualmente con el dominicano Albert Pujols, con los Cardenales de San Luis, en 2011; el venezolano Pablo ‘’El Panda’’ Sandoval, con los Gigantes de San Francisco, en 2012 y el dominicano Juan José Soto, con los Nacionales de Washington, en 2019.
Los Bravos además cuentan con una lista especial de peloteros con tablazos de circuito completo en la postemporada, que encabeza Freddie Freeman, con 5 cuadrangulares; y con tres “bambinazos” además de Soler, aparecen el boricua Eddie Rosario, Adam Duvall y Joc Pederson.
La extraña marca
Esa formidable actuación queda en los anales de las Grandes Ligas, pero hay otra marca, extraña, por decir lo menos, que también se registró en la Serie Mundial que acaba de concluir.
Terrance Gore es el único pelotero en la historia de las Grandes Ligas en obtener tres anillos de Series Mundiales, sin haber consumido un solo turno al bate en el Clásico de Octubre y apenas anotar una carrera, su única actuación ofensiva dentro de la Cita de Octubre.
El nativo de Macon, Georgia, con 30 años, jugó un sólo partido por los Bravos este año, pero estaba en la nómina. Sumando apenas 103 desafíos en la Gran Carpa, desde cuando apareció en el firmamento en el 2014, Gore ya tiene anillos del Clásico de Otoño, con los Reales de Kansas City, en el 2015; con los Dodgers de Los Ángeles, en el 2020 y ahora, con los Bravos de Atlanta, en el 2021.
Con ninguna de las tres novenas con las cuales ha estado en la plantilla de jugadores, ha participado en una entrada completa con su equipo, y menos, con un juego completo de Serie Mundial. Esas cosas raras también se dan en el béisbol. ¿Cómo les parece?
Y saber que cientos de destacados y extraordinarios peloteros que jugaron en más de una Serie Mundial defendiendo a su franquicia en los diamantes, jamás obtuvieron el codiciado anillo.
Es que como siempre se ha dicho, ¡ … el béisbol se juega con una pelota o esférica que viene en cajitas cuadradas …!