Ahora el camino que debe recorrer Édgar Rentería es el más difícil y pedregoso: encontrar un nicho en el Salón de la Fama. Sus cifras al lado de las del venezolano David Concepción.
Las comparaciones, como siempre se ha dicho, son odiosas. Y más si de por medio existen números, impertérritos ellos, pero dicientes a la hora de la verdad, en especial, cuando de béisbol se trata, de cuyo análisis surgen controversias y vertientes personales, subjetivas desde luego, que en muy pocas ocasiones, pueden permitir que se tome partido hacia uno u otro lado de la polémica, porque de por medio está el objetivo individual.
Édgar Rentería nos tiene acostumbrados por su calidad y talento, por su humildad y su clase humana, verlo derrochar energías por cualquier ángulo de un diamante beisbolero; despachar el batazo cuando se necesita, bien para decidir un juego divisional o de campeonato; ora para alcanzar el título de una Serie Mundial; obtener distinciones de tanta valía como los guantes de oro en su posición de torpedero; y los bates de plata, como el mejor a la ofensiva dentro de su posición; o concurrir a Juegos de Estrellas, dentro del selecto grupo de lo más destacado cuando la temporada regular de las Grandes Ligas apenas está llegando a la mitad del recorrido.
Esa indiscutible forma de jugar el béisbol, con mucho entusiasmo y con el deseo de divertirse, hacen que Édgar se mantenga, ahora más que nunca, en la línea de conservar su capacidad de juego por lo menos para un par de temporadas más, y por qué no, de tres o cuatro más, porque si bien es cierto que en la actualidad tiene 35 años cumplidos, también es cierto que no ha sufrido lesiones de consideración, con severas dolencias físicas y desde luego, con una vida privada ordenada, algo que este ‘’Niño de Oro’’ de Barranquilla, ha sabido tener por respeto a su profesión, por su consagración al béisbol y ´por la forma en que, con verdadera disciplina y prudencia, lo practica.
Ahora todo el mundo habla de las posibilidades de que este sensacional pelotero colombiano, el mejor de todos los tiempos, no hay duda de ello, llegue a ocupar un nicho en el Salón de la Fama, algo a los que todos los jugadores de las mayores aspiran, pero a lo cual muy pocos llegan por múltiples factores, unos deportivos y otros no tantos.
Un ejemplo discutible
Muchos aficionados, especialmente los mexicanos, siempre se han preguntado del por qué Fernando Valenzuela, el valioso zurdo de los años 80 de los Dodgers de Los Ángeles, no ha podido ingresar al Salón de la Fama, después de que su paso por el Béisbol Organizado fue en momentos un dechado de virtudes, y que engendró para esa época la ‘’fernandomanía’’, que hizo furor por esos años.
Discutible es, por decir lo menos, que Valenzuela no esté entre los ungidos en Cooperstown. Pero sus numeritos esenciales, no le ofrecieron el respaldo necesario para llegar, por votación directa de la Asociación de Cronistas del Béisbol de los Estados Unidos, a tan codiciada posición.
Valenzuela compiló en sus 17 campañas en las mayores, un premio Cy Young y participó en seis Juegos de Estrellas de la Liga Nacional, obteniendo además, un Guante de Oro y la distinción de Novato del Año en 1981. Pero no llegó a 200 victorias, apenas a 173 contra 153 reveses; su número de bateadores ponchados llega a 2.074, muy por debajo de los 3.000, número mágico para ingresar a la lista de los posibles aspirantes al Salón de la Fama, y su 3.54 carreras limpias por juego, no lo elevan a la jerarquía de extraordinario lanzador.
Ni que decir de Dennis Martínez, de Nicaragua, quien con sus 245 victorias y 193 derrotas, con 2.149 ponches propinados y 3.70 de efectividad, en sus 22 años en las mayores, tampoco está entre los inmortales, cuya tarjeta de presentación es, sin duda alguna, buena.
Esos nombres, simplemente, para apenas citar dos ejemplos de peloteros latinoamericanos que no han alcanzado el honor de llegar al Salón de la Fama.
Una simple comparación
Por eso no podemos dejar pasar por alto que un buen número de aficionados colombianos, incluyendo desde luego a algunos colegas, estén pensando en que Édgar Rentería tiene por delante una fácil opción para llegar a Cooperstown. Eso es lo que todos los colombianos quisiéramos y otra cosa, muy difícil por cierto, es que se llegue a convertir en realidad. No porque su brillante actuación no le permitan ser un digno aspirante, pero en el fondo, los numeritos del sensacional pelotero criollo, no da para tanto, por lo menos hasta ahora, a nuestro modo de ver las cosas.
Muchos dicen que si el venezolano David Concepción llegara por la votación del Comité de Veteranos, con estadísticas beisboleras por debajo de las de Rentería, el nuestro tiene el suficiente respaldo para esperar con tranquilidad esa oportunidad.
Esa es la comparación a la cual no debiéramos llegar. Concepción espera la votación de los Veteranos para alcanzar el codiciado sitio en los días venideros para llegar al Salón de la Fama. Rentería, en cambio, tiene que decidir primero su retiro de la actividad, y segundo, esperar cinco años para que su nombre sea elegible en la nómina de los candidatos entre los Cronistas del Béisbol de los Estados Unidos. De tal manera, que el tránsito hacia Cooperstown del colombiano todavía no se ha iniciado. Y qué bueno sería que resultara con la votación de los cronistas y no del Comité de Veteranos.
En la medida en que el análisis de los numeritos lo permite, la verdad es que Rentería cuenta con estadísticas que superan en todo al venezolano Concepción.
El colombiano cuenta con un promedio ofensivo de por vida, al concluir el 2010, de 287 puntos, producto de 2.252 imparables en 7.843 turnos al bate, incluyendo 135 cuadrangulares, con 887 carreras impulsadas y 1.166 carreras anotadas; contra 267 puntos de por vida a la ofensiva de Concepción, despachando 1.976 indiscutibles en 7.376 turnos, incluyendo 90 tablazos de cuatro esquinas, con 831 carreras fletadas hasta el plato y 849 anotadas.
Esas simples cifras permiten decir que Rentería muestra mejores guarismos para aspirar con creces a que por lo menos sea incluido en la nómina de elegibles para el Salón de la Fama en su debido momento, como en su momento lo fue Concepción. Pero nosotros creemos que el ‘’Niño de Oro’’ de Barranquilla puede mejorar esas estadísticas con por lo menos dos años más en el béisbol en las Grandes Ligas.
Y qué bueno fuese que ingresara al nicho en Cooperstown por la votación de los periodistas y no del Comité de Veteranos, una segunda opción por la cual también se puede llegar al recinto de los inmortales del béisbol. Claro que si por esa vía también Rentería lo alcanza, bienvenido al nicho de los sempiternos del béisbol, como lo son Lou Gehrig, Joe DiMaggio y Yogi Berra, los tres peloteros de los famosos Yanquis de Nueva York, que al igual que el colombiano, decidieron dos Series Mundiales con un oportuno batazo, todos estos elegidos por los Cronistas del Béisbol.
Rentería tiene carisma, calidad y buenos números en las mayores, pero no seamos osados en decir que ya tiene asegurado un puesto en Cooperstown. Su nombre no hay duda de ello, figurará en la nómina de postulados en su debida oportunidad, y luego veremos.