No siempre ocurre que la novena que más batea, es la que está triunfando o dominando en la campaña.
Siempre se ha dicho que el béisbol es una de las disciplinas de la era moderna en donde, por lo regular, las cosas no resultan tan evidentes como suelen verse sobre los escritorios. Y sobre eso, se ha escrito mundos de cuartillas y ha pasado mucha agua por debajo de los puentes.
Analizando fríamente las estadísticas de las novenas de las Mayores en sus primeros 45 días de competencia de los 180 que hacen parte del calendario regular de esta temporada, hay sorpresas evidentes que, en la mayoría de los casos, no tienen aparentemente explicación dentro de la lógica y, esencialmente, en el béisbol, en donde nse mantiene como premisa que el club que más batea es el que debe resultar ganador de cada contienda.
Pues ciertamente, ello no corresponde a la verdad verdadera. Diciéndolo en otras palabras, no siempre el equipo que más batea es el que está en la cima del poder, ganando con facilidad su grupo y su liga, y a lo mejor, como efectivamente está ocurriendo, la divisa como apenas buen promedio, es la que comanda las acciones de su división y de su circuito.
Los ejemplos abundan en esta campaña 2011, cuando dándole un simple vistazo a la contienda, se puede apreciar, tanto en la Liga Nacional como en la Liga Americana, que ‘’no todo lo que brilla es oro…’’
En la Liga Nacional
Los Filis de Filadelfia, los Rojos de Cincinnati y los Gigantes de San Francisco, al concluir los primeros 45 días de la campaña, son los líderes de las divisiones Este, Central y Oeste, respectivamente de la Liga Nacional; mientras que los Marlins de la Florida son, hasta esta altura de la competencia, los ganadores de la tarjeta del ‘’comodín’’, como el mejor segundo equipo de la campaña en todo el circuito.
Pero ninguno de esos cuatro clubes aparecen liderando la tabla a la ofensiva del Viejo Circuito, y es allí de donde resulta la paradoja del béisbol, porque aun cuando la ofensiva está funcionando, si su cuerpo de lanzadores no está a la altura de las exigencias del torneo, si los errores defensivos afloran en los momentos apremiantes, si las cosas no se desarrollan dentro de los cánones normales del juego, muchos partidos se perderán con ventaja para el que bateando menos pero haciendo mejor las cosas sobre el terreno de juego, ganan los compromisos.
Las novenas que comandan la tabla a la ofensiva de la Liga Nacional, recalcando que ello es hasta el pasado 15 de mayo del año en curso, son los Cardenales de San Luis, con promedio de 284 puntos a la ofensiva, producto de 399 imparables en 1.406 turnos oficiales al bate; escoltándolos los Cachorros de Chicago, con 279 puntos, 368 indiscutibles en 1.321 turnos al bate. Ninguna de las dos novenas, por el momento, aparecen ganando o liderando la tabla de su zona.
¿Y en dónde aparecen ubicados los tres líderes y el mejor segundo club de la Liga? Los Filis de Filadelfia en el séptimo lugar, con promedio ofensivo de 253, pero adueñados del primer lugar en el Este; los Rojos, en la tercera casilla con 269, comandando la Central; y los Gigantes, en la duodécima posición, con 236 a la ofensiva. Y los Marlins, el mejor segundo de la Liga, con 253 puntos, en el octavo lugar.
Y en la Liga Americana
Pero en cuanto a la Liga Americana, las cosas están divididas con dos aciertos a los mejores equipos a la ofensiva en lo que va de la campaña, y con dos derrotas, en materia de clubes que están dominando pero que no son los mejores a la ofensiva.
Los Rayas de Tampa, en la división Este, que acaban de desplazar a los Yanquis de Nueva York, como líderes de la zona, tras las tres derrotas consecutivas de los ‘’Mulos’’ frente a los Medias Rojas de Boston, y los cinco reveses en línea en su propio estadio; los Indios de Cleveland, en el sector Central y los Angelinos de California, en la zona del Oeste, comandan la Liga Americana, mientras que los Tigres de Detroit, por el momento y hasta este 15 de mayo de lo que va del año, tienen en sus manos la tarjeta de invitación para ir a la postemporada.
Pues bien. Los Rayas no aparecen en el cuadro dominador de la ofensiva del Nuevo Circuito. La divisa de Tampa ocupa la décima casilla con promedio de 247 puntos, con 33 inatrapables en 1.349 oportunidades al bate. Y los Tigres, como el mejor segundo equipo de la liga, tiene ocupada la sexta casilla a la ofensiva, con 257 puntos de promedio, con 350 indiscutibles en 1.364 turnos al bate.
En cambio, los Angelinos, que están encaramados en la primera posición del Oeste, son los líderes del circuito, con 392 incogibles en 1.462 turnos, para promedio de 268 puntos; y los Indios, líderes de la Central, ocupan la segunda posición, con 264 puntos, producto de 335 batazos a terrenos de nadie en 1.270 turnos al bate.
De tal manera que en el béisbol, las otras cosas que hacen parte del juego, como alcanzar una almohadilla con un robo o un toque de sacrificio; impulsar una carrera con un elevado de sacrificio; evitar una ‘’doble-matanza’’ corriendo mejor sobre las almohadillas; desplazar al corredor embasado hacia una base de avanzada cuando el bateador logra que su batazo llegue a terrenos de nadie cuando su compañero ya salió camino hacia el tercer cojín; conseguir un doble-out en el momento oportuno, para sacar de apuros a su lanzador; es decir, esas cosas que a muchos técnicos se les olvida aplicar, esperando que a punta de batazos se obtengan los triunfos, muchas veces no resultan.
Sostienen los que saben de béisbol que una cosa es ver lo que está sobre el papel y otra muy distinta por cierto, lo que ocurre sobre el terreno de juego. A veces, y eso es más que evidente, un error mental cuesta mucho más que un error de campo, como por ejemplo, cuando en vez de estar concentrado en la jugada que viene, un pelotero envía la pelota hacia dónde menos le conviene a su equipo, y por lo regular, esa pifia mental produce o permite la carrera que más tarde la va a dar la victoria a su rival, aun cuando su novena en ese compromiso, haya bateado tres o cuatro imparables más que su contrincante de turno, que finalmente carga con la victoria.
Casey Stengel sostenía a los cuatro vientos que ‘’el béisbol es el deporte de las oportunidades… y cuando se presentan, no las dejes ir, porque más tarde tendrás un tremendo dolor de cabeza…con la derrota’’.