Las dos novenas muestran las claves para aspirar a la postemporada, y la forma en que han podido combinar el talento y la calidad para el juego.
Se dice con frecuencia, que en el béisbol las fuerzas combinadas de destreza, talento, calidad, comportamiento disciplinario y deseos de superación, hacen de las novenas la estructura básica para alcanzar triunfos y evitar, hasta donde sea posible, las derrotas.
Pero además de esa mezcla, se necesita, sin duda alguna, que la dirección técnica de la novena sea lo suficientemente capaz para lidiar egos, disputas, fraternidad, amistad y alegría en el banco de juego, y a precisar, en aquel momento casi imperceptible de determinar, cuándo y en qué situaciones hay que sacar del juego a su pupilo, bien sea lanzador, bien utilizar un corredor emergente o un bateador similar.
Todas esas cosas conforman, indiscutiblemente, la grandeza del Rey de los Deportes, ese pasatiempo que tiene de todo un poco, con su plasticidad que se evidencia en cada jugada o por las características nada parecidas, en una jugada con otra. Por eso, cuando la dosis de la sal y la pimienta se combinan en buena forma, los resultados en el plato servido con exquisitos.
Y sobre eso, es bueno señalar que a la fecha de esta nota, 17 de junio de 2013, los Cardenales de San Luis, en la Liga Nacional, y los Orioles de Baltimore, en la Liga Americana, están marcando territorio desde ahora, cuando todavía es prematuro hacerlo, para hablar de posibilidades de llegar a la postemporada.
De los Cardenales
Cuando del barco saltaron por razones diversas, Tony LaRussa, como estratega, y Albert Pujols, como su pelotero estrella, se pensó en que los Cardenales de San Luis, que acababan de conquistar el título de Serie Mundial, la segunda corona de laureles en este nuevo milenio, podía hacer agua por cualquier lado. Pero la cosa ha sido, hasta el momento, a otro precio.
Los Cardenales han logrado constituir una organización ejemplar, partiendo de la base de que sus divisiones inferiores, están trabajando hacia la grandeza del béisbol, preparando a cientos de peloteros que más temprano que tarde, deben llegar al equipo de las Grandes Ligas. Y por eso, cuando llegó Mike Matheny a la conducción de la novena, novato como lo era al abrirse la campaña del 2012, se creyó que por allí podría irse buena parte de la consistencia del equipo, dada la aparente inexperiencia de Matheny en estar sentado en el banco como gran timonel.
La equivocación ha sido rotunda. Mike ha sabido comportarse a la altura de las circunstancias, ha tenido el suficiente valor para encarar los problemas naturales de la novena, especialmente cuando sus titulares han ingresado a la lista de lesionados, y ha cumplido, al pié de la letra, con los cánones del respeto que se le debe a los jugadores, pero a la vez, el deseo de que jueguen el béisbol para disfrutarlo, sin mayores presiones que hacer sentir a cada uno de los suyos, como esenciales para la novena, en cada desafío que cumple.
Es que Matheny estuvo 13 años como pelotero activo en las Grandes Ligas, ganando cuatro guantes de oro como receptor, y a sus 42 años, se muestra maduro para lidiar las cosas del béisbol, hasta el punto que venía ejerciendo el cargo de asesor especial de la novena, desde hacía tres años atrás.
Nada más que observar en detalle las actuaciones de la divisa, para confirmar con evidencia, que los Cardenales están para esperar mejores cosas que en la pasada temporada. Tienen el mejor registro como club visitante en todo el béisbol de las Grandes Ligas, con 25 triunfos y apenas 13 derrotas; es el líder indiscutible de la división Central de la Liga Nacional, con 44 victorias y 25 reveses; es tercero en las estadísticas a la ofensiva, acumulando 276 de promedio; y es segundo en la tabla de las novenas en promedio de carreras limpias con 3.29, y líderes en menos cuadrangulares aceptados, con apenas 42 tablazos de cuatro esquinas; y octavos en la compilación de ponches propinados por su cuerpo de lanzadores, con 559 hombres abanicando la brisa.
Pero es que los Cardenales también cosechan unas estadísticas envidiables a la defensiva con promedio de 990, cuando han contabilizados 26 errores en 2.627 lances, incluyendo desde luego, los 1.864 outs fabricados y las 737 asistencias efectuadas.
Si le sumamos ahora la oportunidad de sus bateadores para producir carreras, y la forma en que el boricua Carlos Beltrán se echó sobre sus hombros la responsabilidad de liderar al equipo en todos sus frentes, tenemos que aceptar que los Cardenales están pensando en grande para terminar este 2013, porque el equipo está respondiendo de manera envidiable.
Yadier Molina es líder a la ofensiva, con 352 en promedio y 36 carreras impulsadas; siguiéndole Matt Carpenter, con 320, y 25 carreras fletadas hasta el pentágono; luego aparecen Matt Adams, con 316 y 16 impulsadas; Allen Craig, con 313 y 51 rayitas impulsadas; Carlos Beltrán, con 306, 16 cuadrangulares y 44 carreras impulsadas; y Matt Holliday, con 267 de promedio ofensivo, 10 ‘’bambinazos’’ y 38 carreras fletadas.
Por su parte, Adam Wainright, es el líder entre los lanzadores abridores, con 10 triunfos y apenas 3 derrotas, con 2.18 carreras limpias por juego; seguido por Shelby Miller, con 7 ganados y 4 perdidos, con 2.21 de carreras limpias; detrás Jaime García, quien en los actuales momentos está en la lista de lesionados, con 5 ganados y 2 perdidos, y 3.58 de carreras limpias; y finalmente, Seth Manes, con 4 triunfos y 1 derrota, con 3.54 carreras limpias por juego.
De los Orioles
En cambio, para los Orioles de Baltimore y su capataz, Buck Showalter, las cosas son a otro precio, porque si bien se cotizaron valiosamente en la campaña pasada, para esta nueva y extenuante jornada de las mayores, se les dio el crédito necesario para pensar en que pueden librar una feroz batalla en procura de una casilla para la postemporada, también es cierto que los Azulejos de Toronto, que no han dado la respuesta esperada pese a su magnífica nómina de jugadores; y los Rayas de Tampa, por su profundidad serpentinera, se les otorgaba un amplio favoritismo para conseguir a buen paso una de las cinco casillas de la Liga Americana, tampoco han mostrado hasta ahora, la respuesta a ese favoritismo que les ha sido otorgado.
Pero Showalter, un veterano de 14 campañas como timonel, que tiene contrato hasta el 2018 con los Orioles, sabe que la paciencia que ha tenido con su puñado de jugadores, ha dado los frutos de una cosecha que, de acuerdo con lo que piensan los directivos de la novena, apenas está comenzando porque de la ‘’finca’’ de sus divisiones inferiores esperan por lo menos entre 10 y 15 nuevos peloteros para ocupar posiciones en la división de la Gran Carpa antes de los próximos cinco años.
Los Orioles, son segundos en la división Este de la Liga Americana, con 40 victorias y 30 derrotas, compartiendo exactamente en mitades sus actuaciones por triunfos y reveses tanto como equipo de casa como de visitante, y por detrás de los bien calificados sorpresivos Medias Rojas de Boston, conocen tan bien que la cuesta dura empieza una vez concluya el Juego de Estrellas del próximo 16 de julio, porque en esa recta final, el que espabila, pierde.
Y esa oportunidad, por lo que se está notando, no es olvidado por la plantilla de los Orioles, cuando ocupan la cuarta posición a la ofensiva en las Grandes Ligas, con promedio de 273 puntos; la décima casilla en las actuaciones de los lanzadores, con 4.43 carreras limpias permitidas por juego, pero la primera a la defensiva como promedio de 991, con un raquítico número de 24 errores cometidos después de 2.596 lances, con 1.883 outs efectuados y 689 asistencias realizadas.
Chris Tilman encabeza la nómina de los abridores, con 7 triunfos y 2 reveses, y 3.61 carreras limpias por juego, le siguen Jason Hammel, con 7 ganados y 4 perdidos, y 5.24 carreras limpias; Miguel González, con 5 victorias y 2 derrotas, y 3.75 carreras permitidas; Wei-Yin Chen, con 3 y 3, con 3.04 carreras limpias, y quien actualmente está en la lista de lesionados; y cierre el grupo, el veterano venezolano Freddy García, con 3 ganados y 4 perdidos, y 4.89 carreras limpias por juego.
Y con el uso del bate, Chris Davis es la ‘’chispa’’ a la ofensiva, con 335 puntos de promedio, con 23 ‘’bambinazos’’ y 60 carreras impulsadas; Manny Machado, con 327 de promedio y 37 carreras fletadas; Adam Jones, con 303 a la ofensiva, 14 cuadrangulares y 48 fletadas; Nick Markakis, con 294 en bateo, 38 carreras impulsadas y 7 estacazos de cuatro esquinas; Nate McLouth, con 282 a la ofensiva y 13 fletadas; y, finalmente, J.J. Hardy, con 264 a la ofensiva, 40 carreras llevadas hasta el plato y 13 batazos de cuatro esquinas.
Así pues, que en San Luis se espera una gran fiesta de fin de temporada y en Baltimore, se aguarda con esperanzas que la campaña concluya con números positivos para sus Orioles.