Por: Rufino Acosta Rodríguez
Es por lo menos curioso lo que pasa con la reacción sobre Luis Suárez. La mayoría marca la tendencia hacia un exceso en la pena por parte de la FIFA, y algunos aseguran que le dieron trato de delincuente y no de un deportista que ha incurrido en falta dentro del terreno de juego. Entran en la trampa de las comparaciones y caen en la falacia. Al sostener que puede ser más tolerable una patada artera, un cabezazo o un golpe con el codo, que un mordisco, se ponen a comparar ofensas para concluir que hay desequilibrio o que se rompe el principio de la equidad al aplicar la ley. Creo que Suárez cometió un hecho grave y debe ser sancionado, como en efecto lo fue, con el claro mensaje de que tiene que buscar ayuda si quiere seguir en las canchas como jugador profesional. No es corriente que un jugador tome por costumbre partir tibias y peronés o romper cabezas. Esos son por lo general riesgos del juego, aunque hoy parece que han aumentado por la tolerancia o la indiferencia de los jueces. Tampoco, desde luego, cabe considerar una cosa menor que de vez en cuando un jugador ataque a otro con sus dientes. En uno y otro caso, lo lógico es que opere el código de disciplina, sin excepciones,y los equipos y sus integrantes aceptarlo y actuar bajo los parámetros del juego limpio. Quienes en forma objetiva aluden al ejemplo de Suárez y critican a la FIFA por su severidad, también deben entender que hay conductas que al ser reiterativas se convierten en una epidemia. Aquí no se trata de la primera ni de la segunda vez.Ya es un problema endémico, patológico, y todo indica que nadie se ha preocupado por buscarle solución de fondo. El incidente se queda en eso de las cosas del fútbol y nada cambia. Lo siento por la mala hora del jugador uruguayo, que se ha expuesto a la crítica y a la burla, pero tampoco pretendan presentarlo como si fuera una víctima y no el victimario de turno.A veces queremos ser más papistas que el papa y posar de ecuánimes a ultranza ante medidas de esta naturaleza. Quizá sea necesario legislar de nuevo para buscar un justo medio, mas no pretendamos quedarnos solo en que se trata de incidentes sin importancia y de paso asustarnos cuando se decide poner correctivos. Espero que Luis Suárez, quien ya está en casa al lado de su familia que lo arropa, supere la dificultad y regrese a las canchas para jugar al fútbol como sabe hacerlo cuando no pierde los estribos.