Primero entre los civiles y luego, refrendémosla con los grupos alzados en armas por más de 50 años.
Por: Hugo Artunduaga Salas
Da dolor de patria, ver como nos matamos, y nos agredimos en las calles los que nos denominamos ciudadanos del común y todo esto por razones baladíes, por la intolerancia y la falta de cultura para manejar criterios encontrados.
Primero tenemos que desarmar los espíritus, aprender a discernir con planteamientos que no coinciden con los nuestros, proponiendo un debate con argumentos y fundamentos que merezcan el análisis del común de los colombianos.
Hay prioridades que si no le ponemos voluntad para afrontarlos, nunca tendremos esa PAZ que tanto añoramos los viejos, los menos viejos, los jóvenes y quienes aspiran tener un legado, que son los niños y las generaciones futuras.
La inequidad social es manifiesta, en un gran porcentaje de la población colombiana. Cerrar o por lo menos estrechar la gran brecha, entre la riqueza y la pobreza, es un imperativo. Hay que extinguir la miseria, esa miseria humana, que clama un pan y una acción humanitaria, que cuando hay voluntad no es difícil de dar. Pero no es “regalando un pescado, es enseñando a pescar”. ¿Qué y cómo podemos aportar para acabar con la miseria? Simplemente con organización, con enseñanzas practicas, con amor, con comprensión, con objetividad.
Si organizamos grupos de trabajo con tareas colectivas en donde haya equidad, proporcionalidad, y convivencia, ya hemos logrado un gran paso; sin olvidar que se tiene que persistir y tener la coherencia y consistencia que son requisitos indispensables para la solidez del programa. Con este primer escalón arrancamos el proceso ascendente, para mejorar la calidad de vida. Si cumplimos la ruta a seguir y somos disciplinados, no nos quedará tiempo para pensar o actuar en cosas negativas. Con positivismo, logramos los objetivos.
Esta es una tarea de todos: los de arriba, los del medio y los de abajo, es un trabajo comunitario, hoy tan escaso. Tenemos que aprender que la política del azadón “solo para adentro” es negativa, se requiere la doble vía, de “dar y recibir” y esto es sólo el comienzo, en el entendido que como se dijo atrás, es una responsabilidad de todos, no solo, del Estado, la empresa privada, la academia, las asociaciones sin ánimo de lucro, no, somos todos, y todos somos todos, manos a la obra. Luego vendrán más y arduas acciones como las del pos-conflicto, pero con esta gran base es más fácil de emprenderla.
Para lograr este objetivo tenemos que no atravesarmos como “mulas” en el camino, no hay duda que podremos construir un país mejor. ¿Por qué no lo intentamos? Demos ejemplo principiando en casa; dialoguemos, conciliemos, sepamos escuchar, UNA SONRISA NO SE LE NIEGA A NADIE. En la calle seamos tolerantes, cooperemos con el desvalido, el anciano, con los niños, demos ejemplo. En el trabajo compartamos con los compañeros, los jefes que sean equitativos, no tiranía, no esclavitud. Sigamos el ejemplo que nos dio la selección Colombia, con el maestro Pekerman a la cabeza.
En el entretanto reflexionemos con estas frases:
– El perdón libera el alma, elimina el miedo. Por eso es una herramienta tan poderosa. NELSON MANDELA
– La patria, posiblemente, es como la familia: solo sentimos su valor cuando la perdemos. GUSTAVE FLAUBERT
– Lo trágico de la guerra es que echa mano de lo mejor del hombre, para emplearlo en lo peor de las obras humanas. RALPH WALDO EMERSON.
– La concordia hacer crecer las pequeñas cosas, la discordia arruina las grandes.
SALUSTIO
– De nada le sirve al hombre lamentarse de los tiempos en que vive, pero siempre le es posible mejorarlos. THOMAS CARLYLE
– Me he arrepentido muchas veces de haber hablado; jamás de haber callado.
XENÓCRATES
– El cambio es la ley de vida. Cualquiera que solo mire al pasado o al presente se perderá el futuro. JOHN FOTZGERALD KENNEDY
– En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad y en todas, la caridad.
SAN AGUSTIN
– Los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes. ISAAC NEWTON
– No hay autoridad como la que se funda en la justicia y se ejerce por la virtud.
PLINIO EL JOVEN
– Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no escucha. VICTOR HUGO
– Los cambios pueden tener lugar despacio. Lo importante es que tengan lugar. CONFUCIO