El hijo de Santo Domingo, Albert Pujols, con sus 700 jonrones, lo elevan a una categoría eximia del béisbol de las Grandes Ligas.
Si hoy se cerrará el ciclo como pelotero activo de Albert Pujols, habría que recordar con nostalgia lo que ocurrió aquél 2 de abril de 2001, cuando por primera vez salió al campo de juego con el uniforme de los Cardenales de San Luis.
Pero a Pujols todavía le quedan unos partidos más por jugar en la Gran Carpa, que podría sumarle otras estadísticas difíciles de conseguir y tal vez, mas difíciles de superar.
Un par de cuadrangulares más le añadiría a su ya ilustre carrera, una marca que se nos antoja decir, quedará por muchos años vigente para el mejor béisbol del mundo. Pero sí se queda en los 700 estacazos de circuito completo que tiene hoy día, pues no pasa nada.
Es que el hijo de Santo Domingo desde cuando apareció en el firmamento del béisbol de la Gran Carpa se erigió como un pelotero con muchas cualidades, caminando por una pradera gloriosa, que 22 años después, le ofrecen el camino expedito para convertirse, en la primera oportunidad que aparezca en las papeletas para la votación del Salón de la Fama, en otro ciudadano de Cooperstown.
Se escribe fácil, pero qué complicado y difícil es conectar 700 “bambinazos” en el béisbol de las Grandes Ligas, tanto que con más de 22.000 peloteros que han llegado a la competencia, en más de un siglo de existencia, apenas cuatro jugadores han obtenido ese guarismo, dos de ellos, con gloria e indiscutible reconocimiento, y un tercero, cobijado por una sombra que lo acompañará de por vida, por la presunta utilización de sustancias prohibidas en el juego.
Disciplina y constancia
En su largo recorrido dentro del Béisbol Organizado, Pujols tiene una cantidad de distintivos que seguramente lo mantendrán en los anales de este deporte, como uno de los pocos en llegar a la cúspide por los sacrificios, la disciplina y la constancia que tanto se necesita para no solamente llegar, si no quedarse en la Gran Carpa con todos los atributos para obtener la gloria y, dentro de cinco años, la inmortalidad.
En sus 22 años en las Grandes Ligas, Pujols nunca pudo superar el registro de 50 cuadrangulares en una temporada. Su mejor año fue en el 2006, cuando en 49 ocasiones sacó a pasear a “doña blanca”, remolcando 137 carreras, para dejar ese par de marcas dentro de los Cardenales, como sello personal.
Una discusión que nunca llegará a su fin, es por qué se fue de los Cardenales en el 2012 para llegar a usar el uniforme de los Angelinos de California. Respuesta contundente no la hay.
El béisbol es hoy día una industria, un negocio, en donde las cifras de los contratos, dependen de la oferta y la demanda, Simplemente, fue la mejor oferta que le hicieron en ese momento, la cual no podía despreciar y la divisa de San Luis no tuvo con qué responder con una propuesta similar para que sus servicios siguieran con la novena.
Buena o mala decisión, eso le corresponderá a Albert responderlo con el paso de los años, porque al final de sus días, como pelotero, volvió con los Cardenales para terminar defendiendo el “bombacho” que lo vio crecer en la Gran Carpa, del que, como muchos dicen, nunca ha debido dejar de lucir.
Primer latino
La hazaña de Pujols con sus 700 tablazos de circuito completo, representa mucho para el béisbol latino, la herencia hispana que él tanto defiende, a capa y espada, y que se enorgullece cada vez que recuerda sus primeros pasos dentro del juego.
Nacido en Santo Domingo, la capital de República Dominicana, a sus 42 años, Pujols tiene en su registro una serie de números que dejan, por el momento, una ruta con empinada cuesta incluida, que muy pocos alcanzaran.
Es el primer latino en llegar a los 700 jonrones; es el primer latino en más cuadrangulares en un solo estadio, el “Busch Stadium” de San Luis, con 214 jonrones; es el primer latino con 466 jonrones con una sola novena, los Cardenales; es el primer latino con más de 3.000 partidos jugados en las Grandes Ligas, para ser más exactos, con 3.074, incluida la jornada del domingo 25 de septiembre de este 2022; es el primer latino con más de 2.200 carreras remolcadas, tiene 2.208 impulsadas; y es el primer latino con más de 11.400 turnos al bate, tiene 11.406.
De los 700 jonrones de Pujols, 691 los ha despachado como titular en las alineaciones de sus equipos, y apenas 9 los ha alcanzado jugando como suplente.
Con los Cardenales, en sus dos épocas, en sus primeros 10 años, del 2001 al 2011; y ahora, en el 2022, Pujols lleva 466 cuadrangulares conectados; 222 tuvo con los Angelinos de California y 12 los consiguió con los Dodgers de Los Ángeles.
En su brillante carrera, suma 14 temporadas con 100 o más carreras impulsadas; y otras 14 campañas, con 150 o más indiscutibles conectados.
El primero y el …
No digamos en estos momentos que el último de sus 700 jonrones de Pujols, fue conectado el pasado viernes 23 de septiembre, en el “Dodgers Stadium” de Los Ángeles, porque a lo mejor, alcanza más tablazos antes de que concluya la campaña.
Lo cierto es que el primer cuadrangular en su indiscutible carrera lo despachó Pujols el 4 de abril de 2001, en el “Chase Field” de Arizona, jugando frente a los Cascabeles con los Cardenales de San Luis, ante una oferta del lanzador mexicano Armando Reynoso, en el 4o. episodio, con un compañero en la ruta.
Y que los dos últimos, por el momento, fue cuando se la desapareció al zurdo de los Dodgers, Andrew Heaney, con uno en la ruta en la 3ª entrada, y frente al derecho Phil Bickford, en la 4ª entrada, con dos compañeros en circulación, para llegar a los 700 jonrones, cuando los Cardenales apabullaron a los Dodgers por pizarra de 11 carreras a 0.
Los dos estacazos en el “Dodgers Stadium”, para los 700 tablazos de circuito completo, fueron presenciados por 50.041 espectadores, y una estruendosa ovación se sintió en el vetusto parque de pelota de los “Esquivadores”, como tributo de admiración a Albert Pujols, con cuyo uniforme, un año antes había jugado.
Gigante entre gigantes
Con sus 700 jonrones, sus 3.378 indiscutibles, con sus 2.208 carreras empujadas, con sus 1.904 carreras anotadas, con su promedio de por vida, hasta hoy, de 296 con el bate, Pujols es un gigante entre los gigantes.
Nada tiene que envidiarle a nadie, porque su carrera, dentro y fuera de los diamantes, ha sido un ejemplo, y nunca, que se conozca, ha dado nada de qué hablar.
Buen compañero, mejor consejero, gran competidor, serio, disciplinado y orgulloso de ser latino, Albert Pujols llega a la cuarta posición de todos los tiempos, como el jonronero más grande que ha dado América Latina en las Grandes Ligas.
Po encima de él, apenas dos nombres que reflejan la majestad del batazo que produce el éxtasis en el béisbol: Bate Ruth, el inolvidable y sempiterno hombre del béisbol, con sus 714 cañonazos, la insignia a la ofensiva de los Yanquis de Nueva York; y Hank Aaron, el formidable ébano de los Bravos tanto en Milwaukee como en Atlanta, con sus 755 estacazos de vuelta completa.
Dirán ustedes, se le olvidó Barry Bonds. No, de ninguna manera. No se nos puede olvidar. Lo que ocurre es que con Bonds hay una polémica que por ahora no tendrá fin.
Bonds apareció en el béisbol en la era de los esteroides y de las hormonas de crecimiento, y su nombre ha estado ligado al grupo de peloteros, que por esos años, utilizaron esas sustancias extra deportivas, prohibidas en el béisbol.
Sus 762 cuadrangulares están en el registro de las Grandes Ligas como la mejor en ese departamento, y Barry Bonds, a pesar de haber permanecido 10 años en la lista de elegibles para el Salón de la Fama, nunca obtuvo los votos para alcanzar un “nicho” en Cooperstown, de acuerdo con la votación de los periodistas que tienen a su cargo la cobertura de las temporadas de las Grandes Ligas.
Eso nos obliga a pensar, y de ninguna manera a descalificar, que si bien es la marca vigente, en la posibilidad de que ciertamente haya hecho “trampa” en el juego al utilizar dichas sustancias —algo que hasta la fecha no le ha sido probado, pero sobre lo cual existe duda razonable —, su registro tendrá de por vida un asterisco que, por lo tanto, no servirá como una referencia claramente deportiva.
Sí, son 762 cuadrangulares los de Barry Bonds; 755 de Hank Aaron y 714 de Babe Ruth.
Pero los 700 jonrones del dominicano Albert Pujols tienen el sabor latino, la picardía caribe, la grandeza de un bateador que desde cuando hizo su primer swing, se notó su poder y su destreza como jugador.
La cuarta casilla del mejor jonronero de todos los tiempos para Albert Pujols refleja lo que es el béisbol latino para las Grandes Ligas.