Es un ritual en muchos países de América Latina. En los hogares de miles de colombianos, venezolanos, ecuatorianos en sus casas y en otras latitudes del mundo se escucha “5 pa’ las 12”, cuando el reloj asegura que finaliza la noche del 31 de diciembre. En emisoras, discotecas, clubes y en las casas suena a todo volumen el infaltable tema interpretado por Néstor Zavarce o por el magistral Aníbal Velásquez.
Primero viene el tañer de unas esquilas que penetran hasta lo más profundo del cerebro.
Las campanas de la iglesia están sonando
Anunciando que el año viejo se va
La alegría del año nuevo viene ya
Los abrazos se confunden sin cesar
Las campanas de la iglesia están sonando
Anunciando que el año viejo se va
La alegría del año nuevo viene ya
Los abrazos se confunden sin cesar
Faltan cinco pa’ las 12:00, el año va a terminar
Me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mamá
Faltan cinco pa’ las 12:00, el año va a terminar
Me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mamá
Me perdonan que me vaya de la fiesta
Pero hay algo que jamás podré olvidar
Una linda viejecita que me espera
En las noches de una eterna Navidad.
Los abrazos vienen y van, repican celulares, avanza el consumo de uvas y los chispos brindan con champaña y luego con cualquier licor. Pero también por las mejillas de los presentes resbalan pesados lagrimones por la infinidad de recuerdos que agolpan a la memoria: el fallecimiento de seres queridos, las pérdidas de trabajo o las excelentes noticias como el nacimiento de un hijo, el grado universitario de otro o, simplemente, por la nostalgia del año que se va y la expectativa por el que viene.
Es el momento del año donde alegría y tristeza se unen para despedir un año y recibir otro. Desde luego que también habrá sobrios que ofrecen una oración al Creador en agradecimiento por los beneficios recibidos.
El venezolano Oswaldo Oropeza compuso en 1963 el tema en mención. También escribió la letra de otro hit mundial: “Mamá, ¿dónde están los juguetes?”, canción que también saca sollozos a más desprevenidos.
La vida de Néstor Jesús Zavarce Sierralta, el primer vocalista del tema, es una novela. Nació en Jadacaquiva, en la península de Paraguaná, en Estado Falcón en Venezuela el 9 de abril de 1936. No tendría el año de edad cuando sus padres trasladaron su residencia a Caracas y a los 13 años el muchacho Néstor participó en la película “La balandra Isabel llegó hasta tarde”. Fue un hit y lo llamaron como “El niño prodigio del cine venezolano”.
Su carrera en el cine lo llevó a tomar papeles con la actriz mexicana Susana Guízar, entre otros. Gracias a su trabajo fue becado por el gobierno nacional para estudiar Arte Dramático en Chile y Argentina.
Después de ilustrar su mente, viajó a México en busca de la esquiva fama, pero sólo obtuvo un papel en la radio novela “Doña Bárbara” en la mundialmente famosa XEW.
Decepcionado regresó a Venezuela. Un día el compositor y músico Oswaldo Oropeza lo escuchó cantar y lo animó a grabar. Sus primeras presentaciones las realizó escondido detrás de una máscara. Y en una de las interpretaciones que le dio la popularidad fue “Pájaro Chogüí”, compuesto por el argentino Guillermo Breer y conocido como el Indio Pitaguá.
Néstor puso su magistral voz y entonó:
Cuenta la leyenda que en un árbol
se encontraba encaramado un indiecito guaraní
Que sobresaltado por un grito de su madre
perdió apoyo, y cayendo se murió.
Y que entre los brazos maternales
por extraño sortilegio en chogüí se convirtió. Los espectadores gemían y aplaudían por la emoción suscitada por el tema y por la voz fuerte de Néstor. Esta versión vendió más de un millón de copias.
Un día le dijo Oswaldo Oropeza: “grabe Faltan cinco pa´las doce”. Era 1963 y lo consagró para todas las navidades.
Después del éxito Néstor grabó más de 300 temas musicales, pero no superaron los dos éxitos que ya lo habían catapultado.
Siguió actuando para el cine y la televisión. En 1974 las televidentes colombianas lo vieron en “Una muchacha llamada Milagros”. Tuvo su programa en la pantalla chica.
En 1974 dijo ya no más a los estudios de televisión y cine y determinó buscar un futuro en la política. Tema en el cual no le funcionó como él esperaba. Fue director del Poliedro de Caracas. Colaboró con numerosas instituciones benéficas. También fue gerente de ventas de la Cadena Radial Rumbos y Cadena Éxitos 1090.
Recibió todos los homenajes brindados en Venezuela, escribía su biografía titulada Néstor Zavarce, cuando la vida pasa, pero el corazón no le ayudó más y lo envió al más allá el 27 de agosto de 2010, considerado como la voz que hace llorar a miles de personas el 31 de diciembre.
La versión de Aníbal Velásquez
Aníbal Velásquez, el rey de la guaracha, grabó también una versión que se hizo popular en Colombia y Venezuela. En un recuento que hizo a El Heraldo de Barranquilla contó cómo llegó esa canción a las manos de Aníbal.
“Después de grabar “Dominique”, a mi estilo, viajé a Venezuela a cumplir con una serie de contratos. Muchos dijeron que me había ido de Colombia huyendo de las demandas de las hermanas dominicas por haber grabado ese canto religioso en ritmo de guaracha, pero qué va. Eso eran puras especulaciones, invento de los envidiosos. En ese entonces yo era artista exclusivo del representante Guillermo Arenas, primo hermano de Libertad Lamarque. El hombre siempre me incluía en los conciertos de Los Melódicos de Renato Capriles. El caso es que Faltan 5 pa’ las 12llegó a mí, de manos del propio autor, Oswaldo Oropeza, quien me invitó a una suite de un hotel de Caracas. ‘Quiero que la escuches –me dijo Oropeza–. Acaba de salir al mercado’. La letra, la música con arpas y el coro, eran tristes, pero tenía su sabor. ¡Está buena la vaina!, exclamé, consciente de que la voz de Zavarce tenía un sonido como de ultratumba. De regreso a Barranquilla, ya con cabeza fría, escuché varias veces la canción y concluí que, con unos arreglos, sin variar la letra, se podía efectuar una extraordinaria versión.
“Varios días duré dándole a los arreglos hasta que le encontré la caída y se la llevé al turco Genaro Fayud, director artístico de Discos Tropical”.
El tema se grabó en los estudios de Tropical, en Barranquilla, y a menos de un mes de haber sido prensado ya estaba en la calle sonando.
“Cuando salió a la luz todavía se comentaba sobre el impacto de “Dominique”. Pero Faltan 5 pa’ las 12 acabó con las especulaciones y se convirtió, a partir de su aparición, en el himno del final de cada año”.
Las campanas de la iglesia están sonando
anunciando que el año viejo se va
alegría del año nuevo viene ya
los abrazos se confunden sin cesar…