Jorge Guzmán Moreno es un ejecutivo con “olfato temprano” y especial para detectar talentos. Que yo sepa, fue el primer colombiano en intuir que Juan Manuel Santos Calderón llegaría a ser Presidente de la República. Eso me lo expresó en mayo de 1987, cuando siendo yo Director del Noticiero Cinevisión, me entregó una invitación de la “Cámara de Comercio Colombo Americana de Miami”, enviada por iniciativa suya, para asistir allí a una conferencia del de Santos, ideada y coordinada por Jorge, que era entonces, Concejal de Bogotá.
La presentación de Santos el 21 de Mayo de ese año, titulada “El futuro de la democracia en Colombia, ante los medios de comunicación de la Florida y de los casi trescientos colombianos “de primera línea” que residían allí, la hizo Guzmán Moreno, dándole pie a aquel, (por entonces Sub – Director de El Tiempo), para que expresara su pensamiento sobre Colombia, sobre lo que el país necesitaba y de lo que se podría hacer por él. Quienes lo escuchamos ese día, vimos clara su intención de ser Presidente y que Jorge se había anotado “un verdadero hit, como dijo ese día, Eucario Bermúdez, “Maestro de Ceremonias”; realmente fue como el lanzamiento político de Santos.
Sobre las ideas y realizaciones de Jorge Guzmán Moreno, hay mucho que contar, pero falta espacio; la razón de esta nota tiene que ver con su máxima ejecutoria, el “Teatro de Bellas Artes de Bogotá”, para el que ideó, impulsó y consolidó una orquesta que es excelente aquí… y en cualquier otro país. Y también tiene que ver con el justo registro de lo que ningún crítico musical o de arte hizo, o pudo hacer, sobre el apoteósico, (no hay otra palabra) “Gran Concierto de Año Nuevo de Bogotá 2010”, el 31 de Diciembre, entre 8 y l 11 de la noche, en el “Teatro de Bellas Artes”, al que Jorge dio vida y dirige.
El respaldo pleno dado a Guzmán Moreno por dos Directores de Cafam, Arcesio Guerrero Pérez y Luis Gonzalo Giraldo, anterior y actual, debe hacer que hoy se sientan orgullosos de su espléndido teatro y de sus repetidos éxitos; como orgullosos deben estar en City TV que ha tenido el acierto de transmitir los ya famosos “Conciertos de Año Nuevo”, en los que yo decidí matricularme para asistir por el resto de los diciembres que me queden por vivir. De verdad, es una experiencia única, avalada como tal por las palmas incansables de más de 1000 selectos conocedores de la música.
Tal vez por ser el último día del 2010, los críticos tenían compromiso con sus familias para despedir el año, y por eso no asistieron al teatro; pero gracias a Dios, yo fui uno de los dichosos asistentes al inolvidable concierto, aplaudido “a rabiar” durante muchos minutos, por los espectadores que tuvimos el privilegio de estar en el Bellas Artes, ese Viernes 31 de Diciembre, entre 8 y 11 de la noche; y de gozar, (no simplemente de disfrutar) una noche de grandes artistas, de un excelente repertorio, y de un ambiente difícil de igualar.
Si de toros se hubiera tratado, hubieran “salido en hombros”: El preciso, pulcro, alegre, profesional y cálido Director Invitado, Rubén Silva, nacido en Bolivia, y hoy director permanente de la Opera de Varsovia, a quien la emoción y las palmas del público, obligaron a presentar cuatro obras extras, que él quiso que fueran colombianas y alegres, llevando a los asistentes a cantarlas, hasta el paroxismo; y que fueron premiadas con salvas de aplausos como las que se repitieron toda la noche, gracias a su magistral conducción instrumental y vocal para obras de Nicolay Rimsky Korsakov, Antonio Dvorák, Johann Strauss, Georges Bizet ,George Haendel, Franz Lehar, entre otros..
Y hubiera “salido en hombros”, la impecable violinista colombo – polaca, Carolina Kurkowski, de 26 años, que cautivó la atención del exigente y selecto público, pues fue una solista que aprisionó con su alma las cuerdas de su instrumento, al que acarició impecable con los ojos cerrados, durante sus interpretaciones, “Meditación de Thais”, de Jules Massenet, y “España”, de Emmanuel Chabrier. Hizo llorar de emoción a muchos asistentes extasiados por su precisión, el movimiento de sus manos y las expresiones de su rostro.
Y también “en hombros” hubiera salido la destacadísima soprano colombiana, Beatriz Mora, solista aplaudida hasta el cansancio, tras interpretar pasajes de “La Viuda Alegre”, y fue muy aplaudido el barítono Yener Bedoya.
Otro acierto de Jorge Guzmán Moreno haber logrado el ensamblaje de la magnífica Orquesta del “Teatro de Bellas Artes”, plena de juventud y energía y a la vez, con una clara madurez profesional que sacudió a los asistentes que la ovacionaron al terminar cada una de sus intervenciones.
Y para cerrar con broche de oro, el coro de Bellas Artes, dirigido con milimetría y acierto, por Oscar Vargas, complementó el éxito del 31, interpretando una selección de coros de las zarzuelas, “La Verbena de la Paloma”, La Del Soto del Parral”, y de la Opera, “Carmen”.
Guzmán Moreno, dice: “El teatro de Bellas Artes de Bogotá, es el principio de un medio para alcanzar toda una finalidad en la cultura; no un teatro de alquiler, para que en una noche haya una parranda, en otra un grado, y en otro una reunión política. Es un centro cultural, en el norte medio de Bogotá, que tiene una gran área de influencia poblacional, pero sin grandes escenarios artísticos”. Gran realización de Cafam en sus 50 años, que sirve a medio millón de afiliados, pero que abierto a todo el público; un teatro computarizado y con las técnicas más adelantadas para este tipo de escenarios
Hace tres años, cuando Jorge Guzmán Moreno propuso a Luis Gonzalo Giraldo la idea osada de realizar un concierto en las últimas horas de cada año, y con los asistentes hombres en smoking, y las damas con traje largo, este lo respaldó. Hoy, tras tres años, el “Gran Concierto de Año Nuevo” ya está consagrado, para orgullo de Cafam y de sus directivos. Por lo menos yo, desde el 31 de diciembre pasado, hago cola para asistir al concierto de este 2011.
Unicentro mal muy mal
Luego de suceder el accidente de un niño en las escaleras del Centro Comercial Unicentro, pusieron “azafatas” de vigilancia, que no duraron ni 15 días. Y no faltaron voces despistadas que cuestionaron a Don Pedro Gómez Barrero, su gran constructor. Como tampoco faltó la reacción iracunda de la administración de Unicentro, contra los periodistas que denunciaron el caso. Lo primero por aclarar es que Don Pedro Gómez fue el genio creador, pero nada tiene que ver con las deficiencias administrativas de ese excelente centro comercial que, a pesar de ello, es el mejor del país y mi favorito para comprar.
Pero aparte de la inseguridad de las escaleras, en Unicentro hay una serie de detalles y problemas, ajenos a Don Pedro; insistimos en ello para que no le sigan haciendo cargos injustos y equivocados a él. Vamos por partes. Luego de que fuera destacada y bella, la decoración navideña de Unicentro años atrás, los tres últimos años ha sido un fiasco. De nada le han valido los aciertos decorativos de Centro Chía, de los centros comerciales, Santafé. Andino, La Gran Estación, y muchos más, pues en Unicentro no reaccionan; son muy simples, ponen árboles “regordetos” y contrahechos, bolas de un solo tono, les falta imaginación, color e inversión, a pesar de ingentes dineros que recaudan.
Bueno, se quedaron atrás, aunque repetimos, ese complejo comercial es excelente. Resulta que al remodelar a Unicentro en el 2010, cometieron unos errores protuberantes, veamos: 1. Los pisos pavimentados tienen muchos desniveles y cuando llueve, quienes transitan por ellos, terminan con los zapatos encharcados, esa palabra viene de “charcos”. Miren a ver si no.
Al mandar a remodelar, no pensaron que cuando hace calor, los vidrios o cristales del techo del corredor de la entrada principal, se vuelven multiplicadores de calor reflejado y sofocante, que mortifica y quema a los clientes que tienen que hacer cola en ese pasadizo, para tomar taxi.
Y tampoco pensaron en hacer una “cachucha” o “Techo”, (como se llame), para que cuando está lloviendo, quienes salen de la cola del corredor central para subirse al taxi no se laven; porque hoy reciben la lluvia directa y los chorros de agua que caen del techo ya descrito. Ahí, frente a donde se aborda el taxi, hay una canal que expulsa un chorro de agua. ¡Compruébenlo!.
Los gabinetes o cajas que da y recibe los tiquetes para ingresar y salir del parqueadero, están tan mal ubicados, “con tacañería” de espacio; los vehículos entran y salen muy pegados a las cajas, de manera tan incomoda y peligrosa que no hay día en que haya carros que no se rayen o estrellen con ellos. Basta con ver las manchas de pintura en todas las máquinas amarillas, de las porterías. En Unicentro podrían copiar a otros centros con máquinas cómodas.
Es muy frecuente que las colas para el pago de parqueadero se conviertan en un suplicio, porque las niñas de las cajas se la pasan contando el dinero y hacen que la gente que va a pagar, se represe, esperando que terminen.
Valdría la pena que la DIAN nos contara por qué con los muchos millones que genera el parqueadero de Unicentro, no dan recibos del IVA; parecería que no pertenecen al régimen común, sino al simplificado. ¿Cómo será la cosa?
“Y ya para terminar”, como decía en televisión Arturo Abella, la Procuraduría le pidió a Planeación Distrital que suspendiera la licencia para construir un edificios de 25 pisos con el que intentaron mofarse de los vecinos, de la ciudad, y de los ciudadanos: la obra se quedó en el limbo. ¡Y nada más por hoy!
estoy totalmente de acuerdo en la tacañeria de los espacios y equipos para el pago del parqueadero. Igual en chipichape en cali los tiqueteros están rayados y estropeados y eso sin contar que si depronto a uno se le olvida validar el tiquete no hay manera de devolverse.