Falleció el actor Carlos “El gordo” Benjumea. Escribía la connotada periodista Diana Herrera Rusinque que “Carlos Benjumea no pudo escapar a su destino”. “Y tampoco quiso hacerlo. Lo suyo eran las tablas y así lo supo cuando era apenas un niño de seis años, delgado para más señas, y soñaba con llevar a su madre a pasear en un Mercedes, mientras trabajaba en la pequeña industria familiar haciendo gorros de cartón para piñatas”.
Con más de 50 años de trayectoria artística “El Gordo” inició haciendo teatro y posteriormente integró el elenco de la reconocida comedia «Yo y Tú». En la década de los 70, fue la estrella principal de una serie de filmes humorísticos en películas de “El taxista millonario”, “Esposos en vacaciones” o “El inmigrante latino”, llegó a rodar seis películas de este corte con el director Gustavo Nieto Roa. Más tarde se dedicaría a las comedias y el teatro.
Benjumea fue también copropietario de la empresa de televisión Coestrellas, donde realizó espacios como «Sabariedades» junto a su gran amigo Fernando González Pacheco, «Ver para aprender» y fundó la compañía teatral La Casa del Gordo, donde se destacó en el género de Café Concierto. A finales de los 90 demostró su talento dramático en novelas como «Fuego Verde» e «Isabel me la veló». Durante el presente siglo ha participado en películas como “Perder es cuestión de método” y en telenovelas como “Hasta que la plata nos separe”.
Sus hijos Ernesto, Paola y Marcela son también reconocidos actores de televisión y teatro.
En el año 2017 recibió el premio «Víctor Nieto a toda una vida» en los premios India Catalina.
En el 2018 fue homenajeado con el Premio Momentos y en los últimos años luchó contra la diabetes y por tal motivo debía someterse a constantes diálisis.
Había nacido en Bogotá el 27 de enero de 1941 y este 13 de mayo, en horas de la mañana, Carlos Benjumea falleció en su residencia. (GRS-Prensa).
Carlos «el gordo» Benjumea: una inagotable vida de anécdotas
Su exitosa trayectoria de más de 50 años como actor, guionista y director en teatro, cine y televisión lo convirtieron en uno de los personajes más queridos por los colombianos.
Este 13 de mayo entregó su alma al Creador. Como un homenaje más, reproducimos esta entrevista, una de las últimas de su vida como ganador del Premio al Mérito Homenaje a Toda una Vida de la Revista Momentos.
Le pregunté: ¿En su prolífica y exitosa trayectoria de más de 50 años, con quién le habría gustado trabajar en el escenario y nunca pudo hacerlo?
Y me dijo –con certeza, sin siquiera darse tiempo para pensarlo y hasta con algo de melancolía–: “Con Liz Taylor… la llamé y le dije, pero me dijo que no. Entonces no se pudo”.
Así es él. Nunca se sabe si la siguiente frase que va a decir o la anécdota que va a contar será en serio o “mamando gallo”. De hecho, una de las obras que creó y dirigió, con la que estando de gira en Nueva York (Estados Unidos) tuvo que hacer hasta seis funciones en un mismo día, se llamaba “Concierto en mi… mamadera de gallo”.
Tal como les ocurrió a Pacheco o a Chespirito, su personalidad lo convirtió en un personaje por sí mismo: “El Gordo” Benjumea.
Con 74 años de edad y a pesar de algunas afecciones de salud se ha mantenido vigente como actor, guionista y director en teatro, cine y televisión. Por esta razón, por su amplio inventario de trabajos exitosos y por el gran reconocimiento que tiene entre el público recibió el Premio al Mérito de la Revista MOMENTOS como Homenaje a Toda Una Vida.
-¿Qué significado tiene para usted este reconocimiento?
Sin que se entienda mal, el haber recibido este premio es casi una exageración hacia mí, comparado con las personas que también fueron galardonadas, porque son gente admirable, cada uno en su labor y su profesión. Me marcaron todos. Fue un momento muy especial.
-¿Cuál ha sido el momento más feliz de su vida?
Es difícil elegir uno, son muchos, pero podría ser el día que actué por primera vez en un escenario como el del Teatro Colón.
-¿Y el momento más difícil?
He tenido momentos en los que, por razones de salud, he estado muy cercano a la partida y han sido difíciles, me dan mucho miedo.
-¿Cuántos kilos alcanzó a pesar?
Llegué a 165 kilos. Pensé que me iba a morir. Me hicieron el bypass gástrico y hoy en día peso entre 92 y 94 kilos.
-¿Hasta cuándo fue flaco?
Hasta cuando empecé a ganar plata para comer. Como hasta los 28 años y ahí me engordé, por descuido.
-¿Cómo ha logrado mantenerse vigente en el medio artístico?
He tenido la fortuna de tener el cariño de un canal como RCN y he contado con la fortuna también de que algunas personas influyentes en el medio me ayudaron para estar muy presente en todo momento. Tengo que agradecerles a los medios y a gente como Fernando Gaitán que lo mantienen a uno a flote.
-De su trayectoria, ¿cuáles logros pone en el podio?
Hay cosas que han sido exitosas para mí, como haber creado una compañía de televisión siendo un actor, haber sido un iniciador del cine y llevo muy grabado en mi alma el “Café-concert”, que me dio la alegría de trabajar durante tantas noches durante casi 25 años. Pero el mejor proyecto siempre será el último.
-¿Y cuál será ese próximo trabajo?
Me llamaron para hacer una obra en teatro. Es un proyecto de Fernando Gaitán, con los actores y basada en la telenovela “Hasta que la plata nos separe”. ¡Esta es una chiva!
-¿Qué proyecto le falta por hacer?
Tengo una película para hacer y un café-concert para montar. Ya tengo todo listo, pero solo me falta una cosa para las dos: ¡plata! La película la he presentado a cuanta convocatoria hacen, pero ya casi estoy creyendo que es malita y por eso no me tienen en cuenta. Me encanta escribir, lo he hecho toda la vida.
-¿En la actualidad funcionaría un café-concert?
Funcionaría mucho. Pero es un trabajo sacrificado que tiene que gustarle a uno muchísimo y hay que saber hacerlo, porque combina muchas cosas. Pero sería un éxito maravilloso ¡a ojo cerrado!
-¿Qué anécdota recuerda del café-concert?
Mi vida ha estado llena de anécdotas. Estábamos haciendo “Enrique VIII” y una actriz que tenía el diálogo conmigo habló y la caja de dientes le salió disparada y quedó dando vueltas en la mitad del escenario. Yo soy asquiento, pero había que hacer algo. Cogí la caja y se la metí en la boca, le espiché un pezón y dije: play. Y seguimos la obra.
-¿Ha hecho reír a muchos, pero a quién ha hecho llorar?
Hice llorar a mi familia cuando, por causa de una huelga que hicimos, me vetaron en televisión y me quedé sin trabajo. Pero eso me sirvió para inventarme un poco el cine y el café-concert. Gustavo Nieto Roa me ofreció la posibilidad de hacer un reemplazo en una película (“Esposos en vacaciones”) y funcionó muy bien. De ahí en adelante hice como siete películas con él.
-¿Cuándo hizo “Sabariedades” con Pacheco, qué fue lo peor que le pasó al aire?
Un día había un concurso de embocar unas pelotas en una canasta, cada una tenía un número que era la cantidad de pesos que ganaba el concursante. En el libreto decía un minuto y no sé por qué Pacheco dijo 10 minutos. El tipo metió todas las bolas. Casi nos quebramos. Eran como 300 mil pesos de la época. Esa fue la peor.
-¿Qué es lo que más admiraba de Pacheco?, su gran compañero de fórmula.
Que cuando estaba con el micrófono en la mano no interpretaba un personaje. Ese era Fernando González Pacheco, así era él en la vida real y así se divertía. Era un hombre muy inteligente y un gran animador.
-¿Se considera un maestro de la actuación en Colombia?
No sé, porque los pintores de brocha gorda también son maestros, entonces yo no sé si soy pintor de brocha gorda o pincel fino.
-¿De niño admiró a algún actor?
Sí, a Hugo Pérez. Fue el único autógrafo que pedí en mi vida. Lo vi por primera vez en televisión. Era muy divertido. Luego fuimos compañeros de trabajo.
-Y hablando en serio, ¿con quién le hubiera gustado trabajar?
Con quien más me hubiera gustado trabajar, pero no fue posible, porque nunca se dio, es Consuelo Luzardo. Ella fue mi compañera de estudios y es una actriz maravillosa. (Por David Acosta- Revista Momentos-Fotos: Carlos Eduardo Fonseca).