Genios que fueron pésimos estudiantes

Tenía problemas de lenguaje

Albert Einstein

Cuando Albert Einstein comenzó a estudiar, los profesores pronosticaban que sería «uno más del montón». Y es que, el hijo del comerciante Herman Einstein y de Paulin Koch tenía problemas de lenguaje, era lento para aprender y detestaba memorizar las lecciones.

Perdió el examen de admisión a la universidad de Zurich y el día que se matriculó a estudiar pedagogía aplicada a las matemáticas y a la física, los maestros le decían: «¿Por qué estudia usted precisamente física y no medicina o jurisprudencia?». Ante lo cual respondía: «Porque me falta talento para esas materias. ¿Por qué no intentar por lo menos con física?». Y el intento no le falló. No fue un gran estudiante, sus notas ni siquiera alcanzaron el promedio de un asistente, pero en cambio se distinguió como profesor universitario: la universidad de Zurich que lo rechazó cuando se presentó como alumno, lo llamó para que integrara su nómina de profesores. Obtuvo veinticinco títulos de doctor honoris causa, recibió el Premio Nobel de Física, dictó conferencias, fue invitado de honor a muchos países y hasta le ofrecieron el puesto de primer ministro de Israel, para remplazar al Chain Weizrñann, cargo que declinó porque no se sintió capacitado para desempeñar esa labor.

Al interrogarlo un día acerca de su talento, Einstein contestó: «Yo no tengo ningún talento especial, yo sólo soy apasionadamente curioso». Su tiempo libre lo dedicaba a la música y a las regatas. Le desagradaba la velocidad excesiva y cualquier clase de maquinaria le parecía demasiado complicada para él. Ni siquiera aprendió a conducir automóvil y a duras penas se familiarizó con la máquina de escribir. Amó a Estados unidos, pero nunca fue feliz allí, añoraba siempre Europa.

Al final de sus días, Einstein fue un hombre solitario y atormentado por su conciencia. Así se lo manifestó a un amigo, meses antes de morir (18 de abril de 1955): «Yo cometí en mi vida un gran error cuando escribí la carta al presidente Roosevelt en que le recomendaba la producción de la bomba atómica». Esto ocurrió el 2 de agosto de 1939, cuando impulsado por el temor a una bomba atómica alemana le envió el mensaje al presidente, aunque los alemanes jamás habían trabajado en esto. Sin embargo, el aporte de Einstein y el significado de la Teoría de la Relatividad no deben empañarse por eso. Como escribió Gastón Bachelard: «Con la ciencia einsteniana comienza una revolución sistemática de los conceptos básicos».

Expulsado tres veces de la escuela

Thomas Alva Edison

Como estudiante, Edison no fue ninguna maravilla. Al contrario, por  «retrasado» lo expulsaron tres veces de la escuela y casi siempre el último puesto en la clase. Detestaba las matemáticas y todo aquello que no tuviera aplicaciones prácticas en la vida le era completamente: indiferente.

Edison era cabezón, medio sordo a consecuencia de la escarlatina que sufrió cuando pequeño, enfermizo y más bien débil. En la escuela, sus compañeros se burlaban de él. Inclusive, su propio padre lo trataba de tonto y así se lo hacía creer. El mismo decía: «Mi padre pensaba que yo: era tonto, y yo casi creía que en verdad era idiota». En cambio su madre siempre creyó en el, le inculcó el deseo de aprender y le patrocino algunos de sus inventos.

A los diez años construyó su primer laboratorio, donde inventó el telégrafo doméstico. A los catorce, armo una imprenta, donde imprimió un periódico que él mismo vendía. Leía cuanto libro llegaba a sus manos experimentaba día y noche, y en que se le ocurría, un día  de que su madre le explicó porque los gansos empollaban los huevos,  éste decidió sentarse encima de ellos… Sin embargo, fue la  lectura de Investigaciones experimentales  en electricidad, de Miguel Faraday, la que cambió su vida y en poco tiempo adquirió fama de gran reparador de máquinas.

Cuentan que Edison armaba laboratorios en  cualquier parte, hasta que fundó su propia empresa, la Edison & Hunger, donde le dio rienda suelta a su imaginación. Antes de morir, el 18 de octubre de 1931, alcanzó a dejar 2.000 inventos, entre los cuales están el fonógrafo, el micrófono, el cine sonoro, la máquina de escribir, la  batería alcalina y la bombilla eléctrica.

Mediocre en química y matemáticas.

Louis Pasteur

Aun cuando sus investigaciones químicas lo llevaron a la gloria, esta materia fue su dolor de cabeza en las épocas de  estudiante, lo mismo que las matemáticas, asignatura que a duras penas pasaba. Su gran pasión, hasta los  dieciocho años, fue la pintura, lo que pasaba las horas enteras dibujando a  su familia. Es  pensó algún día llegaría a ser profesor de Bellas Artes.

Posiblemente por estar soñando con su carrera artística fue que perdió un cupo en la sección científica de la Escuela Nacional Superior. Aquella vez ocupó el último puesto entre todos los examinados. Claro está que al año siguiente se recuperó y pudo matricularse, aunque seguía con la idea de ser artista. Pero, después de escuchar las conferencias de Jean Baptiste Dumas, distinguido profesor e investigador de la época, la vida de Louis Pasteur cambió completamente y no sólo llegó a ser el ayudante número uno de Dumas, sino que se convirtió en el genio cuyas investigaciones lograron, entre otras cosas, evitar que la rabia canina cobrara más vidas humanas y que las madres le siguieran dando leche cruda a sus hijos, por su descubrimiento de la presencia de gérmenes. Gracias a su Teoría del Germen de la Enfermedad, modificó completamente los hábitos de higiene de la humanidad.

Un alumno retraído y nostálgico

Isaac Newton

De no haber sido por la intervención de un tío suyo, Isaac Newton se habría quedado como un agricultor cualquiera, pues su madre así lo deseaba y, tal vez, el mismo Newton también, a quien en la escuela primaria los maestros siempre lo vieron como un chico retraído, raro, muy susceptible y nostálgico, que elaboraba sus propios juguetes. En la casa y en la escuela se mantenía en los rincones construyendo, en miniatura, las máquinas que veía en los grabados.

Y es que Newton no fue feliz en su infancia. Su padre murió poco antes de que él naciera y hasta los diez años vivió con sus abuelos, pues la madre volvió a casarse y no pudo llevárselo con ella.

El examen de admisión que presentó en Cambridge fue bastante regular. Sin embargo, dado su interés por las ciencias exactas, a los cuatro años de estar en esta institución, el profesor de matemáticas le cedió su cátedra, un año después recibió el doctorado y dos años más tarde lo nombraron miembro de la Royal Society. Dicen que la caída de una manzana sobre su cabeza, mientras descansaba debajo de un árbol, le dio la idea de la gravitación universal. Idea que no desarrolló a los veintidós años, cuando cerraron la Universidad de Cambridge, debido a una epidemia de peste bubónica que hizo estragos en Londres. Durante los dos años del cierre de la institución, casi nadie volvió a saber de Isaac Newton y cuando la reabrieron se supo que había estado realizando investigaciones acerca de la naturaleza de la luz, el cálculo infinitesimal y la ley de la gravedad.

A pesar de que la mayor parte de su vida se la dedicó a la física, Newton vivió épocas de profundas depresiones y muchas veces tuvo que suspender temporalmente sus investigaciones, entre las cuales tenemos: la explicación del flujo y reflujo de las mareas, la ley de la gravedad, la composición de la luz, los fundamentos de la acústica, la aerodinámica y el cálculo infinitesimal.

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