Cuando casi todos, pero especialmente los uribistas afilaban sus gumías para la batalla por la presidencia del 2014, Santos, con una jugada maestra, les dijo: alto ahí, y los puso a esperar diez años para jugar esta partida.
Los cuadros de candidatos que recorrían el país y eran presentados durante los lánguidos talleres, sintieron la frenada, pero muchos de ellos, desconocían las normas que obligan el uso de los cinturones de seguridad. Varios salieron por las ventanas y otros quedaron atrapados sin saber qué resquicio buscar para evitar un golpe, o una “quemada”.
El director de orquesta, quedó mudo. Ni los dedos le funcionaron, para buscar el ciberespacio y eyectar la “cargada de tigre” que la jugada santista le produjo y que lo dejó perplejo.
Todos esperaban que el presidente saliera a engañar al país, con supuestas “encrucijadas del alma”. No. Lo hizo con gran altura y con una maestría que ni su primo le había pescado.
Simplemente anunció que estría dispuesto a una reelección y que la anunciaría en su debida oportunidad, pero al mismo tiempo, armó su Fundación Buen Gobierno, con alfiles de primera, que sin aspavientos debe empezar a manejar la reelección, si es que Santos al final quiere seguir montado en ese potro.
Leyendo la letra menuda, la cosa no es tan inocente como se aprecia a simple vista. Ahí está la reelección por cuatro años –sin triquiñuelas ni atropellos a la Constitución- y seis más que ejercerá Germán Vargas Lleras, cuando se cambie la reelección por un solo sexenio.
Es decir: el chico se alargó y el uribismo, deberá esperar diez años, como mínimo para volver a jugar.
La jugada fue maestra y tiene todavía aturdidos a los que esperaban “apoderarse” del gobierno para reimplantarnos una política que, aparte de la seguridad, pocos resultados positivos nos dejó en infraestructura, desarrollo y anticorrupción.
Al mismo tiempo, quedó en la cuerda floja la aspiración del Procurador, quien alcanzó a poner en juego su puesto, si el actual gobierno lograba la paz. En forma temeraria, expresó: “prefiero renunciar”, si Colombia logra la paz, que según él, se negocia para la impunidad. Esa tesis del excandidato Procurador, la despedazó Santos, cuando afirmó que en los diálogos de paz, no está la impunidad. ¿Esperamos renuncia?
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