Buena noticia para el fútbol mayor de Colombia es que varios de sus artilleros regados por el mundo, estén en bonanza. Falcao García en Portugal, Adrián Ramos en Alemania, Hugo Rodallega en Inglaterra y Teófilo Gutiérrez en Argentina hacen parte de la vitrina goleadora. El mayor problema del técnico Hernán Darío Bolillo Gómez será hacer una buena convocatoria y ponerlos a funcionar.
A un poco más de setenta días de la Copa América en canchas de Argentina, el punto recurrente, para el caso de Colombia, es el problema de su falta de gol. Al lado de la decisión que se tome de ir al torneo sin la atadura de un reto mayor, salvo alistarse para las eliminatorias, o por el contrario, de enfrentarlo con la idea de cumplir un digno papel, la mayor preocupación de la crítica y la afición en general apunta hacia la orfandad ofensiva.
Hay datos inquietantes. Desde cuando reasumió funciones el técnico Hernán Darío Bolillo Gómez, en mayo del 2010, el equipo tricolor se ha ido en blanco en cuatro de los once encuentros disputados, dos de los cuales terminaron empatados a uno. La máxima producción no fue más allá de los dos tantos, frente a Venezuela (2-0) y Ecuador (2-0). El balance acumulado es de 9 anotaciones en 990 minutos de juego, como quien dice, un estallido cada 110 minutos, algo para la necesaria reflexión.
La mayoría de los expertos coincide en el diagnóstico: no hay conexión entre el medio campo y el ataque. Se pondera el esfuerzo defensivo, para mantener el cero, mientras lo demás queda sujeto al aprovechamiento del error del rival, los tiros de media distancia o el esfuerzo individual. El volumen ofensivo no aparece, por sustracción de materia.
Ante lo obvio, sería ilógico pensar que Gómez se haya hecho el desentendido con un problema de tal magnitud, imposible de soslayar por ir en contravía de la esencia y razón de ser el fútbol.
El asunto estriba en que sus conceptos táctico-técnicos quizás lo impulsen hacia la tendencia de moverse sin enlace, para concentrar las expectativas en lo que puedan hacer jugadores que si bien saben ir al ataque, se preocupan más por el blindaje de la retaguardia.
Al quedarse sin alimentadores, los delanteros se verían obligados a batallar ante murallas defensivas, con el exclusivo recurso de su capacidad individual o propia. Es lo que indica el enfoque a priori y desde luego de lógica elemental.
Como a veces llegar a lo sencillo parece ser complicado, y ante tal perspectiva, nada halagadora, habría que insistir en la necesidad de un reajuste sustancial que permita abrirle espacio a la creación y aumente las opciones de los cañoneros. Por la vía del simple impulso no se llega sino en ocasiones y cuando a ello se le suma la falta de puntería, el balance alcanza niveles de drama.
Tiempos de artilleros
No se sabe lo que sucederá durante los tres meses largos que restan para el arranque de la competencia, pero, entre tanto, resulta irresistible la alusión al efectivo desempeño que cumplen actualmente los más firmes candidatos para formar parte del ataque colombiano.
Desde Europa llueven las noticias sobre la notable producción de Radamel Falcao García, Hugo Rodallega y Adrián Ramos, para no alargar la lista por ese lado. Al mismo tiempo, en el cono sur americano, sobran los elogios para Teófilo Gutiérrez, rescatado de una tortuosa aventura por el fútbol turco.
Falcao, samario de 25 años, es uno de los hombres claves de los dragones del Porto de Portugal, de poderosa eficacia goleadora, hábil regate, inteligencia para hacer del área chica un sitio de explosión, cabeceo implacable y remate fácil con la pierna izquierda o a la derecha.
El repaso de su carrera indica que, desde el estreno con River Plate de Argentina en el 2005, tras un rápido tránsito por el equipo Fair Play de Chía en la segunda división colombiana, Falcao dio a entender que estaría entre los elegidos del área chica. El proceso bonaerense comenzó cuando se asomaba a la adolescencia, sobre el filo de los 14 años.
Con una cifra superior a los 50 tantos en el fútbol argentino, se produjo la oferta desde Portugal, donde el Porto le tomó la delantera al Benfica para quedarse con los servicios del ariete colombiano. Un contrato de cinco temporadas lo puso en el sitio preciso. Hoy, en los umbrales de los 190 partidos y por encima de las 100 conquistas, pisa firme entre los consagrados y empieza figurar en las listas de algunos clubes de las llamadas grandes ligas.
Falcao fue determinante para que el Porto avanzara a las semifinales de la antigua Copa de la UEFA, ahora Liga de Europa, y, antes de la serie contra el Villarreal de España, encabezaba la tabla por el botín de oro del torneo con once dianas. En el campeonato lusitano ocupaba el segundo lugar (14), detrás del brasileño Hulk (22), compañero de divisa.
La pregunta obvia de los aficionados (y de los analistas) no podría ser otra: ¿por qué Falcao le rinde tanto al Porto y se queda corto cuando le toca el turno en Colombia? La respuesta tampoco se hace esperar: allá le sirven balones que acá no ve ni en las curvas.
La misión de Gómez, si decide aceptarla (como decían en el célebre programa televisivo de Misión Imposible) sería la de conseguir que produzca en la selección tal como lo hace en el equipo portuario. Ni más ni menos.
El vallecaucano Hugo Rodallega, al servicio del Wigan de Inglaterra, un equipo de los que suelen luchar por la permanencia en la división de honor, también realiza la tarea como punta de lanza. A los 25 años de edad, ajusta su tercera temporada en el exigente fútbol inglés, con saldo de 21 goles, un logro valioso y meritorio. En la actual campaña se anota ocho. Los 34 que convirtió durante su paso por México, a donde llegó tras sobresalir con Quindío y Deportivo Cali en Colombia, le sirvieron como pasaporte de primera línea para el vuelo hacia los dominios de la Rubia Albión. No tiene el corte técnico de Falcao, pero en cambio combina fuerza, velocidad y potencia a la hora de buscar el arco adversario.
Rodallega hizo historia desde los inicios de su carrera, como ganador del botín de oro del suramericano Sub-20 que se adjudicó Colombia del 2005 en el Eje Cafetero. Once goles en su cuenta lo tienen todavía con marca indestronable en el historial de ese torneo. El último intento, sin éxito, lo hizo hace poco el brasileño Neymar, nueva joya de la corona, en canchas peruanas.
Para cerrar el capítulo del viejo continente, es preciso hablar del caucano Gustavo Adrián Ramos Vásquez, también de 25 años de edad, de consagratoria actuación en Alemania. A pesar del descenso a la segunda división de la denominada Bundesliga, se mantuvo en las filas del Hertha Berlín, club al que está ligado desde el 2009. Su cuenta europea va en 23 goles. Es un jugador de los que encajan en los planes de Gómez, porque no obstante su condición de atacante, sabe moverse desde atrás y hace su aporte defensivo. Veloz y recursivo, hace de la zona izquierda su tierra prometida.
Ramos atraviesa por un momento de notable brillo, y se estima que no debe demorar su traspaso a uno de los equipos de mayor raigambre en el medio del viejo continente. Ya le han tocado la puerta varias veces.
El grupo de los notables se cierra en Argentina con el barranquillero Teófilo Gutiérrez, quien atrae la atención de los críticos por su buena campaña para el Racing de Avellaneda.
Teófilo, de 25 años, está cerca de las 60 anotaciones, dentro de una trayectoria cercana a los 120 partidos. Y eso que tuvo que aguantar un poco la banca en el Júnior antes de recibir la oportunidad esperada, que le dio el colombo-uruguayo Julio Avelino Comesaña.
Una cosecha de 42 goles para el cuadro rojiblanco le despejó la ruta hacia el fútbol turco, donde lo contrató el Trabzonspor, uno de los buenos equipos de la nueva generación en aquellos linderos. La experiencia parecía resultar prometedora, pero Gutiérrez no pudo adaptarse en lejanas tierras, y cuando se creía que había superado la prueba, decidió abandonarlo todo y regresar a Colombia en medio del disgusto y la protesta de los dirigentes otomanos.
Fue necesaria una larga espera para que las aguas se calmaran y surgiera una fórmula conciliadora, que lo situó en la ruta de Buenos Aires. Entonces, Teófilo firmó para el Racing, recuperó la alegría y volvió a sentir la emoción del idilio con las redes.
Gutiérrez es un delantero funcional en todo sentido. A su eficacia natural le agrega una alta dosis de capacidad colectiva y solidaria. Suele ser un aliado incondicional del compañero que está en posición anotadora.
Francisco Maturana, director técnico y de desarrollo de la Federación Colombiana de Fútbol, dijo en Barranquilla, donde asiste a las finales del nacional infantil, que “Teófilo es muy parecido a (Víctor) Aristizábal; cuando no hace gol, él hace que otros lo hagan….Juega bien, sabe salir, hacer una pared, induce, pone pase-gol y define bien” (2). Maturana se refirió a Carlos Bacca, otro de los artilleros que se asoman con fuerza: “…está demostrando autoridad como atacante. La Costa produce buenos delanteros y eso es un hecho significativo; que hay que arreglarles la cabeza, sí, parece que sí”. Al compararlo con Gutiérrez, anotó: “con Teófilo se empiezan jugadas y con Bacca más bien se terminan”. (3)
Debe entenderse, por lo demás, que cuando hacemos mención de Falcao, Rodallega, Ramos y Gutiérrez, en modo alguno pretendemos ser excluyentes, porque sin duda Colombia dispone de una buena despensa de talentos para la búsqueda del gran tesoro. Algunos, como Bacca, Dayro Moreno o Wason Rentería, se encuentran en el país y Gómez tendría que evaluarlos a la hora de las convocatarias.
Las próximas fechas FIFA quizás sirvan para detectar los planes definitivos del técnico hacia la Copa América y las eliminatorias. Sin embargo, decida lo que decidiere, siempre se verá obligado a pensar en la solución del déficit atacante. No hay manera de eludirla.
La FIFA y los estadios
Por estos días debía producirse una nueva visita de los comisionados de la FIFA, para inspeccionar las obras de adecuación en los estadios que serán escenarios del campeonato mundial Sub-20 del presente año.
Existía el temor de algunas de las sedes no pudieran cumplir a tiempo con el llamado cronograma de trabajos, sin que por ello se pusiera en peligro la realización del torneo universal que ya está encima.
Las peores sensaciones en ese aspecto se producían desde Cartagena y Cali, donde todavía quedaba bastante por hacer. En las demás plazas (Bogotá, Medellín y el Eje Cafetero), todo parecía marchar dentro de lo previsto.
Un hecho que se hizo claro con motivo del mundial es que Colombia no tenía estadios que llenaran los requisitos mínimos de comodidades modernas, al estilo de otros países, no siempre del mundo desarrollado. Por lo tanto, tampoco fue un simple capricho de la FIFA cuando hizo recomendaciones para ponerlos al día. Se estima que, si no hay entuertos con el empleo de materiales de segunda o mano de obra inadecuada, el país podrá reclamar un puesto de vanguardia en materia de instalaciones futboleras.
Los equipos colombianos, que hoy se quejan porque no pueden usarlos ante la inminencia del Mundial, serán, a la postre, sus grandes beneficiarios. Sólo se espera que contribuyan a su cuidado y hagan el máximo esfuerzo por elevar la calidad del espectáculo. La nueva cara de los estadios amerita el cambio.
Tiros cortos
*El fútbol profesional en Colombia es inviable, se dice en los medios de la dirigencia nacional de ese deporte, que acusa una de sus peores épocas en cuestiones de administración y manejo financiero. Se entiende que paga las consecuencias de un estilo directivo que permitía engrosar las arcas de los empresarios o “accionistas mayoritarios” mientras el llamado club socializaba las pérdidas. También se sienten los coletazos de la desbandada de los “mecenas” que hacían correr como ríos de miel recursos incalculables. Aterrizado en medio de las dificultades, el fútbol rentado no tendrá salida distinta de la de ajustarse el cinturón, racionalizar los medios y cumplir las normas de la seguridad social. Los tiempos de la cometa no volverán.
*El futuro del Unión Magdalena, que llegó a ser un temido “ciclón bananero”, campeón de 1968, se complica cada vez más. Sus seguidores ya ni siquiera parecen alimentar la ilusión de volverlo a ver en la categoría A, después de revisar la tabla de la B y comprobar que se debate en el infierno del sótano. El retorno del temperamental Eduardo Julián Retat al banco de la dirección técnica no se ha traducido en cambio alguno, salvo por el acelere hacia la debacle. ¿Podrá salvarse la vieja divisa samaria? Es la pregunta que ronda por el camellón y las inundadas calles de la capital del Magdalena, sin respuesta convincente a la mano. Los optimistas de siempre se aferran a la esperanza y a las oraciones del Padre Alberto Linero, porque “el que busca, halla, y al que pide se le da”.
*El juvenil delantero Luis Fernando Muriel, nacido en Santo Tomás, Atlántico (abril 16 de 1991), cayó en desgracia con el club Granada, de la segunda división española, y fue devuelto al Udinese de Italia, dueño de sus derechos deportivos. Había llegado a la península ibérica en calidad de préstamo, animado por el deseo de ratificar sus condiciones goleadoras, pero al cabo de los días y de los meses, el entusiasmo le dio vía al desaliento y a la indisciplina laboral. Muriel se fue a Europa sin haber cumplido los 19 años, impulsado por una deslumbrante demostración de efectividad y técnica con el Deportivo Cali. Al no encontrarle espacio en su plantel, el Udinese le cedió al Granada, quizás convencido de que allí podría consolidar su forma deportiva y personal. Pero el experimento resultó fallido y ahora Muriel vuelve a Udine para someterse a una especie de readaptación, con “un plan específico de entrenamientos para su correcta formación física” (1). Se espera que el joven talento entienda que tiene calidad, pero no puede renunciar a las exigencias de un trabajo profesional. Así no es la cosa. Mientras tanto, Colombia todavía lo incluye entre sus candidatos para integrar la selección del Mundial Sub-20. Ojalá logre ponerse a tono.
*Las marrullerías o avivatadas, para burlarse del espíritu del juego limpio, por desgracia, se dan silvestres en diversas esferas del mundo deportivo. Para el caso del fútbol, es frecuente ver a jugadores que provocan tarjetas amarillas para limpiar su expediente y poder actuar en partidos decisivos. La orden viene del banco y sin ocultarlo, para colmo de la desvergüenza. En los pasillos de la Unión Europea (UEFA) se preocupan por la perniciosa costumbre, y tratan de salirle al quite. En Colombia, por cierto, también se cuecen esas habas. El mal ejemplo cunde. ¿Qué tal si los árbitros se pellizcaran para frenar esas burlas? Sería aleccionador.
(1) Comunicado del club Granada.
(2 y 3) El Heraldo de Barranquilla, 19-04-11.