Escándalo en ciclismo por un uniforme “atrevido”

Por: Rufino Acosta Rodríguez

El uniforme del equipo femenino de ciclismo de Bogotá (Foto tomada de: www.clarin.com)

El uniforme del equipo femenino de ciclismo de Bogotá (Foto tomada de: www.clarin.com)

No fue sino que pusieran a circular la foto tomada durante la presentación del equipo en Toscana, Italia, a donde acudía con el fin de  tomar parte en una prueba de tres días, para que se alborotara el avispero en distintos medios y las redes digitales. El uniforme del equipo femenino de ciclismo de Bogotá, que en su combinación de colores “incluye un tono piel en la zona del vientre y la pelvis” (1), mereció toda clase de comentarios y en algunos casos fue considerado “impúdico”.

El diseño del escándalo, comidilla en las redes, también recibió notas descalificadoras por parte de  medios del exterior y la propia Unión Internacional de Ciclismo (UCI) que acuden a términos como “horrible”, “atrevido” e “inaceptable”. Fue obra de una de las corredoras del equipo, Angie Tatiana Rojas, quien se alarma por la reacción desproporcionada al darle una interpretación morbosa, y advierte que tuvo el visto bueno de los patrocinadores, el Instituto Distrital de la Recreación y el Deporte, la Fundación San Mateo y Solgar. Negó también que se tratara de un acto de mercadeo.

Algunos internautas consideraron la polémica refleja un tanto de mojigatería, otros pidieron fijarse más en el ser humano que en un uniforme y no faltaron los que pidieron dejar a un lado el voyerismo para concentrarse en el ciclismo.  Al lado de las diversas reacciones, creemos que se debe mantener un mínimo de respeto por la dignidad de las jóvenes ciclistas que se esfuerzan en las carreteras sin pensar en el impacto de un uniforme.

Lo deportivo

Mientras dejamos atrás la polémica por el uniforme que la Unión Internacional de Ciclismo consideró  “inaceptable” y fue objeto de debate en las redes sociales, y ante la lógica inquietud periodística,  lo justo es informar sobre la carrera y el desempeño de las colombianas.

El país se hizo presente en el “Giro Della Toscana Femminile-Memorial Michaela Fanini “ 2014, con el equipo del IDRD-Bogotá Humana-San Mateo-Solgar, integrado por Laura Lozano, Angie Rojas, Lina Dueñas y Argenis Orozco (Bogotá); Ana Cristina Sanabria (Santander) y Luz Adriana Tovar (Cundinamarca), bajo la dirección técnica de Jorge Tenjo. También se alineó en el grupo general la quindiana Serika Mitchel Guluma Ortiz, pero en representación del equipo italiano Vaiano Fondriest. Serika, nacida el 16 de julio de 1990 en Calarcá, ya  tiene una amplia y meritoria campaña internacional. Desde 1908 empezó a mostrar condiciones y por sus brillantes actuaciones atrajo la atención de su actual escuadra.  Ocupa la posición número 123 en los listados de la UCI, con 42 puntos.

 Según lo indica el portal Los-Deportes-Info, en la Toscana se corrieron  tres etapas (una contra el cronómetro) y el título  correspondió a la estadounidense Shelley Old-Evans, de la divisa Alé-Cipollini de Italia, con tiempo acumulado de 5.50.07. La mejor de Colombia fue Serika Mitchel Guluma Ortiz (Vaiano Fondriest, Italia), en la casilla número 19, a 1.24. En la clasificación solo aparecen dos de las corredoras del IDRD: Laura Camila Lozano Ramírez, en el puesto 41, a 5.49, y Luz Adriana Tovar, quien ocupó el 75 a 19.02. Cabe advertir que entre las mejores 25 de las tres etapas de la prueba, la única que figura es Serika, novena en la contrarreloj de 2.2 kilómetros, a 0.07 de Shelley Old-Evans; vigésimaprimera en la segunda, 133.6 kilómetros, con el mismo tiempo de Shelley (3.16.34) y vigésima en la tercera, 96.3 kilómetros, a 1.16 de la polaca Malgorzaqta Jasinska (2.30.37).

Con todo esto esperamos resolver en parte las inquietudes del público en general y de los colegas que se preguntaban por qué nadie hablaba sobre los resultados. Todo ello en medio de los ecos por el bendito uniforme.

1) El Tiempo, 15-09-14.

Sobre Rufino Acosta

Periodista y abogado. Se inició en el programa Deporte al Día, de La Voz de Santa Marta, en 1960. Trabajó con El Informador de la capital del Magdalena entre 1961 y 1964. Fue corresponsal de El Espectador en 1964 y desde 1965 hizo parte de la redacción deportiva en Bogotá, hasta su retiro en 1998. Estudió Derecho en el Externado de Colombia (1965-1969). Afiliado al CPB y Acord Bogotá.

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