Por: Antonio Andraus Burgos
Los resultados de las series divisionales confirman, una vez más, que el béisbol es impredecible. La final de la Liga Nacional estará a cargo de los Cardenales, de San Luis, y los Gigantes, de San Francisco.
A todos nos han enseñado que dos más dos, son cuatro. Y que cinco más cinco, son diez. Eso es muy cierto, pero en las cosas del béisbol, parece que las matemáticas engañan, o por lo menos, no ofrecen el suficiente respaldo para insistir en que los mejores guarismos son el resultado de contar con el mejor equipo.
Y todo eso se resume en lo que acaba de resultar en las confrontaciones de las series divisionales de las dos ligas, cuando los clubes más valiosos de la campaña regular, se han quedado por fuera de la contienda, mientras que las dos novenas que llegaron con la tarjeta de invitación, ya están en las finales de sus respectivos circuitos.
Cómo explicar en estos momentos, que los Angelinos de California, la mejor divisa de la contienda de todas las Grandes Ligas en este 2014, con 98 triunfos y 64 derrotas y ocupar la sexta casilla a la ofensiva, con 259 de promedio, esté por fuera de la contienda por la corona de la Liga Americana, mientras que los Reales de Kansas City, con 89 triunfos y 73 reveses, y cuartos con el uso del madero, con ofensiva de 263 puntos, ¿aparezca en el calendario por la disputa del título?
Y ni qué decir de los Nacionales de Washington, la novena líder de la Liga Nacional, con 96 ganados y 66 perdidos, primeros en efectividad de su cuerpo de lanzadores con 3.03, queden eliminados; y los Gigantes de San Francisco estén camino a disputar el titulo del Viejo Circuito, con 88 triunfos y 74 derrotas, ocupando la décima casilla en carreras limpias permitidas con 3.50, al derrotarlos en cuatro sensacionales desafíos, ¿ganándoles dos veces en Washington y una vez en San Francisco?
Es que en el béisbol, cuando se acaba el calendario regular de juegos, es borrón y cuenta nueva. Es decir, nada de lo que ocurrió en la campaña de los 162 partidos, suman o restan para las series divisionales, series de títulos y Serie Mundial.
Por eso hemos sostenido a muchos colegas y amigos, en controversias con altura y llenas de sabor a mucho béisbol, que las matemáticas a veces engañan en las cosas del béisbol. No otra cosa se puede esgrimir cuando se trata de analizar los numeritos de los equipos en esta fase de la contienda por el gran título de la Serie Mundial, que este año empezará a disputarse el 21 de octubre venidero.
Los que se quedan
En la Liga Nacional, la final estará a cargo de los Gigantes de San Francisco y los Cardenales de San Luis, quedándose por fuera de la competencia los encopetados Nacionales de Washington y los respaldados y favoritos, Dodgers de Los Ángeles, las dos novenas que, de acuerdo con las estadísticas de la temporada, debían estar en busca del título del Viejo Circuito.
Si no fuese por un lamentable error del lanzador zurdo Madison Bumgarner, en la apertura del séptimo episodio del tercer juego que se efectuó en el parque de pelota de los Gigantes, los invitados a la fiesta hubiesen aplastado en tres partidos a los Nacionales. Ese error, cuando al recibir un toque de bola en vez de hacer out en la primera base decidió enviar la esférica a la tercera almohadilla, en busca de poner fuera de juego al hombre más adelantado de los rivales de turno, desafortunadamente fue a detenerse en el bosque izquierdo, causó indudablemente la derrota a San Francisco, al permitir par de carreras que finalmente evidenciaron la gran diferencia en el tablero del encuentro.
Pero bueno, en el cuarto desafío, también con muchos errores, los Gigantes cargaron con la victoria 3 carreras por 2; luego de ganar el primer compromiso por el mismo tablero, y el tercero 2 carreras por 1, en el maratónico partido de 18 entradas, con 6 horas y 23 minutos de juego.
No hay que olvidar que los Gigantes se clasificaron para intervenir en la serie divisional en el partido por la disputa del comodín, venciendo a los Piratas, 8 carreras por 1, cuando la representación de Pittsburgh tuvo numeritos más valiosos en la campaña regular que la novena de la bahía de San Francisco.
Frente al mejor
Y los Cardenales de San Luis, un equipo luchador, con una nómina combinada de veteranos y novatos, con un cuerpo de lanzadores que siempre está dispuesto a ofrecer lo mejor desde la loma de los sustos, se deshizo de los afamados y bien calificados Dodgers de Los Ángeles, en cuatro también espectaculares partidos, en donde, por lo demás, se dieron el lujo de vapulear al mejor lanzador de la Liga Nacional y del béisbol de las Grandes Ligas de este 2014, como lo es el zurdo Clayton Kershaw, a quien masacraron en el primer encuentro y al que superaron en el cuarto juego.
Los Cardenales nunca se amilanaron frente a sus poderosos rivales, y desde cuando se adjudicaron la primera victoria en el primer juego en Los Ángeles frente a Kershaw, no había duda alguna que si se presentaba la derrota finalmente en la contienda divisional, iba a venderla bien cara.
Los Dodgers fueron mejores que los Cardenales en las tablas de las estadísticas de la Liga Nacional y del béisbol de las mayores. Fueron terceros a la ofensiva con 263 de promedio; contra 253 de sus contrincantes divisionales; ganaron 94 partidos y perdieron 68, frente a 90 victorias y 72 derrotas de los Cardenales; tuvieron registro de 3.40 carreras limpias por juego, contra 3.50 de San Luis, es decir, sobre el papel y durante la temporada, los Dodgers superaron en todo a los Cardenales.
Empero, los muchachos de Mike Matheny se las ingeniaron para aprovechar todas las oportunidades que dieron los dirigidos por Don Matingly, en los cuatro partidos de la divisional. Cuando parpadeó Kershaw en el séptico acto del primer juego, le batearon con libertad seis inatrapables y le fabricaron racimo de cinco anotaciones, y tres más con un leñazo de cuatro esquinas de Matt Holliday, frente una oferta del relevista Pedro Báez, con dos corredores en las almohadillas, uno de ellos dejado por Clayton en circulación, los Dodgers se fueron al piso, pues en seis entradas completas ganaban 6 carreras por 2. Finalmente triunfaron apretadamente los de San Luis, 10 carreras por 9.
Los Dodgers ganaron en el segundo choque 3 carreras por 2, y con la serie igualada a una victoria por equipo, viajaron a San Luis para los partidos tercero y cuarto. Los Cardenales se impusieron en el tercero, por tablero de 3 carreras por 1, y volvieron a triunfar en el cuarto, también ante Clayton Kershaw, en esta oportunidad por pizarra de 3 carreras por 2, en otro sensacional choque beisbolero que tuvo suspenso de principio a fin.
En una réplica del primer compromiso, Kershaw no pudo terminar el séptimo acto. Fue en ese capítulo cuando le volvieron a sonar la esférica para perder el juego, tras amarrarlos a un solo incogible en los seis primeros capítulo, un cuadrangular de Matt Carpenter en el tercero, cuando los Cardenales tomaron ventaja. Los Dodgers igualaron las cifras con triple de Yasiel Puig y doblete de Hanley Ramírez, en la apertura de sexto.
La pizarra estaba empatada a una carrera por bando, y Yadier Molina le pegó doblete; Jon Jay se sacrificó para avanzar a Molina hasta la tercera. Y luego, el segunda base, Kolten Wong le despachó soberano cuadrangular por el bosque derecho, para desempatar el tablero y dejarlo 3 carreras por 1, a favor de los Cardenales, con el cual concluyo el desafío.
Todo lo demás, ya es historia. Los Cardenales se alzaron con la victoria y capturaron el pasaporte para discutir el titulo de la Liga Nacional frente a los Gigantes de San Francisco.
¿Se dan cuenta por qué sostenemos que en el béisbol las matemáticas engañan? Todos los guarismos de los Dodgers indicaban sobre el papel, tener una novena más fuerte y aguerrida que los Cardenales, pero en una serie tan corta y arrancando del borrón y cuenta nueva, todo podría pasar, y efectivamente, pasó…
Hace un año, los Cardenales también eliminaron a los Dodgers antes de llegar a la disputa de la Serie Mundial. Y el zurdo Kershaw, seguro ganador una vez más del codiciado trofeo Cy Young, y cuidado que puede resultar elegido igualmente como el Más Valioso de la Liga Nacional, y siendo el mejor serpentinero, sin duda alguna, hoy día en el béisbol de las Grandes ligas, no ha podido ganar un juego de valía en la postemporada.
Así de difícil es el béisbol y así de fácil comprobarse que las matemáticas en el béisbol, pueden ser un espejismo.
Final de la Nacional
La disputa del título de la Liga Nacional correrá por cuenta y riesgo de los Gigantes de San Francisco y los Cardenales de San Luis, con pequeñas diferencias en el accionar de uno y otro equipo, en la contienda regular de la jornada de este 2014. Pero los numeritos señalan muchas igualdades que, por el momento, no permite presagiar ventaja amplia para ninguna de las dos divisas.
Muestran empate en el trabajo de los lanzadores con una compilación de 3.50 carreras limpias por juego; con el uso del madero, los Gigantes superan a los Cardenales, con promediado de 255 puntos contra 253; y en juegos ganados y perdidos, San Luis tiene 90 victorias frente a 72 derrotas, mientras que San Francisco sumó 88 victorias y 74 reveses.
La corona de la Nacional empezara a disputarse el sábado 11 de octubre, en el parque de pelota de los Cardenales, en donde se efectuarán los dos primeros compromisos. Luego la serie, pactada a siete encuentros para declarar campeón del circuito al ganador de cuatro partidos, se trasladará el martes 14 de octubre, al estadio de San Francisco, después del día de descanso el lunes 13, en donde están programados los partidos tercero, cuarto y quinto, éste último, si es necesario desarrollarse.
Y si por esas cosas del béisbol la final se prolonga hasta los encuentros sexto y séptimo, se volverá a jugar en el parque de San Luis, un escenario que no es desconocido para los Gigantes y por supuesto, mucho menos para los Cardenales.
Bruce Bochy está pensando seriamente si abre la serie con Jake Peavy en vez del zurdo Madison Bumgarner, en casa de los Cardenales. O si finalmente, ese sería el uno-dos de sus lanzadores para los dos primeros partidos en casa de los Cardenales. Pero los de San Luis y Mike Matheny, tienen firme para abrir la contienda con su estrella Adam Wainwright, y en el segundo, John Lackey, ante sus aficionados que no hay duda, colmaran el Busch Stadium. Y luego mirarán el resto del camino, con Lance Lynn y Shelby Miller, todos con suficiente descanso para hacerle frente a los temibles Gigantes.
Con el pálpito que nos ofrece el béisbol durante tantos años de trajín, creemos en que los Cardenales de Mike Matheny, ex receptor de ese club y de los mismos Gigantes, y estratega del San Luis en las últimas tres temporadas, ganador igualmente de la misma cantidad de títulos como capataz por el titulo de la Nacional, debe ir a la Serie mundial… pero otra bofetada, nada inesperada por cierto, nos pueden dar los Gigantes de Bruce Bochy y sus muchachos…