Por: Carolina Cano Cassiani y Roy Ardila Pardo
Desde el pasado primero de enero, día en que Ricardo Jerónimo Valderrama Fonseca asumió como Alcalde del municipio de Sopó (Cundinamarca), se nota un ambiente de tranquilidad en las calles de este municipio ubicado el norte de Bogotá.
Valderrama Fonseca es un soposeño de 35 años, hijo de Carlos Valderrama y Margarita Fonseca. Estudió su primaria en la escuela Marco Fidel Suárez y el bachillerato en el colegio Pablo VI, ambas instituciones ubicadas en este municipio. Luego se graduó como abogado de la Universidad Nacional de Colombia, en donde también cursó estudios de ciencias políticas. En su tiempo libre, el alcalde de Sopó se dedica a trabajar la madera, labor que aprendió en la Escuela de artes y oficios Santo Domingo en Bogotá.
Desde muy joven se interesó en la política, fue representante estudiantil ante el Consejo Directivo en el Colegio Pablo VI; participó como ciudadano en el Consejo Territorial de Planeación de Sopó y fue concejal del municipio en el período 2008-2011, habiendo presidido, en el 2009, dicha institución. Además ha asesorado a municipios y empresas en ordenamiento territorial y urbanismo.
Un líder que le apuesta al verdadero liderazgo
Valderrama Fonseca fue elegido alcalde de Sopó avalado por el Partido Verde, grupo político que llegó a este municipio en el año 2007, elecciones en las que el actual alcalde fue elegido concejal para el período 2008 – 2011. Hoy con tres ediles, el Verde, es uno de los partidos más importantes del Concejo, y así lo demostró en las pasadas elecciones en las que obtuvo 1763 votos.
La comunidad soposeña espera un gran cambio con la llegada de esta nueva administración municipal, ya que en los últimos años en Sopó la alcaldía venía siendo liderada por supremos “Yo”, lejanos del verdadero pilar de un pueblo: su gente. La ciudadanía sabe que en Sopó esos hábitos dictatoriales empiezan a cambiar, al igual que las dinámicas de trabajo, de participación y de elección.
Los habitantes de Sopó eligieron a una persona que le apostó a nuevos métodos de liderazgo y se enfrentó a las formas más tradicionales de hacer política. Una persona que sin lanzar ráfagas de promesas sedujo a un gran número de votantes, este vez, con criterio propio y opinión, quienes comprendieron que la democracia es una forma de convivencia y que un voto vale más que un jugoso pedazo de carne, bebidas de barra libre, o unos cuantos miles de pesos.
Desde el proceso electoral Valderrama y su equipo demostraron que cuando se actúa con dedicación y responsabilidad los resultados son enriquecedores. Con él, la gente participó en una campaña ante todo pedagógica, lúdica, donde después de cada intervención y cada actividad se aprendía algo nuevo, y al estilo de las mejores fábulas siempre quedaba una moraleja. Algo admirable es que se trató de una campaña libre de dineros de dudosa procedencia, porque cada vez que se presentaban ofertas de este tipo, hechas por personas, mucho más dudosas, se tuvo el coraje necesario para rechazarlas y seguir adelante con la frente en alto.
En octubre de 2010, en Sopó, llegó al poder un hombre sencillo, respetuoso de su gente, conocedor de las problemáticas de su territorio y que profesa un amor visceral por su pueblo. Pero también un joven que con su honestidad es capaz de generar en los simpatizantes de la corrupción, una incómoda sensación de preocupación y malestar, porque saben que en los próximos cuatro años no habrá lugar para el despilfarro ni el abuso de los recursos públicos de nuestro municipio.
El nuevo alcalde de Sopó pertenece a la generación de la construcción y el cambio, promueve la participación, el trabajo colectivo, la toma de decisiones y nos invita a que desde nuestro pueblo le demostremos a Colombia que se puede gobernar con total transparencia, honestidad y compromiso con la ciudadanía. Aunque lo anterior suene a un mundo feliz, lo mejor de esta historia es que con Jerónimo Valderrama en la alcaldía existe un aire de confianza y credibilidad. Los habitantes de este municipio están convencidos del eslogan propuesto por Valderrama: Sopó lo construimos todos. Y Sopó aspira a ser un ejemplo de verdadera democracia participativa.