En este país de la justicia espectáculo, ya nadie sabe qué camino tomar, frente a la lluvia de inculpaciones que se ciernen, sobre quienes tienen el infortunio de haber adjudicado un contrato, desempeñado un cargo público, realizado una obra o suministrado servicios al Estado.
No todos los investigados han incurrido en desmanes, corruptelas o fallas, porque las autoridades encargadas de vigilar la cosa pública, tienen que apersonarse de cuanta queja se recibe, a través de denuncias y oficios respaldados o cartas anónimas.
Son millares los contratos o convenios que firman las diferentes entidades del Estado, en los campos nacional, departamental o municipal y, en general, todos se cumplen, pero aparecen los tradicionales lunares, que se aprovechan de la confianza que los mandatarios depositan en ellos, para atracar las arcas del estado y despojar a esta sociedad de sus dineros.
El más sonado caso, es el de los Nule, porque azotó a la capital del país y, aunque estos “ladinos cuellos blancos”, han asaltado las bóvedas del Estado en todos los órdenes, solo la atención se ha fijado en las obras de la calle 26.
Se diluyen los otros pillajes, con las dobles calzadas, túneles, acueductos, interventorías y demás que el “impoluto” ex ministro Ariel Gallego les entregó, sin mayores garantías y que hacen parte del billete que gastaban y seguirán derrochando a manos llenas los saqueadores en cuestión.
Efectivamente pasan por alto esas millonadas, porque el anterior gobierno dejó vencer los términos contenidos en los contratos.
Solo cuando el gobernante de Bogotá, hizo las reclamaciones y puso el caso en manos de las autoridades, se armó la grande y se aprovechó este hecho, para montar el “tocosamy” (todos contra Samuel) y colocar el velo que tapara el resto de cosas.
Hay hechos que deben ser investigados a fondo, para descubrir actuaciones corruptas que puedan haber ocurrido, pero no aprovechar la situación para aplicarle, como parece, la impronta política que ya es característica del Procurador, que entre su fanatismo ideológico -religioso y el afán de salir a la pantalla de la justicia espectáculo que reina en Colombia, se apresura a encontrar culpables e inocentes, según sus necesidades.
Son tantas y tan protuberantes las mentiras que los Nule han regado, y la gente que han inculpado, que para un juez imparcial, será difícil fallar en derecho. Estos delincuentes han aprovechado el confuso, experimental y foráneo Sistema Penal Acusatorio, para enlodar a Raymundo y todo el mundo, buscando que la condena que les espera, sea mínima, porque necesitan salir rápido a disfrutar de nuestro dinero en Dubái y demás paraísos en donde tienen “encaletada” la plata de este sufrido, empobrecido y paciente pueblo.
Entre tanto, el “tocosamy”, sigue marchando para desprestigiar al alcalde, cuya única falla, fue abrir simultáneamente centenares de obras, seguramente con el afán de resolver de una, todos los problemas de movilidad y otras yerbas que heredó.
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