Hoy quiero rendir homenaje póstumo a un restaurante que murió hace poco y realmente no sé cuándo ocurrió el hecho, pues no fue sino hasta hace unos días que me entere, que el Refugio Alpino dejo de existir después de más de 50 años continuos de labores, los cuales trascurrieron, en el mismo lugar de siempre Calle 23 abajo de la Séptima, en el centro de Bogotá.
Así que como quien dice, vivió y murió en su ley, con la misma calidad de siempre, en un día a día idéntico al anterior, que es lo que hace realmente bueno a un restaurante, que su comida no sea ni mejor, ni peor, sino siempre igual para que cada vez que uno vaya, sepa a priori con que se va a encontrar.
Valiente es el mantenerse por tanto tiempo sin necesidad de hacer cambios al Menú: el Steak Bernesa, mi favorito, siempre espectacular, el Lomito Alpino con su salsa de higaditos de pollo sensacional, el Steak Faruk al punto y los Escargots Bourgignon fuera de serie.
También había Fondue, de carne y de queso, y al pasar de los años siguieron sirviendo a diario su guarnición de habichuelas en leche, (Habichuelas a la Bogotana), fieles al más típico Estilo Imperial Sabanero.
Tras pasar la puerta de vidrio que daba a la calle aparecían unas cortinas piso – techo, tipo europeo más bien demodé y detrás de estas el gran salón. No sé cuántas mesas había, tal vez no más de 70 puestos, pero siempre estaba lleno o por lo menos se veía lleno.
Y ni en sus más grandes momentos de gloria hubo que hacer reservaciones, su Maître siempre consiguió acomodar amablemente a la clientela, que modestia aparte estuvo compuesta desde por Presidentes de la Republica hasta personajes de las artes y la cultura, pasando por Ministros, Embajadores y lo mejorcito de la sociedad bogotana.
La decoración de sus paredes forradas en tela y con paneles de madera estaba compuesta por viejos, oxidados y un poco mugrientos skies, palos de esquiar y banderas, había muchas banderas. Paisajes bucólicos suizos también hacían parte del conjunto y viejas botellas vacías de Chianti colgaban de las vigas, haciendo parecer el sitio a un refugio de invierno en Los Alpes.
Es una lástima que hasta los buenos y los grandes se vayan, debe ser ley de vida pero mi reconocimiento y una Medalla para este icono de la gastronomía bogotana, a quien me atrevería a mencionar al mismo tiempo con otros grandes como pueden ser el Grand Vefour de Paris, el Set Portes de Barcelona o Le Madri de New York, guardadas las proporciones.
El Refugio Alpino
Calle 23 # 7 – 49
284 6515
Bogotá – Colombia
Fundado en 1963
$60.000 en promedio