¿Hasta dónde llegará Colombia?
Por: Rufino Acosta Rodríguez
El técnico José Pekerman dice que hará “un gran torneo”, Pelé la da entre los favoritos y un banco de inversión dice que será eliminada por Italia en la segunda ronda, pero el portugués José Mourinho la descarta desde la primera vuelta. Una fiesta costosa.
Se puso en marcha el vigésimo mundial de fútbol de la historia, que podría estar nublado por protestas y represiones, al que Brasil le ha invertido cerca de quince mil millones de dólares para presentar 12 estadios y algunas obras de infraestructura. Se estima que la multinacional FIFA se llevará un botín neto de 4.000 millones de dólares, libre de impuestos, apenas por otorgar la sede y permitir que usen su nombre. El llamado coloso suramericano tiene la expectativa no solo de ganar su sexto título sino de recuperar por la vía del turismo buena parte de lo gastado, algo que está por verse. El estreno fue con triunfo de 3-1 sobre Croacia, después de una inauguración de poco brillo.
Los visitantes o turistas se encuentran con la realidad de altos precios en hoteles, transporte y alimentación. La euforia por la fiesta del fútbol no basta para disfrazar los enormes costos, que suponen pagos de habitación en alojamiento promedio por 1.500 dólares noche.
La boletería es otro filón. Los precios oscilan entre los 90 y los 990 dólares, si se obtienen en taquilla, tarea imposible, pero la reventa los pone por las nubes. Se estima que siete partidos, los que jugarían los finalistas, tendrían un valor mínimo de 3.000 dólares.
Para el caso de los medios de Colombia, que se desplazan con cerca de ciento cincuenta enviados especiales de prensa, radio y televisión, hay que sacar calculadora, porque las cifras superan lo imaginable. Moverse en un país que maneja largas distancias es todo un camello, y entraña desplazamientos aéreos, transporte terrestre, alojamiento, comida y toda la logística que se impone para un adecuado trabajo. Es obvio que cada peso de gasto será trasladado al anunciante, que a su vez se lo pasará al consumidor de sus productos, dentro de lo que se podría denominar “cadena alimentaria”-
Uno de los focos de la reacción popular, que le reclama a la presidenta Dilma Rousseff por el desborde financiero, contra situaciones de pobreza y miseria en una buena parte de la población, se localiza en Sao Paulo, donde el agite de las manifestaciones corre el riesgo de resultar incontrolable, aunque se dijo que hubo un alivio de suspensión temporal mientras avanzan las conversaciones. Claro que los reclamos por reivindicaciones sociales se extienden por todo el país.
Bola en juego
Pero en medio de ese panorama, la bola (brazuca) está caliente y los 32 países del privilegio esperaban, ansiosos, la hora de ponerla a rodar. Setecientos treinta y seis de los mejores y más costosos jugadores del mundo entraban en vigilia. Una vez que comenzaron las acciones entre Brasil y Croacia, el jueves 12 de junio en el estadio Arena de Sao Paulo, desde las 3 de la tarde, hora colombiana, se esperaba el mayor reto de las autoridades: garantizar que ningún juego se vea afectado por desórdenes o coletazos de diversa índole. La seguridad, con 100.00 agentes, se mueve en todos los frentes y se estima que para ello hubo inversiones por cerca de 900 millones de dólares que garantizan la enorme movilización de personal y equipo.
La ceremonia inaugural resultó simplona y aburrida, aunque el despliegue de color fue sustancial. Se combinaron alegorías sobre la naturaleza y el folclor brasileño, caporeira incluida, pero no creo que haya tenido el efecto esperado.
La canción We Are One estaba destinada al fracaso. No pegó. Y de contera, los intérpretes –Claudia Leitte, Jennifer López y Pitbull-, en general estuvieron desangelados, como en otro paseo, especialmente la ex de Marc Anthony. Aunque en materia de música hay para todos los gustos, creo que debió haberse extrañado la capacidad interpretativa, la alegría y el ritmo de las caderas que impuso la colombiana Shakira hace cuatro años en Sudáfrica con el famoso Waca Waca.
Desde el punto de vista puramente humano, la novedad se vio en el saque de honor, a cargo de una persona parapléjica que por milagro de la ciencia y la tecnología, se levantó de su silla de ruedas, caminó cerca de 25 metros y le dio un puntapié al brazuca, todo gracias a la ayuda de un exoesqueleto controlado por el cerebro que construyó un equipo de numerosos científicos para este espectacular efecto. Se trata de un mensaje de esperanza para quienes sufren este tipo de problema físico.
Brasil ante Croacia
La emoción cumbre empezó a sentirse, al menos para los seguidores del fútbol, una vez concluyó la parafernalia de apertura y se realizó el singular saque para poner la bola en juego con el primer encuentro del torneo, entre Brasil y Croacia, con arbitraje del japonés Yuichi Nishimura.
Los pentacampeones mundiales abrían la clásica cita universal por cuarta vez en su historia. Tal recorrido lo inició Brasil cuando todavía no había ganado su primer título, en 1950, precisamente en el torneo del “maracanazo” frente a Uruguay. El estreno fue contra México y le significó una contundente victoria de 4-0. Repitió la faena en Alemania 1974, con empate sin goles ante Yugoslavia, y la última experiencia se dio en Francia 1998, cuando derrotó 2-1 a Escocia.
¿Cómo le irá en esta ocasión? Luiz Felipe Scolari (Felipao), el director técnico que ya conoce las mieles del título con Brasil (Corea-Japón 2002), parece estar convencido de haber reunido a un buen grupo y espera sacarle lo mejor. Algunos expertos creen que al equipo le falta consistencia y algo de talento, pero nadie se atreve a eliminarlo de la lista de los candidatos a la corona.
Brasil pretende borrar de una vez por todas el fantasma del “maracanazo” de 1950, cuando era inmensamente favorito y cayó ante Uruguay por 2-1. Al cabo de una espera de 64 años, vuelve a ser la sede del Mundial y se le podría presentar la inapreciable ocasión de dejar atrás aquel insuceso, una verdadera tragedia para el apasionado hincha brasileño.
El equipo canario es el único que ha estado en la fiesta desde sus comienzos en Uruguay 1930. Su cosecha de lauros empezó en Suecia 1958, con la aparición del Rey Pelé; siguió en Chile 1962, México 1970, tal vez con su mejor equipo de la historia, Estados Unidos 1974, y Corea-Japón 2002.
Croacia, que surgió como país independiente tras la desintegración de Yugoeslavia, apenas se asoma a su cuarta cita mundialista. El arranque fue espectacular, con el tercer puesto en Francia 1998 que le quitó a Holanda, pero no ha podido volver a jugar más de tres partidos (2002 y 2006). Ausente en Sudáfrica 2010, vuelve a la escena por la ruta de la repesca, y orientado por Niko Kovac, ex jugador croata, espera retomar el sendero y llegar más lejos. Entre sus valores destacados están los delanteros Ivica Olic (Wolfsburgo) y Mario Mandzukic (Bayern Múnich), al lado de los centrocampistas Luka Modric (Real Madrid) e Iván Rakitic (Sevilla).
Brasil y Croacia solo se habían enfrentado en dos oportunidades. La primera fue en un amistoso del 2005, con empate a un gol, y la segunda, por el Mundial 2006, de triunfo suramericano 1-0.
Marcado en las apuestas, Brasil tal vez tenga que sudar más de la cuenta para salir airoso. El triunfo de 3-1 sobre los croatas distó bastante de ser producto de una lumbrera. Se vio obligado a sufrir para superar una dura resistencia del rival. Logró su cometido gracias a un tiro penalti que provocó polémica, aunque creo que fue legal porque hubo empujón sobre Fred, sutil pero empujón al fin y al cabo, y el árbitro japonés Yuichi Nishimura no vaciló en señalar hacia el punto desde los 12 pasos. Neymar, quien había convertido el gol del empate con tiro de billarista, se encargó de ejecutar y el portero apenas pudo tocar el balón que entró a media altura sobre el sector derecho. Ya en tiempo de reposición, un puntazo de Oscar le puso fin a las angustias brasileñas. Croacia fue un adversario luchador y pudo haber estrechado el marcador pero Julio César, el portero brasileño, se le atravesó varias veces. Ganó Brasil y sin duda se tonifica para lo que viene ante México y Camerún.
En los distintos medios, tanto de América como de Europa y suponemos que de otras latitudes, se lanzaron fuertes cuestionamientos por la actuación del árbitro, y algunos insinúan que tal vez la FIFA pretenda extender una alfombra de comodidad a los brasileños para asegurar su presencia en la final. Se hila delgado y se pone la primera piedra para crear mantos de duda sobre la opción del país sede.
El retorno de Colombia
Dieciséis años tuvo que esperar Colombia antes de retornar al Mundial. Después de la clasificación consecutiva para Italia 1990, Estados Unidos 1994 y Francia 1998, entró en un profundo marasmo del que apenas pudo salir en el 2013, cuando, de la mano del argentino José Pekerman, se metió de segundo en la serie suramericana, una de las más duras desde el punto de vista competitivo, detrás del combinado de Argentina.
Fue necesario que hubiera un guiño presidencial para el cambio de rumbo, tras la abrupta salida de Hernán Bolillo Gómez por líos de baranda ampliamente conocidos, y el relevo inevitable de Leonel Álvarez, quien no pudo con la pesada carga que le echaron encima. Hubo acercamientos con varios entrenadores del exterior, Gerardo Tata Martino y Paulo Autori, entre los más cotizados, hasta la decisión de traer a Pekerman.
El veterano estratega puso condiciones que les fueron aceptadas y aplicó un nuevo modelo en el manejo del equipo y el trato con la prensa. El aporte de jugadores excepcionales como Radamel Falcao García, David Ospina, James Rodríguez, Teófilo Gutiérrez, Camilo Zúñiga, Pablo Armero, MacNelly Torres, Edwin Valencia, Carlos Sánchez y Abel Aguilar, entre otros, resultó factor clave para que Colombia levantara vuelo y poco a poco entrara en la zona de seguridad. La clasificación pasó por algunos momentos de conflicto, pero a la postre fue justa, contundente y merecida.
Colombia vuelve a la batalla por el grupo que también integran Grecia, Costa de Marfil y Japón. La tendencia general se inclina por creer que se trata de una serie “ganable”, a pesar de que la incertidumbre propia del fútbol y los antecedentes de los rivales, quizás digan otra cosa.
Pekerman se aventuró a un pronóstico francamente optimista. Dijo en Buenos Aires que “Colombia hará un gran mundial”, y sus razones de profesional experimentado acaso sean de marca mayor. ¿Un gran mundial? Eso sería llegar por lo menos a cuartos de final, es decir, al quinto partido. Hasta ahora, en su andar de cuatro torneos (Chile 1962, Italia 1990, Estados Unidos 1994 y Francia 1998), lo más sobresaliente se produjo hace 24 años.
En Italia 1990, Colombia rompió la rutina de quedarse en la primera fase con un dramático y espectacular empate ante el poderoso equipo de Alemania, a la postre finalista y campeón, por encima de Argentina. El gol de Fredy Rincón provoco una explosión de locura colectiva en el país. En el turno de la segunda ronda le correspondió jugar contra Camerún, que entonces tenía al cuarentón Roger Milla como uno de sus pilares. De hecho, fue quien hizo los dos tantos. El tiempo reglamentario terminó 0-0 y en el complemento ganaron los africanos 2-1. Bernardo Redín convirtió el descuento del consuelo. Milla anotó el gol de la victoria al aprovechar un regateo inoportuno del portero René Higuita, y todavía se recuerda aquel episodio que ocurrió cuando se jugaban 109 minutos del alargue. Más tarde, el técnico Francisco Maturana le pidió a Higuita que lo acompañara a la rueda de prensa para que explicara su embarrada. Era lo mínimo que le tocaba.
Grecia asiste a su tercer mundial (1994, 2010, 2014). Nunca ha superado la primera ronda y en la historia únicamente tiene un juego amistoso frente a Colombia, que se cumplió el 6 de mayo de 1994 y favoreció al cuadro nacional por 2-0.
Los helenos, que en 1994 sorprendieron como campeones de Europa, se enorgullecen de su sistema defensivo y apelan al contragolpe para el ataque. El juego aéreo es uno de sus fuertes. Entre sus valores sobresalen Georgios Samaras (Celtic) y Konstantinos Mitroglou (Fulham), delanteros, al lado del centrocampista Ioannis Fetfatzidis (Génova de Italia). El técnico portugués Fernando Santos prefiere el 4-4-2 pero con variantes, siempre sobre la base del blindaje.
Colombia, que se vio afectada por varias bajas en la etapa final de su preparación, desde la esperada del goleador Falcao porque no se pudo a recuperar a tiempo de la intervención del menisco cruzado anterior, hasta las sorpresivas del defensa Luis Amaranto Perea y los centrocampistas Edwin Valencia y Aldo Leao Ramírez, tuvo que apelar a un convocado de última hora que ni siquiera estuvo en el proceso de las eliminatorias. Carlos Carbonero, centrocampista polifuncional al servicio de River Plate, respondió al llamado de emergencia. Dicen que fue bien recibido por el grupo y tratará de ponerse a tono.
Aquí es preciso tener en cuenta que el manejo de Pekerman y sus numerosos asesores pudo ser equívoco frente al valor de la lista previa de 30 jugadores. Algunos, como Elkin Soto y MacNelly Torres, se enteraron vía telefónica de que no iban a estar en el grupo de los 23. Por ello se fueron a vacaciones, lejos de los rigores del entrenamiento. El aluvión de lesiones sobreviniente es posible que lo haya tomado fuera de base y no le quedara más remedio que acudir a un relevo como Carbonero, quien acababa de terminar temporada y todavía podría no haber perdido el ritmo de trabajo. Le queda la experiencia para su valoración a la hora de los juicios.
El encuentro entre Colombia y Grecia se jugará el sábado 14 de junio, en el Minerao de Belo Horizonte, a partir de las 11 de la mañana, hora colombiana, y se podrá ver por los diversos canales de la televisión que operan en el país. Habrá servicios de pantallas gigantes en centros comerciales, algunas plazas y salas de cine.
¿Cómo juega?
Colombia suele actuar con cuatro defensas, dos centrocampistas de marca (o mixtos), dos de armado y dos atacantes. De ese orden surgen algunas variantes, según el estilo de cada jugador. Es, más o menos, lo que suelen decir los expertos.
El técnico Pekerman es reacio al anticipo de alineaciones. Casi siempre las entrega en el último momento. En vía de ensayo y salvo lesiones, se podría suponer un arranque con David Ospina; Camilo Zúñiga, Christian Zapata, Mario A. Yepes (capitán) y Pablo Armero; Carlos Sánchez, Abel Aguilar, Juan G. Cuadrado y James Rodríguez: Carlos Bacca y Teófilo Gutiérrez. ¿Posibilidades de cambio? Santiago Arias, por Zúñiga; Eder Álvarez Balanta, por Aguilar; y Jackson Martínez por Bacca. También merodean Víctor Ibarbo y Adrián Ramos. ¿Carbonero? Difícil, al menos en el primer partido.
De este primer encuentro, obvio, dependerá en buena parte el futuro del equipo nacional en la serie. Se entiende que un triunfo sería fundamental, aunque el empate no disguste. Conviene recordar que solo clasifican los dos primeros de grupo (ya no hay terceros) y el mínimo vital podría estar en los 5 puntos.
Los pronósticos son variables para Colombia. Pekerman habló de cumplir “un gran mundial” y el banco de inversión Goldman Sachs, con sede en Nueva York, la puso a clasificar para segunda ronda, en la que sería eliminado por Italia, vía cobros desde los 12 pasos; el Rey Pelé se limitó a expresar que sería animador del torneo, y el polémico técnico portugués José Mourinho lo desestimó para octavos, es decir, no pasa de la primera fase. La afición nacional está entusiasmada y espera que se cumplan los pronósticos más optimistas.
Hasta campeón
Sin hacer alardes de pitoniso ni caer en cuentas alegres, solo por divertimento, cabe decir que Colombia, como uno de los 32 participantes, tiene la opción de ser campeón. Otra cosa es que lo consiga. El intento vale la pena. Ni que lo digan.
¿Cómo llegaría al título? Un rápido vistazo al tortuoso camino que debería recorrer nos indica que primero tendría superar a Italia, Inglaterra o Uruguay. Ya en cuartos se las vería con Brasil u Holanda, y en caso hipotético de salvarse, la esperarían Alemania, Francia o Nigeria. Y de salir vivo, tal vez la aguardarían España, Argentina o la propia Italia, que vendrían por la otra ruta si es que no fallan los vaticinios. ¿Una quimera? Soñar es gratis.
Por lo pronto el objetivo básico lo encarna Grecia. Más tarde habrá que pensar en Costa de Marfil y por último en Japón. Para los demás, ya habrá tiempo.