Por: Juan Restrepo
A mediados de este año, Erik Martin, director general de la red social Reddit, cuyo trabajo consiste en monitorear el tráfico de conversaciones de todo tipo, desde un recorrido por los peores restaurantes de Barcelona hasta los más anodinos problemas domésticos de un ama de casa madrileña, notó algo raro. Un partido político español del que no había oído hablar nunca estaba utilizando la red para organizarse. “Nunca habíamos visto que nadie utilizase Reddit como herramienta organizadora, nunca de esta forma”, declaró Martin a la revista The New Yorker del mes de octubre. El partido en cuestión se llamaba Podemos, tenía apenas unos meses de vida y había creado una “subreddit” o comunidad independiente moderada por un equipo de voluntarios, según el mecanismo de funcionamiento de esta red social, para hacer proselitismo por internet.
Cuatro meses después, aquel oscuro y desconocido partido político se alzaba con cinco escaños de los cincuenta y cuatro que se disputaban para el Parlamento Europeo tras obtener casi el 8% de los votos y haberse convertido en el cuatro partido más votado en España. Más aún, en este momento, cuando están a punto de hacerse públicos los últimos sondeos de intención de voto en España, Podemos estaría desbancando al histórico partido socialista, el PSOE, del segundo puesto y estaría pisando los talones al conservador Partido Popular hoy en el gobierno. Las próximas elecciones municipales, que tendrán lugar en mayo de 2015, supondrán un termómetro más fiable del crecimiento de este fenómeno político en España llamado Podemos y entre tanto vale la pena preguntarse por qué ha surgido y cuál es el contexto en el que aparece.
El líder del partido se llama Pablo Iglesias y su ideólogo Juan Carlos Monedero. Ambos son hombres jóvenes, profesores los dos de Ciencias Políticas de la madrileña Universidad Complutense y los dos procedentes de formaciones políticas de izquierda radical. Iglesias, consciente del poder de la televisión, ha sabido aprovechar su presencia en este medio y la popularidad de las tertulias políticas en la radio y la televisión españolas para catapultarse como una figura política nacional. Cuando juró su cargo como eurodiputado, Pablo Iglesias lo hizo calcando el discurso de Hugo Chávez ante una “moribunda Constitución” y uno de los lemas de Monedero es “cuando no sepas qué hacer, piensa qué haría en ese caso Chávez”.
Y es que previamente a la irrupción en el panorama político español, estos dos profesores fueron asesores del gobierno venezolano. Iglesias y Monedero al igual que otros juristas y politólogos españoles que estuvieron probando en Latinoamérica –en Venezuela, en Ecuador, en Bolivia– sus teorías sobre el “poder de la Asamblea Constituyente” después de comprobar las bondades de sus hipótesis, se han planteado experimentar en casa la fórmula que tan buenos resultados para la toma del poder ha dado en América Latina. Como carta de presentación del señor Iglesias, para quien no conozca al nuevo líder político español, valga esta intervención suya en el canal iraní en español HispanTV.
¿Cómo es que ha podido llegar un partido político chavista a instalarse como alternativa a los dos grandes partidos tradicionales en España? En realidad Podemos de los señores Iglesias y Monedero lo tenía muy fácil; les allanó el camino tanto el socialista PSOE como el conservador y aún hoy en el gobierno Partido Popular, que se diría que han hecho ímprobos esfuerzos para provocar rabia e indignación en la sociedad española con sus escándalos de corrupción, de codicia, de saqueo, de impúdico manejo del dinero público, una actitud que comparten con alguna formación política nacionalista como la catalana Convergencia.
En España ha ocurrido eso que es tan corriente en Colombia de atribuir los delitos de un colectivo llámese Ejército, Policía, organismo de seguridad tipo DAS o partidos políticos a “manzanas podridas”, “hechos aislados que no tienen por qué empañar a la mayoría”. Pues bien, resultó que las “manzanas podridas” dentro de los partidos españoles eran, en realidad, un rasgo sistemático de esas formaciones. Después de una transición política modélica, que no les tocó ver a los coetáneos de Iglesias y Monedero, los legisladores españoles de la década de 1970 fiaron el funcionamiento del sistema a la capacidad de autorregulación de los partidos y éstos, entre tanto, fueron siendo colonizados a lo largo de los años por saqueadores cada vez más ávidos que llevaron a la actual situación.
La piñata de jubilaciones fraudulentas de los socialistas en Andalucía, la financiación ilegal del partido Popular, los casos de corrupción y cuentas en el exterior de la familia Pujol en Cataluña, el escándalo de las tarjetas de libre disposición para millonarios “gastos de bolsillo” de personajes de todos los pelambres políticos y sindicalistas, el desfile de personajes públicos por los juzgados para dar cuenta de pillajes diversos recuerdan, guardando las debidas distancias, el escándalo de las “tangentopoli” (comisiones ilegales) que hace veinte años derribó el sistema político que gobernó Italia durante medio siglo.
Los partidos Socialista y Democracia Cristiana italianos volaron entonces por los aires y en esas circunstancias se llevó el gato al agua Silvio Berlusconi, el mayor empresario de Italia que, aunque llevaba décadas corrompiendo políticos, salió indemne de la catástrofe. Lo demás es historia.
Podemos, el partido de nuevo cuño en España se refocila hoy en el lodazal de la corrupción que alimenta día a día su número de votantes. Los sondeos dicen que en su carrera se ha llevado en los cuernos a la formación de izquierda que acogía los restos del viejo partido Comunista español y que viene dispuesto a liquidar al PSOE, el partido que más tiempo ha gobernado en democracia a España. Su adscripción chavista habla bien a las claras del tipo de programa económico que trae para solucionar la crisis española, populismo puro y duro que ha sabido, hay que admitirlo, conectar con el hartazgo de la gente por la corrupción y el clientelismo de los partidos tradicionales.
Sus líderes llegan sin el lastre de haber gobernado y haber metido mano en la caja, con el discurso de los iluminados y con más argumentos contra el sistema que propuestas para salir de la crisis. Pero no es un fenómeno pasajero, llega para quedarse aupado por la rabia de quienes se han quedado sin trabajo, de quienes han perdido sus casas a manos de los bancos, de quienes han visto esfumarse sus ahorros, de quienes se sienten desamparados. Un fenómeno del que harían bien en aprender la lección las castas endogámicas de allí y también las de aquí.