Cumplimos 170 años de vida republicana, escribiendo la historia política de Colombia, hemos hecho un recorrido con aciertos y falencias, fruto del diario vivir de una democracia accidentada en casi dos siglos, donde Caro y Ospina nos otorgaron un manual, cuya ruta fundamental fue: orden, doctrina, filosofía y programas.
Su objetivo fundamental: dirigir el país por una ruta de desarrollo, dentro del orden, respeto y equidad, para todos los colombianos. Su transcurrir ha tenido altibajos, pero siempre con vocación de servicio.
En las últimas décadas las satisfacciones han sido escasas, pues hemos padecido la contaminación de las mafias del narcotráfico y la corrupción que han permeado gran parte de nuestra clase dirigente regional y nacional, para desgracia del país en general y en particular de la gran base conservadora.
Trayendo a la memoria, lo que con frecuencia expresaba el gran líder sacrificado, Alvaro Gómez Hurtado: en Colombia hay mucho Conservatismo, pero poco Partido, es menester que los “goditos“, que todavía sobrevivimos al terremoto político, que arrasó con las organizaciones serias, nos levantemos para tratar de poner la casa en orden y recobrar los principios y valores que sirvan de base para las presentes y futuras generaciones, como estructura real para un mejor devenir de nuestra patria. Hay con que!!!
Pasemos del enunciado a la acción. Porque no, nombrar una comisión de no más de cinco personas calificadas, para que estructuren un plan de acción, aplicable, que nos lleve a recuperar la vocación de poder, con base en los fundamentos del partido, poniéndolo al día con el mundo actual, dentro del marco fundamental de principios y valores.
Apostémosle al cambio, con la juventud y el soporte de la experiencia.