Este anuncio, además de la fecha de su publicación no tendría nada de raro este aviso, si no fuera porque este abogado que ofrece sus servicios es el caudillo liberal Rafael Uribe Uribe, general de muchas batallas en las guerra civiles de Colombia, sobre todo en la de los Mil Días. Uribe, fue asesinado por Leovigildo Galarza y Jesús Carvajal, el 15 de octubre de 1914, frente al Capitolio Nacional y sobre la Carrera Séptima entre calle Octava y Novena, cuando a la una de la tarde se dirigía a la sesión plenaria que se llevaría a cabo en el Senado de la República donde ocupaba una curul por el departamento de Antioquia, su tierra natal. Seguramente, por su liderazgo y carisma, hubiera sido presidente de Colombia. Fue este uno más de los grandes magnicidios que se quedó sin aclarar o por lo menos sin conocer a los autores intelectuales del mismo, pues Galarza y Carvajal fueron detenidos y condenados pero nunca aclararon nada sobre las órdenes recibidas.
Esta foto, además de ser un documento valioso, fue para Colombia en su momento una esperanza, pues es el testimonio gráfico de la culminación de La Guerra de Los Mil Días, gracias a la firma del tratado que le puso fin al conflicto más largo y devastador que había tenido nuestro país hasta entonces. Fue tomada a bordo del acorazado Wisconsin de la armada de los Estados Unidos. Como firmantes aparecen, por el Partido Conservador, los generales: Víctor Salazar y Alfredo Vázquez Cobo; por el Partido Liberal: Eusebio Morales, Lucas Caballero y Benjamín Herrera.
La Empresa de Teléfonos de Bogotá, se fundó el 28 de agosto de 1884, cuando el Cubano José Raimundo Martínez creo la Compañía Colombiana de Teléfonos. Su primera sede se ubicó, como era de esperarse, en el edificio más importante de entonces: la Galería Arrubla, el mismo donde hoy queda la Alcaldía Mayor de la ciudad. En 1900 un incendio arrasó don el edificio y destruyó completamente la empresa. Seis años después se reanudó la prestación del servicio a través de la empresa: The Bogotá Telephone Company. La sede de la nueva empresa fue la carrera Octava con calle veinte donde todavía funciona parte de sus instalaciones.
En 1935, ya existía en Bogotá la venta de alucinógenos, para entonces El Espectador registraba la noticia y a este respecto decía: “En El Barrio Las Cruces fue detenido el vendedor en el momento en que le entregaba varias papeletas a un toxicómano”. Ante el peligro del nuevo negocio, el mismo periódico, inició, junto con la policía, una campaña para erradicar este flagelo que empezaba a azotar a la ciudad y al País.