La semana pasada conocimos dos hechos que requieren de reflexión política respecto de lo que ocurre en países cercanos al nuestro.
Por un lado, el terrible asesinato del Presidente de Haití, Jovenel Moise por unos sicarios que a la madrugada entraron a su residencia donde se encontraba con su familia. Entre el grupo de sicarios, parecen estar varios colombianos que pertenecieron a las fuerzas militares de nuestro país y que estuvieron prestando sus servicios en áreas claves para la seguridad nacional. Aunque todavía no se esclarece lo sucedido, distintas versiones y declaraciones de sus familiares ya han salido a la luz pública, incluso declaraciones de otros exmilitares que fueron contactados y en ambos casos han manifestado que los colombianos vinculados al asesinato del Presidente Haitiano, tenían una conducta ajustada a las normas y al derecho y que están seguros de que se trata de un montaje que les están haciendo pero hasta tanto no haya clara evidencia que ellos no están comprometidos en tan vil asesinato, estarán vinculados a las acusaciones que se les hacen.
Por otra parte ese asesinato pareciera, por la forma cómo fue cometido que estuviera ligado a un tema de narcotráfico que todavía tampoco está comprobado. Son extraños por otra parte, los recientes y varios viajes del jefe se seguridad de la presidencia de Haití a Colombia, por lo que es muy importante establecer con quienes vino a reunirse y con qué personas en Colombia tiene vinculaciones. Para los colombianos es fundamental que podamos establecer con absoluta claridad, la verdad de lo sucedido, pues lo único que nos faltaba es que la noticia que ya le dio la vuelta al mundo, nos convierte también en exportadores de sicarios.
Por otra parte en el Ministerio de Defensa deben estudiar a la mayor brevedad, medidas que controlen y vigilen más a las compañías de seguridad tanto nacionales como aquellas con sede en el exterior, que están en la búsqueda de personas que hayan sido formadas en nuestras fuerzas militares y que cuenten con experiencia en áreas claves de combate e inteligencia.
Por otro lado, las manifestaciones acontecidas en Cuba, reflejan el descontento contra el gobierno y el deseo de libertad y democracia. Durante más de 60 años, en Cuba se impuso un gobierno revolucionario de izquierda en cabeza de Fidel Castro, su hermano Raúl Castro y ahora del actual presidente Miguel Diaz-Canel. En todo este transcurso de tiempo era imposible ver una manifestación de protestas porque sus líderes de inmediato eran puestos bajo prisión y menos escuchar a su Presidente por más de dos horas ante los medios de comunicación, calmando los ánimos y dando explicaciones a su pueblo sobre los hechos que están viviendo como la falta de energía, alimentos y los problemas de salud con motivo de la pandemia, entre otros, que llevaron a la realización de estas protestas.
Ese hecho inédito, levantó de inmediato la reacción de solidaridad de la comunidad cubana en el exterior, en especial los habitantes de Miami donde convive la mayor inmigración de cubanos quienes están pidiendo al gobierno americano hacer algo para lograr imponer la democracia en su país a través del grito de ¡¡libertad!!
Lo que es claro es que en nuestro continente soplan vientos de exigencias y cambios y que las manifestaciones en otros países como en Colombia que los países en manos de la izquierda promueven, ahora se les está devolviendo en sus países, organizadas por sus propios habitantes. Amanecerá y veremos qué sucederá.