Seguramente haya escuchado que una vez abre una botella de vino, ésta se echa a perder en un par de días. Bien, es una afirmación en general correcta que, no obstante, tiene matices que comentaremos más adelante.
Pero… ¿sabía que una botella de vino sin abrir también puede echarse a perder por una mala conservación?
Como cualquier ser vivo, el vino tiene una curva de vida. La duración de esta curva depende del tipo de vino, de las características de la añada y del lugar del mundo en el que estemos. Pero independientemente de esto y pese a que el vino esté bien sellado, deben cumplirse una serie de condiciones para evitar sorpresas desagradables cuando toque abrir una botella de vino, especialmente para el vino tinto, el más difícil de mantener. Las tres condiciones principales para una buena conservación son:
– Conseguir una temperatura constante.
– Evitar la luz solar directa, optar por un lugar más oscuro.
– Guardar las botellas de vino de forma horizontal.
¿Cómo se consigue? Probablemente no tenga un rincón especial para conservar el vino en casa en buenas condiciones. Pero si es un amante del vino y quiere disfrutarlo de forma óptima, es esencial invertir en elementos que vayan a ayudarle a preservar y mantener las cualidades de este.
Es por eso que merece la pena contar con una vinoteca para garantizar que esa botella que guarda para una ocasión especial, no se eche a perder en el peor de los momentos. Todas aquellos apasionados por el vino seguramente ya cuenten con una vinoteca grande para sus mejores botellas, pero, si por el contrario es consumidor a menor escala o para ocasiones muy puntuales, encontrará también vinotecas de tamaño más pequeño.
¿Las vinotecas funcionan para todos los vinos?
¡Por supuesto! Estamos hablando de que estas vinotecas tienen como único fin poder conservar el producto vinícola de forma elegante y cuidadosa antes de estrenarse. No importa su tipología, eso sí, deberás tener en cuenta múltiples factores.
Lo cierto es que las temperaturas para una conservación óptima varían bastante según la tipología del vino. Independientemente de los tipos de vino blanco y rosado que existan, todos suelen mantenerse mejor a una temperatura constante más fría que el vino tinto.
Pero entonces ¿cómo se conservan? Existe la opción de vinotecas con doble temperatura para ajustarse a las necesidades de cada tipo de vino. Por supuesto, podemos utilizar también la nevera para los blancos y rosados, eso sí, siempre respetando las demás condiciones comentadas anteriormente.
¿Qué pasa una vez se abre el vino?
En este caso se empieza una lucha a contrarreloj para poder disfrutar de las mejores cualidades de esta preciada bebida. Una vez se abre la botella, el vino empezará a oxidarse al entrar en contacto con el aire una vez descorchada. La “vida útil” de un vino ya descorchado depende también del tipo de vino así como de su antigüedad, pero normalmente pierden sus propiedades entre los dos y cuatro días. Por supuesto, cuanto más tiempo se mantenga abierto, más oxidado estará el líquido y más posibilidades tendrá de encontrar un vino en mal estado o “picado”. Si tanto el sabor como su olor es avinagrado… ¡no lo beba!
Está claro que una vez abierto no se puede hacer milagros pero sí se puede seguir estas indicaciones para ralentizar su deterioro:
-Conservarlos de manera vertical, habrá menos superficie líquida en contacto con el oxígeno.
– Evitar las temperaturas altas, lo recomendado es conservarlo en la nevera.
– Taparlo bien, a poder ser con el corcho original o un buen utensilio.
Con todas estas indicaciones, la estimación de vida del vino tinto joven será de hasta una semana, mucho más tiempo que el vino tinto envejecido que durará unos 3 días. Tres días también durarán los vinos blancos y rosados. El vino de conservación más fugaz es el vino espumoso, que entre 24 y 36 horas habrá perdido todas sus características principales. (elmundoalinstante.com).