No fuimos los únicos en dar a conocer esta semana, los índices de pobreza, pieza que se ha convertido en vitrina, para exaltar los éxitos de los gobiernos, o disfrazar los fracasos.
Lo mismo que ocurrió cuando el Dane nos cambió las fórmulas para calcular el desempleo, y de la noche a la mañana transformó en empleados a quienes venden en los semáforos, a aquellos sufridos compatriotas que se juegan la vida limpiando parabrisas, esperando un “madrazo” o una moneda y a todos los del “rebusque”, sucede ahora con la pobreza: quien gane 190 mil pesos, salió de ella. Sin vergüenza, los técnicos, consideran que con ese ingreso se puede sobrevivir durante un mes. A una familia que paga 100 mil pesos en transmilenio, solo le quedan 90 mil para subsistir. Un pan, una taza de arroz, una gaseosa, un huevo, un pedazo de panela y una papa, sería el menú, para un golpe al día. A dormir con hambre. Esa familia que, según los técnicos, salió de la pobreza, no podrá darse el lujo de pagar arriendo, servicios públicos, comprar ropa y útiles de aseo, y que se olvide de una modesta recreación.
Simultáneamente con Colombia, se conocieron cifras sobre el mismo tema, en Méjico y Estados Unidos. El primero, con más “caradura” que nosotros, reveló que la pobreza en su territorio, solo afectaba al 5 por ciento de los mejicanos. Los del norte, que manejan las cifras seriamente, reconocieron que el número de pobres aumentó y que ahora están por debajo de esa línea 46 millones. Comparemos: allá consideran pobres, a familias de 4 personas que ganan menos del equivalente a 3.300.000 pesos colombianos mensuales. Una persona sola, es pobre, si no gana más de $1.650.000. ¿Qué contraste?
Comprando en Corabastos, como sugiere el Vice Garzón, las cuentas tampoco saldrán. Nos quieren convertir en ricos por decreto, cuando tenemos más de 20 millones de pobres, una suma incalculable de indigentes, y desplazados por millones. Hay que aplicar seriedad a este asunto y empezar a trabajar por ese cúmulo de desesperados compatriotas pobres, con hambre, sin esperanza y sin empleo. Estamos subsistiendo con subsidios, ¡no con dignidad!
BLANCO: La acción de Carlos Ariel, para impedir que 2 millones de muertos sigan votando en las elecciones.
NEGRO: La “escurrida del bulto” y la precaria justificación del ex presidente sobre nombramiento y permanencia de Noguera en el DAS.
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