El país entero está muy preocupado y, en ciertos sectores, angustiado por el aumento en las cifras de contagios del Covid-19. Pero no solo por el aumento del contagio, sino también por la cifra de muertes por esta pandemia que en días recientes ascendió a aproximadamente a 400 personas diarias. Pero si como lo anterior fuera poco, el nivel de angustia se incrementa al observar los indicadores de ocupación de las Unidades de Cuidados Intensivos que han puesto a varias ciudades del país en alerta roja, y que decir de las informaciones que dan cuenta de una eventual escasez de personal médico, medicamentos y otros insumos en dichas unidades para atender a los pacientes.
Cuando finalizábamos el 2020, teníamos la esperanza de que la crisis sufrida a causa del Covid-19 entraría rápidamente en una senda de control, gracias a las esperanzadoras noticias a nivel mundial relacionadas con las vacunas. Sin embargo, mientras la vacuna no se reparta masivamente entre nuestra población, la situación continuará siendo la misma, y continuaremos a diario recibiendo noticias del fallecimiento de un familiar, amigo o conocido, o si tenemos suerte, de tan solo el contagio de otros cuantos.
Es un hecho cierto que los ciudadanos seguimos viviendo con el temor de que la situación puede empeorar y si bien nos corresponde en un ejercicio de auto y mutuo cuidado seguir las recomendaciones del uso del tapabocas, el lavado de manos y el distanciamiento social, requerimos de acciones contundentes en materia de vacunación para así superar la zozobra y evitar las consecuencias nefastas que esta continua incertidumbre sigue generando.
Entendemos los retos de planeación, abastecimiento y logística que un proceso de vacunación de esta envergadura supone, pero el hecho de que en Colombia aún no se haya iniciado el plan de vacunación que ya está sucediendo en varios países, algunos de ellos Latinoaméricanos, incrementa el nivel de angustia e incertidumbre en la ciudadanía en general y el sector empresarial.
Este es un tema que nos urge. El plan de vacunación, debe llevarse a cabo con la mayor diligencia, ojalá siguiendo el ejemplo de otras naciones como Israel, que han demostrado su capacidad de vacunar masivamente e impactar positivamente las curvas de esta terrible pandemia.
Las nuevas medidas que se han adoptado en distintos regiones y municipios del país, que radican principalmente en inmovilizaciones, toques de queda, prohibición de circulación, pico y cédula, entre otras, tienen el propósito de intentar controlar el aumento de contagios, pero este tipo de medidas deben sustituirse rápidamente por un plan contundente y eficaz de vacunación, que es el único que permitirá recuperar la confianza ciudadana y armonizar las necesidades de salud pública con la necesaria protección de nuestra economía.
Aunque parezca repetitivo, de nuevo invito a todos los colombianos a dejar de lado las divisiones y emprender como nación el proyecto prioritario que necesitamos, que no es ninguno distinto al de vacunar masivamente a nuestra población. El de desarrollar un plan que se caracterice por su oportunidad y velocidad, por su equidad y transparencia y por su eficacia y efectividad. Las cifras son preocupantes y demandan de todos unión y acción.
Nota final
El coronavirus se llevó a Carlos Holmes Trujillo. Un hombre de Estado y uno de sus mejores servidores. Un hombre que donde estuvo siempre tenía como objetivo trabajar por Colombia. Un gran ser humano y un gran amigo. Paz en su tumba y solidaridad con su familia.