Colombia está a un paso de volver a la máxima cita del fútbol. Tal vez les falten tres puntos. Hay entusiasmo, pero algunos críticos empiezan a sentar posiciones para expresar que en el Mundial deberá por lo menos llegar a la tercera ronda. Los tiempos cambian y ahora son más exigentes. Cuando parece que no basta ganar.
(rufinoa42@hotmail.com)
(@ruffinoacosta)
Escuché por las ondas radiales planetarias que Colombia, sin duda, debe clasificar para Brasil 2014, pero solo con base en puntos que les quita a los (presuntos) débiles. El analista daba a entender que frente a los que considera poderosos, es poco lo que obtiene. Como quien dice, se trata de un equipo medio mansalvero. La tesis envuelve sus enredos y refleja los conflictos conceptuales de quien la plantea. En la práctica no hay nada que la sustente. Es cierto que Colombia pierde las series ante Argentina (4 puntos), Venezuela (4) y Ecuador (3), pero está por encima de Perú (6), Chile (3) y Uruguay (3), los otros contendores. A los ecuatorianos les podría nivelar las cargas en Barranquilla, y todavía guarda la opción de doblarles la cuenta a chilenos y uruguayos. Entonces, en últimas, de los de arriba, solo sería superado por Argentina, al que inclusive no lo da por inalcanzable. ¿Cuál es entonces el desbalance? ¿Bastan la derrota y el empate con Venezuela para provocarlo? ¿No valen los puntos frente a Bolivia y Paraguay? Me parece que en el fondo se trata de cuestionar la gestión del técnico José Pekerman, cuyos méritos, desde esta perspectiva, parecen limitarse a reunir el grupo y ver cómo las estrellas consiguen resultados en la cancha. ¿Resquemor de viudos del poder? ¿Cuenta de cobro por el aislamiento mediático del estratega? Es curiosa, en todo caso, la reflexión que se propone. Hay que ver si la realidad termina por indicar otra cosa. Hasta el momento va por ese camino. Entre tanto, me reafirmo en la convicción de que Colombia se encuentra en el nivel de los más competitivos y es poco lo que tiene que pedir prestado. Ah…y sería sorprendente que Ospina no evitara goles: es el portero.
Evolución de los tiempos
En otras épocas parecía una verdadera hazaña que Colombia asistiera a los mundiales. De hecho, el país duró 28 años por fuera de la cita universal, tras su primera incursión en Chile 1962. El ayuno se acabó en 1990, no sin antes sufrir los rigores de una dura repesca contra Israel. Dentro de aquel período (1990-1998), solo una vez se avanzó a la segunda fase, objetivo siempre latente, y fue en Francia 98, después de caer frente a la antigua Yugoslavia (0-1), derrotar a Emiratos Árabes Unidos (2-0) y empatar ante Alemania (1-1) con el agónico gol de Fredy Rincón. Una acción osada de René Higuita frente a Roger Milla abrió las puertas de la caída (2-1) frente a Camerún y enterró la ilusión colombiana, cuando parecía estar a tiro de cañón de un nuevo peldaño. No recuerdo que se hicieran exigencias especiales, porque entonces decían (los rigurosos de hoy) que ya era mucho cuento estar entre los 32 clasificados. Ni Hernán Darío Bolillo Gómez miraba más allá, convencido de que el aprendizaje seguía. Claro que para Estados Unidos 1994 sonaron las trompetas y Colombia llegó a figurar entre los candidatos al título. El desplome resultó doloroso y es ampliamente conocido. Rumania la bajó de la nube y dejó la vía libre para un rotundo y trágico fracaso. Ahora se le pide al equipo tricolor que clasifique «jugando bien» y no haga un papelón en Brasil. ¿Qué ha variado? ¿No había antes buenos equipos? Bueno, se produjo el relevo técnico y le llegó el turno al argentino José Pekerman, quien tomó las riendas cuando el barco amenazaba con hundirse, y lo lleva, poco a poco, a puerto seguro.
¿Jugar bien? ¿Qué es eso? ¿Agradar a la tribuna? Sin duda, encierra un ingrediente básico, porque el fútbol es espectáculo y al aficionado le gusta gozarlo. ¿Jugar para ganar? Sin duda, porque ese es el objetivo en la cancha. Sin embargo, hacer las cosas con eficiencia, orden y precisión, tener solidez defensiva, mostrar talento en el medio y producir goles, tal cual lo hace Colombia que muestra la segunda mejor delantera de la eliminatoria al lado de Chile, y la mejor defensa (21-7), son factores que también sirven para encontrar la respuesta adecuada. El conjunto nacional triunfa y es natural que no siempre pueda conservar el mismo ritmo. Los altibajos hacen parte del juego. Ni Brasil en sus mejores tiempos ni el moderno Barcelona.
¿Una actuación decorosa en Brasil? Elemental. Constituye aspiración inmancable, pero no hay brujo ni adivino que la pueda garantizar. Lo único que debe esperarse, en un nivel irrenunciable, es la decisión de persistir por la victoria y llegar lo más lejos posible. Sería una pena sucumbir sin dar la pelea. Primero, entre tanto, hay que asegurar la clasificación. Esa fundamental condición la deben tener en cuenta quienes desde ya le reclaman a José Pekerman que, por lo menos, llegue a la tercera ronda, como si ese fuera un terreno trajinado por los seleccionados del país. Aunque se da como un hecho, hay que esperar los puntos de septiembre u octubre. Seguro por encima de confianza, si acomodamos el dicho popular.
¿Cambian los enfoques? Desde luego, la crítica evoluciona y aquellos sectores que antes se conformaban con la simple clasificación, ante lo que Francisco Maturana (1) llama la angustia de una larga espera que hoy es de doce años, dan un paso grande y advierten que se podría hablar de fracaso si Colombia no avanza de la segunda ronda. Subieron los parámetros y no se conforman con menos, mientras frenan las ganas de pedir el título. En esas andamos.
No es intocable
Frente a estas reflexiones, alguien podría pensar que me embarco en la posición de creer que el técnico es intocable, que nunca se equivoca, que opto por pasar de agache cuando parece que comete algún error o me hago el de las gafas frente a fallas colectivas o individuales. Lejos de tal posibilidad, considero que el hecho de mantener la distancia con la fuente es saludable y permite navegar por las aguas tranquilas del equilibrio, para aplicar en su buen sentido la política del garrote y la zanahoria. En otras palabras, trato de ser justo, para elogiar o criticar.
Entendí, verbigracia, que Pekerman no estuvo afortunado en su gestión táctica para el partido contra Venezuela en Puerto Ordaz. Tal vez el recuerdo del empate en Barranquilla o el reflejo de la destacada campaña que venía cumpliendo el equipo patriota, alguna razón tuvo que haber, pudo llevarlo al equívoco y desde el camerino mandó señales confusas como de inquietud o preocupación excesiva por la fuerza del rival. Aumentó la defensa y redujo el bloque de ataque. Movió la nómina sin necesidad. Desapareció por instantes la magia de un equipo dinámico, de vigoroso engranaje en el medio y contundencia en la ofensiva. La consecuencia fue una de las derrotas que más les duelen a los colombianos, por cierto, convencidos a ultranza de que ganarle a Venezuela debe ser un mandato, como si el fútbol no fuera de humanos ni evolucionara día a día. Del mismo modo valoro el papel de los jugadores. En las buenas y en las malas.
Se asimiló el golpe, fue superado el trago amargo, Colombia restañó sus heridas, hubo reflexión, retomó la ruta y el empate en Argentina, así como el triunfo sobre Perú en Barranquilla, dejó las cosas en su sitio, no obstante de que, como es apenas normal, el proceso continúa, los ajustes nunca terminan y siempre habrá un espacio para llenar. La perfección no existe. Lo sabe Messi, lo comprende Falcao, lo entendía Pelé.
Otra cosa. A veces no hay paciencia ni para los ídolos. A Falcao lo trataron con dureza por su desempeño ante Perú. La mayoría de los expertos y no pocos aficionados mostraron su descontento. Creo que tuvo una función de sacrificio, estuvo al lado de la defensa y no descuidó el ataque. ¿Acaso no lo vieron cuando despejaba balones que venían de tiros de esquina? ¿Fue egoísta e irreflexivo por instantes? Seguro. No es perfecto ni cuerpo glorioso, como lo demuestra la imagen que el propio jugador difundió por las redes sociales: un tobillo inflamado. “Heridas de guerra. Costó la victoria ante Perú”, fueron sus palabras. Es el goleador de Colombia. Se le pueden perdonar sus excesos, que son pocos.
Lo que viene
En estricto sentido, de acuerdo con las matemáticas, aun no hay equipos eliminados. El bajo puntaje y el pobre rendimiento de orden deportivo, empero, dejan a Bolivia (10) y Paraguay (8) con la soga al cuello y casi podrían darse por liquidados en sus aspiraciones mundialistas. Ni por la vía de la repesca.
Los números y el factor futbolístico indican que Colombia, Chile y Ecuador son los candidatos para acompañar a la Argentina en la clasificación directa. El quinto cupo, que ofrece la posibilidad de una serie extra ante un rival asiático, entrañara otra refriega sin cuartel. Ahí están Uruguay, Venezuela y Perú para el suspiro final.
La eliminatoria seguirá en septiembre y tendrá su remate en octubre. Quién sabe cómo estarán las fuerzas para esos días. Tal vez convenga el descanso que ya empezó. La condición física y el trajín competitivo se combinan para fortalecer la técnica.
El equipo tricolor, que suma 23, necesita por lo menos otros 3 puntos, y la ocasión para ello la tendrá ante Ecuador y Chile en Barranquilla, Uruguay en Montevideo y Paraguay en Asunción, entre el 7 de septiembre y el 14 de octubre.
Chile, que acumula 21, anda más o menos por las mismas. Jugará en casa frente a Venezuela, visitará a Colombia y cerrará como local ante Ecuador.
Ecuador (21) podría complicarse, porque su fuerte es el estadio Atahualpa de Quito, a 2.800 sobre el nivel del mar, y apenas le aguarda un partido en casa, contra Uruguay, que será altamente peligroso por jugarse sus últimas cartas. Los pupilos del vallecaucano Reynaldo Rueda completarán su travesia con juegos en Barranquilla, La Paz y Santiago.
La repesca, como ya hemos dicho y si no varía la actual tendencia, pinta para un desenlace intenso y dramático. Uruguay (16), Venezuela (16) y Perú (14) entran a tierra derecha en procura de esa casilla adicional. Los celestes volvieron a la vida bajo el impulso del triunfo sobre la vino tino en Cachamay. El equipo que orienta César Farías perdió ímpetus, lo que debe preocuparles a la hinchada y al técnico, aunque les restan dos encuentros en su estadio (Perú y Paraguay) y uno afuera (Chile) para equilibrar las cargas. Por cuestiones de calendario, tendrá que esperar en la tribuna el cierre de la eliminatoria. Descansa en la última fecha, el 14 de octubre.
Uruguay deberá ir a Lima, esperar a Colombia, viajar a Quito y recibir a la Argentina. Una tanda brava de doce puntos de los que al menos debería ganar ocho.
La situación extrema quizás le corresponda a Perú. Los 14 puntos del momento lo ponen contra la pared. No admite resbalones. La batalla cumbre la empezará con Uruguay en Lima. Volará a Puerto Ordaz para vérselas con el bravo pueblo, y de ahí a Buenos Aires donde lo atenderá el favorito argentino, antes de retornar al Monumental de la capital inca para recibir a Bolivia. Doce puntos de premio y escaso margen de error.
En el caso de Bolivia y Paraguay habría que hablar de auténticos milagros. Los pronósticos son necesariamente adversos y pesimistas. Tendrían que ganar todo lo que les falta en la campaña y confiar en que los otros declinen. Una combinación de misión imposible, sobre todo para equipos que ya tiraron la toalla.
Es, en resumen, el panorama de la eliminatoria y su culminación a mediados de octubre. Para esas calendas, el mundo ya sabrá cuáles son los privilegiados con tiquete mundialista.
Bien se sabe que la mejor cuota, por diversas razones, se la lleva Europa, que acapara 13 cupos, seguido por África (5), Asia (4.5), América del Sur (4.5), Concacaf (3.5) y Oceanía (0.5). La Conmebol agrega a Brasil por su condición de sede. Por la ruta de la repesca, podría completar seis cupos.
Al mencionar al pentacampeón mundial, toca recordar lo que se decía sobre los efectos de su ausencia en la competencia eliminatoria. La opinión general indicaba que sería menos traumática la carrera por los puestos de honor, como reflejo lógico de no tener por delante a uno de los fijos. Era una percepción razonable, pero no hasta el punto de poder afirmarse sin sonrojo que no habría batalla. Aquí toca sudarla en todos los terrenos, porque punto regalado ni en Marte. Dentro de tres años las aguas volverán a su cauce y una vez más sabremos cuánto pesa la famosacanarinha en el medio.
Tiros cortos
*Como ya ha sucedido con técnicos de origen brasileño o argentino en otros torneos, está latente la posibilidad de que Colombia tenga tres de sus nacionales en el Mundial de Brasil 2014. Según el desarrollo de las eliminatorias, caminan sobre esa vía el vallecaucano Reynaldo Rueda, al frente de Ecuador; el santandereano Jorge Luis Pinto, en el banco de Costa Rica; y el antioqueño Luis Fernando Suárez, quien dirige a la selección de Honduras. Sería un acontecimiento de incalculable valor para el fútbol colombiano que, además de un elevado número de jugadores, aumenta año tras año su cuota de entrenadores en el exterior. No deja de llamar la atención que ello suceda al mismo tiempo que en el país ese puesto sea para un extranjero. Manes de la globalización.
*Después de su experiencia en Toulon, donde hizo un ensayo que debe resultar provechoso para los planes del técnico Carlos Piscis Restrepo, la selección Sub-20 de Colombia realiza los toques finales antes de abordar el campeonato mundial de la categoría en canchas de Turquía. Desde el 22 del presente mes, cuando se mida con Australia en Trabzon, estará en la lucha de los 504 diamantes en bruto de que habla la Fifa, por un puesto de mérito. Turquía será el segundo rival, el 26, y El Salvador le pondrá el punto final a la primera fase, por el grupo C, el día 29. Colombia, campeón suramericano, fue segundo en Toulon, detrás de Brasil, que se impuso 1-0, y se espera que ponga el máximo empeño en busca de la victoria. Presenta un equipo combativo y de fuerza, que debe ganar en talento con el aporte del antioqueño Juan Fernando Quintero en el medio campo, mientras que la artillería recibe los refuerzos de Andrés Rentería y Brayan Perea. El mejor antecedente viene del 2003 en Emiratos Árabes Unidos, cuando Colombia logró el tercer puesto, bajo la dirección de Reynaldo Rueda.
*El joven boyacense Nairo Quintana recibirá su bautizo de fuego con el Tur de Francia 2013, entre el sábado 29 de junio y el domingo 21 de julio en París. A los 23 años afrontará la carrera por etapas más dura del mundo, con la ilusión de reafirmar la clase que ya ha mostrado en pruebas como la Vuelta del Porvenir, la del País Vasco y otras del calendario europeo. Está previsto que acompañe al español Alejandro Valverde en calidad de escudero, que lo apoye a los ascensos y lo ayude en la tarea de batallar por el título. Es el estreno y hay expectativa por su desempeño. La clásica prueba francesa, que celebra el centenario, tendrá un recorrido de más de 3.000 kilómetros con 21 etapas, 3 contra el reloj, cinco ascensos escalofriantes y en general un trazado para romper piernas. Nairo se preparó en las alturas colombianas y llega cargado de oxígeno al descomunal reto.
*Ausente el británico Bradley Wiggins, afectado por una lesión de rodilla que arrastra desde el Giro de Italia que no pudo terminar, la candidatura del español Alberto Contador cobra mayor fuerza en el Tur de Francia 2013. Entre sus opositores de alto nivel estará el también británico Chris Froome, quien acaba de ganar la Dauphiné Liberé y se declara en óptima forma. Contador dio la idea de querer blindarse contra las presiones, y advirtió en declaraciones a la prensa de su país que “si mis piernas están bien, no me preocupan los rivales”. La famosa aventura del ciclismo internacional se verá en el país por Señal Colombia, con transmisión en directo.
*La morena de la eterna sonrisa, Catherine Ibargüen Mena, sigue en la cima del salto triple, desplaza sus largas y ágiles piernas y domina la llamada Liga Diamante del atletismo mundial. Después de ganar las citas de Shanghái (China), con 14.69, y Eugene, Estados Unidos, 14.93, repitió en Oslo, Suecia, 14.81, para consolidarse en el primer puesto. El salto en Eugene fue espectacular pero no recibió el visto bueno oficial como registro del año por haberlo conseguido cuando las condiciones del viento superaban los límites permitidos. Al cabo de seis de las 14 reuniones previstas, Catherine acumula 12 puntos, 6 por delante de la ucraniana Olha Saladuha, única rival a la vista. La próxima competencia será el 30 de junio en Birmingham, Inglaterra. La subcampeona olímpica del salto triple orienta sus máximos esfuerzos no solo hacia el triunfo en la Liga sino en el campeonato mundial de agosto próximo en Moscú. A los 29 años de edad, la estrella de Apartadó brilla cada vez más. La curva de rendimiento no se detiene.
*El ambiente del fútbol internacional se agita por estos días con el espectáculo de la Copa de las Confederaciones que organiza Brasil como abrebocas del campeonato mundial 2014. Brasilia, Rio de Janeiro, Belo Horizonte, Fortaleza, Salvador y Recife abren sus estadios. La final se cumplirá en el remodelado y mítico Maracaná. Es un torneo que aglutina a los ganadores de las distintas entidades continentales de la FIFA, crea cierta expectativa y sirve para que las potencias se diviertan. El mando corre por cuenta de las potencias y no se vislumbra un golpe de alto calibre. España, Brasil e Italia encabezan la lista de los favoritos, en tanto que Uruguay, México, Nigeria y Japón emergen como aguafiestas potenciales. No hay indicios de que Tahití sea capaz de causar alguna molestia. Partidos como España-Uruguay, Italia- Brasil e inclusive Brasil-México deberían despertar u ofrecer las mayores emociones.
*Quienes dicen, despectivamente y en desmedro de la campaña de Colombia, que en Brasil 2014 no se van a encontrar rivales como Bolivia o Paraguay, no pretenderán hacernos creer que el nuevo campeón mundial será un asiático. Los clasificados por la vía directa, Japón, Australia (que decidió salirse de la serie de Oceanía en busca de mayor competencia), Irán y Corea del Sur, están todavía bastante distanciados de esa posibilidad. Si llegan a la segunda fase ya serían noticia. Y por cierto que a la repesca irán Uzbekistán y Jordania, para definir al contendor del quinto en la tabla suramericana. Difícil, por lo tanto, que América del Sur no tenga seis representantes (incluido, lógico, el dueño de casa)) en Brasil 2014.
*España es el toro. Tienen razón, creo, quienes afirman que el futbol español tiene cantidad y calidad entre sus jugadores para pelear por la hegemonía en los próximos cinco años por lo menos. La camada de los juveniles es notable y así lo acaba de ratificar con el cuarto título Sub-21 de Europa, segundo consecutivo en el historial del torneo, tras derrotar a Italia 4-2. Además, como lo destacan los comentaristas ibéricos, hay un buen número de astros que se mueve entre los 22 y los 25 años que ya hacen noticia en las distintas Ligas del continente. España, con su estilo del toque-toque rápido y preciso, llegó para quedarse por un buen rato.
(1) El Tiempo, 12-06-201
(1) El Tiempo, 12-06-2013.
POSICIONES DE LA ELIMINATORIA AL DÍA
Nota: Brasil no juega por ser el país sede.
Pj: 56. Goles: 148. Promedio ofensivo: 2.64.