Por: Rufino Acosta Rodríguez
Esto es lo que viene en el Mundial de Brasil 2014: el comienzo de lo que se podría llamar la hora cero, el tiempo sin retorno. Pasó la etapa en la que se podía perder o empatar hoy y reponerse dos días después. No hay alternativa: solo avanzan los ganadores. Es la ley de la competencia. Seis equipos de Europa, cinco de América del Sur, tres de Centro, Norte y el Caribe y dos de África siguen en carrera. Asia se quedó por fuera del pastel. El balance de lo ocurrido hasta ahora resulta óptimo para el nuevo continente y de completa decepción para los del viejo. De los diez americanos, ocho siguen vivos y apenas dos tuvieron que desocupar sus hoteles. Europa traía una caravana de trece representantes y apenas conserva seis. De los cinco africanos permanecen dos y de los cuatro asiáticos ninguno. Fue un duro golpe para los equipos del otro lado del océano Atlántico. El peor puede atribuirse a los campeones mundiales con España en primer plano. En condición de monarca vigente, atraía todas las miradas y despertaba considerable expectativa. Desilusión total. ¿Fin de un ciclo? Tampoco podrían alzar la voz Italia, con cuatro estrellas, e Inglaterra, que hace 48 años ganó en su terreno y nunca más ha podido brillar en el firmamento del fútbol universal. Los organizadores del juego más popular ahora parecen convidados de piedra. Portugal también puso su cuota entre los que fracasaron. Inspirado en la capacidad y el talento de Cristiano Ronaldo, no tuvo equipo para dar la batalla y a pesar del esfuerzo final, le tocó liar bártulos. La goleada ante Alemania le trazó el camino de la desgracia. Fue incapaz de superarla. Cristiano apenas hizo un gol y se fue detrás de Gianluiggi Buffon, Andrea Pirlo, Iniesta, Ramos, Xavi, Piquet, Casillas, Wayne Rooney y demás luminarias que se apagaron en los estadios del coloso suramericano. El lote colectivo lo completaron Bosnia, Croacia y Rusia. Para sostener la bandera continúan Alemania, Bélgica, Francia, Grecia, Holanda y Suiza. América del Sur está delirante. Argentina, Brasil, Colombia, Chile y Uruguay salvaron los obstáculos y llegan a octavos con pretensiones de no quedarse en el intento. Ecuador fue el único del grupo al que no le alcanzó para entrar a la nueva sala. Una caída de estreno frente a Suiza, en los últimos 30 segundos, complicó su andar de manera determinante. Venció a Honduras y empató con Francia pero el cuadro helvético le tomó la delantera. Golpe para el vallecaucano Reynaldo Rueda, quien según los indicios ya habría tomado la decisión de dar un paso al costado por creer que llegó al fin de su ciclo en el vecino país. Algo similar a lo del antioqueño Luis Fernando Suárez, abrumado por el papel de Honduras que encajó tres derrotas como excepción nada honrosa del buen papel de los representantes de Concacaf. El continente negro se asoma con Nigeria y Argelia. Costa de Marfil era candidato y cedió a última hora. Ghana solo se acercó y Camerún dio la nota para el olvido. Asia busca que le aumenten por lo menos un cupo para las eliminatorias hacia Moscú 2018. Con lo que mostró en Brasil, creo que esa aspiración se evapora por el momento. Cuatro llegaron y cuatro se fueron, sin nada relevante. Japón y Corea del Sur actuaron por debajo de sus antecedentes inmediatos. Australia, agregado de Oceanía, tuvo chispazos e Irán conservó su línea de aprendiz. De fútbol casi nada. ¿Qué se espera en lo que viene? Hay equipos que sostienen la caña de su historia y deben ser incluidos entre los aspirantes al reinado, tales como Alemania, Holanda y Argentina. Brasil juega en casa y quiere borrar el recuerdo del terrible “maracanazo” de 1950. Es ahora o nunca. Luiz Scolari, Felipao, cree que Neymar le puede dar la gloria. Su talón de Aquiles es la falta de talento creador. No hay una luz en la mitad del campo. ¿Podrá reaccionar y seguir adelante? Sería temerario atreverse a descartarlo. Aspirante número uno. Es lo elemental en este caso. La nueva línea está ocupada por Colombia y Chile. Costa Rica fue el matagigantes de la primera fase, y todo indica que todavía tiene cuerda para dar más de qué hablar. Uruguay se aferra a su legendaria garra y llega herido por la ejemplar y drástica sanción a Luis Suárez, uno de los baluartes de su ofensiva. Francia está renovada y presenta la imagen de un equipo compacto, de fino toque y fuerza en el ataque. Karim Benzema anda con las pilas puestas. Holanda es impactante. Su ofensiva, con Robin Van Persie, Arjen Robben y Wesley Sneijder, podría transformarse en una catapulta. Fuerte en la marca, veloz en los desplazamientos, siempre deja la impresión de que aún no ha llegado a la plenitud de su capacidad depredadora. Debe recordarse que el país de los tulipanes ya ha amenazado varias veces y nunca cumple. Basta revisar los mundiales de 1974, 1978, 1990 y 2010. ¿Será esta vez? El tanque alemán arrasó con Portugal, empató con Ghana y derrotó a Estados Unidos por la mínima diferencia. Su carta de presentación fue el 4-0. Después no subió al mismo nivel. Los críticos, de todas maneras, lo sitúan las urnas como un poderoso candidato. El técnico Joachim Loew dispone de un verdadero arsenal y será cuestión de saber si hace explosión. Entre sus ases sobresalen Phililp Lahm, el portero Manuel Neur, el enlace Mesut Ozil, el destructor y a veces creador Bastian Schweinsteiger y el goleador Thomas Müller, con la reserva del histórico Miroslav Klose. Bélgica ocupa el espacio de la incógnita. Prometía más y la crítica coincide en que no era para tanto. Paciencia, podrían responder los diablos rojos. Eden Hazard es el creador y lo acompañan Marouane Fellaini, Kevin de Bruyne, Moussa Dembele, Romelu Lukaku y Jan Vertionghen entre los más notables. Fallaini prometió su cabellera si dan el salto. ¿Suiza y Grecia? Estimo que hasta aquí los trajo el río. De la dupla africana pienso igual que sobre Grecia y Suiza: ya se deben dar por bien servidos. No le veo futuro a Argelia ante Alemania ni a Nigeria con Francia. Salvo palos de marca mayor. Miremos hacia el lado americano. La presencia de Lionel Messi y sus “fantásticos” (Di María, Higuaín y Agüero), aunada a la trayectoria del país en el fútbol internacional, pone a la Argentina en el pedestal. Debe ser pretendiente de primera línea. Es cierto que anda en deuda y crea incertidumbre en la defensa. Con Messi, quiérase o no, cualquier cosa buena cabe esperar. Por eso lo veo más allá de los cuartos de final. Chile perdió con Holanda en mano a mano. Antes se había dado un banquete sobre España y pasó de largo ante Australia. El técnico Jorge Sampaoli ha logrado el equilibrio entre el genio de jugadores como Alexis Sánchez, Eduardo Vargas y Arturo Vidal, y la acción efectiva de Charles Aránguiz en el medio campo y la solidez defensiva que comienza con el arquero Bravo y completan Eugenio Mena, Gary Medel, Gonzalo Jara y Mauricio Isla. Le tocó bailar con la más fea. Ni modo. El que quiere puede y le toca afrontar lo que venga. De Costa Rica cabría agregar que tal vez solo el técnico santandereano Jorge Luis Pinto y sus jugadores se soñaban con lo ocurrido. Sacar a tres campeones mundiales (España, Italia e Inglaterra) no podía estar en las cuentas de nadie. Cumplió la gesta y lejos del estilo burdo o la ultradefensa y el juego taimado. El técnico y analista Jorge Gallego dijo que para frenar y ganarle a Italia, Costa Rica la obligó a algo que nunca hace, jugar al ataque. Bryan Ruiz es el responsable de la creación y Joel Campbell le pone el acelerador al ataque. Los ticos jugarán contra Grecia y si no caen en los engaños de los regalos griegos deben estar entre los rivales de cuartos de final. De Estados Unidos es posible esperar que les complique las cosas a los belgas. Con Dempsey, Cobi Jones, Beasley y Bradley, amparados por la seguridad de Omar González y Tim Howard, reúne suficiente caudal para causar problemas. México clasificó por la vía de la repesca y aunque se dio un paseo de salud con Tahití, hay que recordar que le fue mal en la eliminatoria. Lo que no obsta para reconocer que luego tomó un segundo aire y ganó invicto su tiquete para octavos. Que le haya correspondido medirse frente a Holanda es cosa del sorteo. Por su espíritu guerrero y jugadores como Rafa Márquez, el capitán inacabable, el goleador Oribe Peralta, Chicharito Hernández, Andrés Guardado, Giovanni dos Santos , Juan José Vásquez y el formidable Guillermo Ochoa, el muro azteca, nunca se le debe dejar por fuera de buenas a primeras. Un picante para la naranja. ¿Y Colombia? La dejamos para el cierre con la idea de no bajarnos de la nube de los sueños. ¿Subjetivos? Claro, esta vez nos damos la licencia, eso sí sin histerismo. José Pekerman descubrió la forma de convencer a los jugadores de cuánto son capaces y de no ponerse límites negativos. De que no tiene techo, como dice Falcao, el tigre ausente. Con estructura de equipo solidario, colectivo y apegado al buen trato del balón, se nutre del talento y la clase individual. Algunos de sus valores rebasan las proyecciones más optimistas. Ospina, Camilo Zúñiga, Mario Alberto Yepes, Pablo Armero, Carlos Sánchez, Abel Aguilar, James Rodríguez, Teófilo Gutiérrez, Víctor Ibarbo, Adrián Ramos, Jackson Martínez, Juan Fernando Quintero, Fredy Guarín, Alex Mejía y el resto del compacto grupo conjugan armonía, decisión, clase y eficacia. Da gusto verlos jugar. ¿Hasta dónde llegará? A pesar de lo que repite Falcao, la pregunta es inevitable. ¿Cómo dar una respuesta? Pensamos que Colombia llegó para quedarse. Vamos a ver si el zoco corta. Es uno de los 4 con marca perfecta y de los nueve invictos. Y para redondear este proyecto de ensayo futbolístico, digamos, a lo pitonisos, que Brasil debe sacar a Chile, Colombia a Uruguay, Holanda a México, Costa Rica a Grecia, Francia Nigeria, Alemania a Argelia, Argentina a Suiza y Bélgica a Estados Unidos. De ahí en adelante ya veremos