La rivalidad empezó desde cuando fue creado el juego. Y por lo tanto, siempre será así, hasta que un armisticio, que no se vislumbra al final del túnel, pueda amainar la situación.
Nunca se encontrará un punto medio entre la rivalidad que ha existido, que existe y qué existirá en lo deportivo que no personal, entre los bateadores y los lanzadores del béisbol; porque los primeros, buscan la manera de acertar cada envío que le hacen, y los segundos, en procura de evitar que sus lanzamientos sean devueltos con facilidad hacia terrenos de nadie en los campos de juego.
La confrontación data desde el mismo inicio del juego como pasatiempo del ser humano, como esencialmente se promulgó desde tierras inglesas, pero que con el advenimiento de la era moderna, que empezó a desarrollarse desde los años 50 hacia este Tercer Milenio que estamos viviendo, más como industria con dimensiones de jerarquía y económicamente poderosa, irrumpió con la presencia de la verdadera organización de la pelota profesional en los Estados Unidos, cuando estamos avanzando hacia su segundo siglo de existencia bajo esa égida.
Todo lo demás hace parte del cuento de quién fue primero, el huevo o la gallina…
Que una bola más viva permite más cuadrangulares que una amorfa; que el avance técnico de los lanzadores desde la lomita es cada vez más difícil de predecir por la variedad y la velocidad de las ofertas, porque ya no es con uno o dos lanzamientos que le hacen frente a sus rivales de turno, sino con tres o con cuatro envíos distintos; que las estrategias han cambiado tanto, que el bateador cuando sale a consumir su turno, conoce de antemano con qué lanzamientos cuenta su opositor desde el montículo, y por el contrario, el serpentinero ya está avisado qué lanzamiento es más dominante para el pelotero que está enfrentando desde el pentágono … en fin … y entonces es la habilidad deportiva y el talento los que priman al momento de la verdad.
“Trampa” o argucias
De primera mano tenemos que decir, que con el paso de los años y de presenciar tantos partidos del béisbol de las Grandes Ligas, incluyendo la asistencia a los campos de entrenamientos primaverales, ciertamente la evolución ha sido tan evidente que los estudios sobre cada uno de los jugadores, es pan de cada día, hasta el punto de conocerse que determinado bateador derecho o zurdo, es tan débil con la curva bajando o con la bola que se desliza hacia los lados del plato (el slider) que, a menos que no haya control sobre el lanzamiento, siempre será dominado con esa oferta, a menos que técnicamente supere su deficiencia que tiene a la ofensiva para responder a las exigencias del juego.
Todo esto para decir que la “trampa” o engaño es válido para el lanzador cuando lo hace dentro de los cánones deportivos, argucias que son bienvenidas; pero que no pueden ser aceptadas esas “trampas” o engaños en el juego, cuando de por medio están los valores deportivos, como la funesta época de las hormonas de crecimiento humano y los esteroides, que tanto usaron muchas figuras del béisbol.
Ahora la discusión está centrada, por estos días, después de las sanciones impuestas por el robo de señales de los Astros de Houston, hace menos de un lustro, sobre la disminución en la calidad de las pelotas y el uso de sustancias que están utilizando los lanzadores para tener un mejor agarre de la bola en sus lanzamientos.
Una mirada a esos dos casos, hacen parte de la controversia. Hay quienes sostienen que las pelotas que se vienen utilizando este año en la temporada de las Grandes Ligas es menos “viva” o más “lenta” cuando es bateada por el jugador, lo que ha disminuido, dicen ellos, la cantidad de cuadrangulares en los desafíos. Y otros tantos están señalando, a voz en cuello, que los lanzadores, algunos muy pocos por cierto, están haciendo uso indebido de sustancias que les permitan un mejor agarre de las pelotas para hacer sus lanzamientos.
Situación real
El pasado 26 de mayo del año en curso, el veterano árbitro de la Gran Carpa, Joe West, le confiscó al relevista mexicano, Giovanny Gallegos, la gorra de los Cardenales de San Luis que estaba usando en el partido frente a los Medias Blancas, en Chicago, al considerar que la misma contenía sustancias extrañas que estaban siendo utilizadas por el relevista.
Gallegos en ese partido trabajó un episodio y dos tercios, sin permitir imparables, no entregar bases por bolas y abanicar a 3 bateadores, de los 5 a los cuales enfrentó.
La situación real es que se están “calentando” las cosas en ese sentido, hasta el punto que Josh Donaldson, hoy jugador de los Mellizos de Minnesota, sacó a relucir los nombres del astro derecho de los Yanquis de Nueva York, Gerrit Cole, así como del también derecho y ex-compañero suyo, Trevor Bauer, dentro de un grupo de lanzadores que aparentemente usan sustancias “pegajosas” para tener mayor control sobre las esféricas que utilizan en los partidos.
Y una voz que también se ha hecho sentir en los últimos días, es la de Pete Alonso, el toletero de los 53 cuadrangulares, nueva marca para los “principiantes” en su campaña en la Gran Carpa, ganador del premio “Novato del Año” en la Liga Nacional de 2019, quien viene sosteniendo que las pelotas que se están usando en las Grandes Ligas son menos “rápidas” o “vivas” que las que se estaban utilizando hace un par de años.
Nadie tiene prueba, hasta el momento, que la calidad de las pelotas que se vienen usando en el mejor béisbol del mundo, hayan sido desmejoradas en su calidad para disminuir su consistencia y por lo tanto, que sean más resistentes al bateo, lo que se traduce en que “caminen” o avancen menos al ser golpeadas con los bates que las devuelven al terreno de juego.
Medidas adoptadas
Precisamente, al momento en que nos encontrábamos escribiendo estas líneas, el Comisionado del Béisbol de las Grandes Ligas, Rob Manfred, dio a conocer una directiva, de obligatorio cumplimiento, que en principio, puede poner punto final a la controversia, en cuanto al uso de sustancias extrañas por parte de los lanzadores, pero nada se dice sobre la calidad de las pelotas que se vienen usando.
“Entiendo que existe un historial de sustancias foráneas aplicadas a la bola, pero lo que estamos viendo hoy día es bien diferente, con sustancias más fuertes, siendo utilizadas con más frecuencia que nunca. Está claro que el uso de sustancias foráneas ha pasado de ser algo para ayudar a tener un poco de mejor agarre de la bola a algo más—una ventaja injusta que está creando una falta de acción y un nivel disparejo”, dijo Manfred en el comunicado oficial.
Manfred agrega que “Major League Baseball anuncia que a partir de hoy martes 15 de junio, se ha actualizado la política sobre el uso de sustancias no prohibidas en el montículo y con el agarre de la pelota de parte de los lanzadores, con un cumplimiento reforzado de las reglas oficiales 3.01 y 6.02, las cuales prohíben que los serpentineros utilicen sustancias foráneas en las bolas”.
“Basándonos en quejas de los bateadores, lanzadores, árbitros, técnicos y ejecutivos, MLB afirma que ha habido un uso de muchas sustancias de parte de lanzadores tanto en liga menor como a nivel de Grandes Ligas. Muchas de las pelotas usadas y examinadas llevan marcas oscuras y pegajosas. La entidad también reveló que ha realizado investigaciones y pruebas, con la ayuda de otras empresas, para determinar si el uso de las sustancias prohibidas ha afectado la actuación de los protagonistas. El resultado fue que dichas sustancias aumentan de manera significativa la tasa de rotaciones y el movimiento de la bola en cada lanzamiento, lo cual les da a los lanzadores que las usan una ventaja injusta sobre los bateadores”.
Y sentencia que “cualquier serpentinero que tenga o aplique una sustancia foránea (pegajosa) en la pelota desde el 21 de junio de este 2021, será expulsado del partido y será suspendido por 10 juegos de manera automática. Los reincidentes serán sancionados progresivamente y, además, los equipos y su personal estarán sujetos a castigos por no procurar que se cumplan las reglas”.
Manfred remata diciendo que “tenemos una responsabilidad con nuestros fanáticos y con el talento generacional en el terreno para eliminar estas sustancias y mejorar el juego”.
A medida que avance la ciencia, la tecnología y el modernismo llegue al béisbol, muchos más casos se pondrán en evidencia con el transcurrir de los días, los meses, los años, los juegos y por los propios peloteros.
Ayer las hormonas de crecimiento, los esteroides, los bates modificados; después fueron los robos de señales, y hoy es la sustancia para mejorar el agarre de las bolas, y mañana, seguramente que se abrirá la discusión sobre la calidad de las pelotas que se usan en el béisbol de las Grandes Ligas.
¡Cuántas otras cosas más veremos en el inmediato futuro dentro del béisbol! Nadie lo sabe, pero seguramente serán muchas otras.