Por: Rufino Acosta Rodriguez
Si uno se pone a mirar la evolución de los juegos entre Colombia y Brasil, tendría que pensarlo dos veces antes de dar un pronóstico positivo para el viernes 4 de julio en el Castelao de Fortaleza. Para qué decirnos mentiras. El equipo del país “mais grande do mundo” casi siempre le ha dado en la cabeza, desde 1945 cuando los famosos galeotes cayeron en Chile por 3-0. Son varias las golpizas de ese corte que registra el recuento estadístico. Una de las más sonoras que se recuerden fue la del 24 de marzo de 1957 en Lima, cuando Colombia, que había llegado con la selección del Valle y después tuvo que convocar de urgencia a los profesionales, resultó zarandeada 9-0, apenas una semana después de un histórico triunfo sobre Uruguay con anotación del samario Carlos Arango. Esa selección de Brasil fue la base del equipo que un año después ganó el Mundial de Suecia, impulsado por la magia de Pelé, Garrincha, Zagallo y compañía. Más tarde Colombia tuvo que aguantarse otras tres azotainas, el 5-1 del 14 de marzo de 1963 en La Paz, Bolivia; y el 6-2 del 21 de agosto de 1969 y el 6-0 del 9 de marzo de 1997, siempre en el Maracaná. Es bastante el agua que ha pasado bajo el puente en estos enfrentamientos. Colombia pudo saborear las mieles de una victoria contra su poderoso rival apenas el 15 de mayo de 1985. Se trató de un juego amistoso que le servía de adiestramiento a Brasil para México 1986 El equipo nacional, que no estaba en el paseo, era dirigido por Gabriel Ochoa Uribe. Víctor Lugo se dio el lujo de convertir el gol que rompía una hegemonía de 40 años. Era el Brasil de Oscar, Branco, Jorginho, Walter Casagrande, Geovani y Careca, entre otros, con la conducción de Evaristo Macedo. Nada impresionante y en el primer Mundial azteca (repitió en 1970) no pasó de cuartos de final, eliminado por Francia vía cobros desde el punto penalti tras empatar a un gol. De aquella noche en El Campín, que por cierto no tuvo una buena entrada de público, lo más destacado de Colombia pasó a Viña del Mar, Chile, en 1991, por la Copa América. El 13 de julio, el equipo nacional se impuso 2-0, con tantos de Armando Pipa de Ávila y Arnoldo Guajiro Iguarán. Ya la tricolor había regresado a los mundiales, bajo la orientación de Francisco Maturana. El Bolillo Hernán Darío Gómez le hacía la segunda. No se crean. Las cosas han cambiado de un tiempo para acá. Hay tres empates consecutivos sin goles, entre el 2004 y el 2008, por las eliminatorias, uno en Rio de Janeiro (15-10-08), uno en Bogotá (14-10-2007) y uno en Maceio (13-10-2004). El balance, para terminar este capítulo (1), indica que Brasil solo le ha permitido un par de retozos a Colombia y en siete ocasiones ha cedido empates. Lo demás le favorece: 15 victorias, 56 goles a favor y únicamente diez en contra. ¿Hay que dejarse apabullar por las cifras? Me parece que no. Soplan nuevos aires y algo va de hace 69 años a hoy. La diferencia se acortó y pienso que no se incurre en soberbia si se dice que están bastante cerca, sin olvidar obviamente que Brasil tiene cinco títulos mundiales y Colombia ninguno. ¿Es Brasil favorito? Nada de extraño, porque juega en casa y se siente arropado por la leyenda. Hay que mirar el hoy y el ahora para ver cómo andan los dos equipos. Brasil no ha impresionado más de la cuenta. Deja dudas. Colombia, en cambio, atrae a la crítica como una sensación. Pienso que si la historia no juega, la opción del conjunto que dirige don José Pekerman ocupa un puesto de avanzada. Como nunca antes en tiempos modernos, la suerte está echada. Es ahora o habrá que esperar quien sabe cuántos años más. Las fuerzas entran en vigilia.
(1) Archivo de la Federación Colombiana de Fútbol.