Por: Antonio A. Herrera-Vaillant
Lo que pomposamente llaman "revolución" no cuenta con un instante de heroicidad en toda su sórdida trayectoria. Nació cobarde y morirá cobarde.
Partió de oficiales que violando juramentos reptaron entre sombras de cuarteles, forjando una logia que profanó el ideario del Libertador, importó teorías Nazis del antisemita Ceresole, y cortejó al viejo General Pérez Jiménez.
Debutó entre gallos y medianoche, con ataque traicionero y agenda de muerte. Ante la menor resistencia se rindió, protegida por larvas sembradas en el alto mando que colaboraron en promover un líder.
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