Por : Henry Mance
Lo que en definitiva puede decirse de los ecologistas es que no se les reconoce precisamente por su “buen ambiente”. La mayoría, más bien, son fatalistas, depresivos y hasta aburridos. O por lo menos esa es la imagen que se tiene de ellos.
Un ejemplo: Cuando el premio Nobel Al Gore presentó su documental Una verdad incómoda, el diario deWashington Post publicó una reseña en la que se decía textualmente: “El aburrido Al Gore ha hecho una película. Se trata del tema más aburrido de todos: el calentamiento global”.
Aunque irónicas, esas palabras insinúan algo que les gusta admitir a los ambientalistas. A menudo el futuro del planeta no es divertido, y se muestra como una serie de quejas y reglas pesadas.
“Siempre en el sector ambiental estamos hablando de cosas muy tenaces y esto hace que haya poco sentido del humor”, dice Germán Andrade, director de la Fundación Humedales. “Aquí en Colombia, por ejemplo, no hay humor ambiental. Nos deben ver como una secta”, agrega.
Y tiene razón. En los círculos ambientales del país, nadie recuerda una carcajada de ex ministros de Ambiente como Manuel Rodríguez o Juan Mayr.
El problema es real. Mientras una búsqueda en Google para “humor social” genera más de 25 mil sitios en la web, una para “humor ambiental” arroja resultados vergonzosos –sólo 766-.
¿En qué otro sector podría Al Gore llegar a ser considerado como líder carismático?
Hay implicaciones. El comediante norteamericano Bill Cosby dijo que “si no puede encontrar humor hasta en la pobreza, puede sobrevivir a cualquier cosa”. En Colombialos comediantes se han aprovechado de esta teoría para reírse de temas tan tristes como el desplazamiento, la violencia o la corrupción. Pero lo ambiental ha quedado afuera.
Para Gonzalo Valderrama, uno de los cuenteros más destacados del país, quien también se describe como ambientalista parte del problema es lo cotidiano: “Burlarse de botar basura no tiene chiste”, comenta. Otra cosa es burlarse de la imagen que proyectan los ambientalistas. Según Valderrama, para hacer comedia ambiental lo humorístico sería el discurso y no las malas conductas ambientales. “Por eso todos los comediantes que dicen algo con respecto al tema lo dicen en contra de los ambientalistas”, añade.
Tal vez nada más sea una cuestión de presentación. Y Estados Unidos –líder mundial en destruir el planeta- también se ha convertido en la cuña del humor que podría ayudar a salvarlo.
En Seattle, la ciudad más grande de Washington, existe un medio de comunicación exclusivamente a enfrentar la mala fama del ambientalismo.
Se trata de Grist, un sitio web con humor y noticias ambientales. El sitio se describe como “pesimismo con sentido del humor” y se lanzó oficialmente en 1999, bajo la premisa de “toca aceptarlo”, leer periodismo ambiental se siente como comer vegetales hervidos. Sin nada de mantequilla”.
Grist dice que “aunque tomemos nuestro trabajo en serio, no nos tomamos a nosotros mismos en serio, porque entre los muchos recursos que se están agotando en el planeta no se cuentan los ‘ecólatras’ mojigatos”.
El humor ambiental recibió otra buena noticia en 2005, cuando se organizó Earth to America, un especial televisado de humor ambiental con comediantes como Robin Williams, Jack Black y Ben Stiller.
Es recordada la presentación de Will Ferrell, que hizo una parodia del presidenteBush, en la que argumentaba que “los polos son sólo lugares para orgías de pingüinos”. El reto, dijo el supuesto presidente, no es “escuchar a la naturaleza, sino asegurar que la naturaleza nos escuche a nosotros”. En otro sketch, un grupo de rock imitaba a unas azafatas, pidiéndoles a los televidentes que “ubiquen la salida de emergencia del planeta más cercana”, antes de recordarles que “no hay”.
Esta tendencia ya tiene el sello oficial. Cada año para celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente, que es el 5 de junio, el programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente organiza una exposición de caricaturas llamadas “Humor del fin del mundo”. Hay buenas, irreverentes, malas…pero si cambian la imagen de los temas ambientales, ¿qué más da?
¿Podría existir un movimiento ambiental chistoso, entretenido, comunicador? Ambientalistas del mundo ¡ríanse!
(Revista ambiental Catorce 6)