Adios al bronceado
Ya no basta con exponerse al sol menos tiempo o después de las dos de la tarde. El hecho de que la piel cambie de color, está indicando que el sol ha penetrado en las capas cutáneas, produciéndole un daño irreversible.
El uso diario de un protector solar fuerte (con factor SPF 15, 20 o más) se hace inminente no sólo cuando se va a ir a la piscina, a la playa o a trotar. Los expertos afirman que el 80% de todo el daño por exposición solar, ocurre sin querer, mientras se va a la tienda o se desciende del carro para entrar a la oficina. Y es que por esos días, en la temporada más larga y más activa de vacaciones de fin y comienzo de año, el calor está en uno de los niveles más altos de los últimos tiempos por el anormal recalentamiento de la Tierra, el cual se viene sintiendo desde hace cuatro años.
Afortunadamente, ahora existen productos de maquillaje, humectantes, cremas nutritivas o gels, entre otros, con protectores solares que permiten que la piel esté a salvo en esos momentos.
Cambiar de hábitos
Muchos de los anteriores amantes del sol han aceptado renunciar al bronceado de vacaciones para proteger su salud. “Yo usaba un protector de muy bajo SPF para literalmente “asarme” al sol – confiesa Paula, pero después me di cuenta que ese color, me iba a generar envejecimiento prematuro y a largo plazo me exponía a un cáncer de piel. Ahora uso un protector con factor SPF 29. Pienso que es más atractivo, e incluso un símbolo de estatus, tener la piel blanca y sana. Y esta forma de pensar se la he transmitido a mis hijos, quienes no conocen un bronceado y se sienten orgullosos de ello”.
Bronceado artificial
Muchos creen que broncearse con los rayos ultravioleta que emiten la luz de las cámaras bronceadoras es menos dañino que hacerlo al aire libre y que, además, puede proteger más de posibles quemaduras. Pero esto no es cierto.
Los rayos ultravioleta poseen tres longitudes de onda que dañan la piel.
1-Los UVB, -que son los causantes de las quemaduras y los mayores responsables del cáncer cutáneo- llegan con mayor fuerza en el verano, en las zonas altas y cerca del Ecuador.
2-Los UVA, -que son los que emiten las cámaras de bronceado- origina envejecimiento en la piel, al romper las fibras que dan la firmeza a los tejidos. Pueden contribuir, además, a aumentar los efectos cancerígenos de los rayos UVB.
3- Finalmente están los rayos ultravioleta C, UVC, que aunque son dañinos, por fortuna se filtran con la capa de ozono. Conociendo estas características, los dermatólogos han llegado a concluir que un bronceado con rayos UVA (de las cámaras) también resulta nocivo para la piel.
El autobronceado
Las lociones autobronceadoras de alta calidad y correctamente aplicadas, tienen la ventaja de que pueden proporcionar un bonito color de piel sin exponerla a los rayos ultravioleta. Sin embargo, todavía no se puede afirmar que estén totalmente libres de otros riesgos.
Lo cierto es que últimamente están siendo aceptadas por el público, que muchas firmas cosméticas del mundo Clinique, Estée Lauder y Vaseline Intensive Care, ya las ofrecen en un amplio rango de formulaciones. Se pueden obtener desde tonos claros hasta muy oscuros. También están produciendo autobronceadores especiales para el rostro, que no obstruyen los poros.
Usar estos productos implica tener en cuenta especiales recomendaciones, pues se corre el riesgo de obtener una coloración manchada.
Alta tecnología contra el sol
En el mercado mundial ya se están ofreciendo prendas (sombreros, camisetas, pantalones o chaquetas) diseñadas a base de tejidos herméticos y acabados químicos para bloquear totalmente el sol. Sobrepasan el factor de protección SPF 36, aun estando mojados. También se ha creado un brazalete que emite una señal de alarma cuando capta los rayos ultravioleta.
Igualmente, existe un pequeño adhesivo en forma de disco (se puede colocar en la piel o en el vestido de baño) el cual va cambiando de color de acuerdo con el tiempo de exposición solar. Esto con el fin de no sobrepasarse más de 15 minutos diarios aceptables para quienes insisten en broncearse al sol. Los hay de tres tipos: uno para las personas que no usan protector solar, otro para los adultos que usan protector con factor SPF 15, 20 o 30 y finalmente, uno para los niños.