Por: María Mercedes Pérez de Beltrán
Los abrazos no deberían guardarse para ciertas ocasiones como las reuniones familiares, los pésames, los cumpleaños o el festejo de un gol con el equipo favorito. Cuando las palabras no pueden expresar algo, podemos decirlo con abrazos.
Kathleen Keating, una norteamericana asesora de salud mental y autora de los libros “Abrázame 1” y “Abrázame 2”, se ha dedicado a hacer conocer por todo el mundo, el idioma de los abrazos, mediante estas publicaciones. Ella expresa que lo que realmente le interesa después de que la gente lea sus libros, es que todos puedan disfrutar del “intensísimo placer de un cálido abrazo”.
“Es nuestra esperanza que el abrazo se convierta en algo común. El contacto físico no es solo algo agradable, es necesario para nuestro bienestar sicológico, emocional y corporal, y acrecienta la alegría y la salud del individuo y de la sociedad”.
¿Para qué sirve el contacto físico?
Apenas comenzamos a comprender el poder que tiene el contacto físico para nuestro desarrollo y bienestar emocional. En la actualidad, varios centros médicos de importancia lo emplean como técnica para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad, para acrecentar en los pacientes el deseo de vivir y para ayudar a los bebés prematuros a crecer y fortalecerse. Abrazar es, pues, una ciencia, un método de apoyo y de curación.
El abrazo es agradable. Aquieta los miedos, ahuyenta la soledad, abre la puerta de los sentimientos, ayuda a dominar el apetito (comemos menos cuando nos alimentamos con abrazos), además…alivia las tensiones, combate el insomnio y mantiene en buen estado los músculos de los brazos y hombros. También es portátil, no requiere de equipos ni sitios especiales, hace más felices los días felices, hace soportables los días insoportables, imparte sentimientos de arraigo, llena los vacíos de la vida y…abrazante y abrazado, continúan recibiendo afectos benéficos, aun después de la separación.
El abrazo es para todos
El abrazo terapéutico es un proceso de curación mutua. En realidad, las dos personas comprometidas en un abrazo reciben sus afectos y desempeñan papeles intercambiables. Muchos de nosotros, en nuestra poca amable sociedad, no hemos aprendido a pedir el apoyo emocional que necesitamos. Algunas personas han tenido carencias de afecto desde su infancia y pueden sentirse indignos de amor, y hasta indignos de un abrazo. Los abrazos no pueden resolver todos los problemas, pero sí ofrecer comprensión y cariño a los necesitados.
Sin embargo, el abrazo no es sólo para solitarios y adoloridos. Da mayor salud al saludable y mayor felicidad al feliz; aquel que se sienta muy seguro, tendrá todavía mayor seguridad en sí mismo si recibe un buen abrazo.
La ética de los abrazos
Un abrazo terapéutico no persigue ninguna aproximación sexual. Es cariñoso, consolador o juguetón. Se diferencia del abrazo de un amante, porque no busca ese plano de intimidad física que forma parte de la relación romántica.
Si usted tiene claro qué tipo de abrazo está dando, lo más seguro es que el abrazado responda de la misma forma. Si no sucede así, tal vez convenga tener una charla sobre la importancia de que los abrazos sean amistosos y busquen el mutuo apoyo.
Cuando usted vaya a dar un abrazo, asegúrese de contar con permiso antes de hacerlo. Con frecuencia, este permiso está implícito en una relación; sin embargo, siempre es necesario respetar la necesidad ajena de privacidad y de espacio, y los mensajes verbales y no verbales del otro, mediante los cuales, casi siempre, usted podrá adivinar qué es lo necesario y lo aceptable.
Si interpretó mal y el otro se sintió incómodo con su abrazo, no se preocupe. Para algunos es my difícil ser abrazado. En ocasiones es necesario establecer una sólida amistad para que se sientan lo bastante seguros para abrazar y ser abrazados.
Solicite, también, un abrazo cuando usted lo desée, cuando sienta la necesidad de ser abrazado. Diga “me gustaría un abrazo si no te molesta”. Un “gracias” o “me gustó”, sería una importante valoración del apoyo recibido.
Por otra parte, y además, es importante que usted asuma la responsabilidad de expresar lo que necesita y el modo como desea recibirlo. No culpe a los demás porque no recibe lo que necesita de ellos. Algunos de quienes conviven con usted, pueden tener una sensibilidad natural para captar sus necesidades, pero la mayoría, especialmente cuando están ocupados o preocupados, necesitan una comunicación directa y explícita, para saber que en determinado momento usted desea que lo abracen..
También, es preciso estar dispuestos a ceder y comprender que no siempre recibimos exactamente lo que deseamos y cuando lo deseamos. A algunas personas les cuesta aceptar los abrazos, muchas veces porque creen, erróneamente, que el único propósito del abrazo es cimentar una relación de amistad física
El abrazo íntimo también es muy bello, pero corresponde a otro nivel de necesidades. Las parejas necesitan montones de abrazos comunes, además de los íntimos.
Para que los niños no crezcan con la idea de que los abrazos sólo son para los amantes, y que para ser abrazado y abrazable, uno debe sentirse físicamente atraído por otro, abrácelos con frecuencia, de modo afectuoso, tierno, juguetón. Como apoyo, es bueno que vean a los padres y a los otros adultos abrazándose de ese modo.
El precio de abrazar es el riesgo de que nuestro abrazo sea rechazado o mal interpretado. Para eso se necesita fortaleza. Cuando nos arriesgamos a un abrazo, afirmamos nuestra maravillosa capacidad de compartir. Según vamos transformándonos en abrazantes más espontáneos, vamos descubriendo las riquezas de un abrazo y el precio comienza a parecernos relativamente bajo.
Estemos dispuestos a arriesgar un abrazo, porque las consecuencias son definitivamente estupendas.