El Abrazo de la serpiente
Por: Rufino Acosta Rodríguez
Quedé deslumbrado con El Abrazo de la Serpiente, la nueva película de Ciro Guerra. Es hermosa, dinámica, aleccionadora, ejemplar, reveladora, un canto al cine de profundidad. El choque y al mismo tiempo el enlace de culturas, la fuerza natural del hombre y el conflicto entre quienes pretenden imponer a la brava un credo y aquellos que se aferran a sus valores.
Excepcional la actuación de los actores indígenas y sobrio el papel de los «blancos». Ágil y fluido el despliegue de dialectos e idiomas. Diálogos de la filosofía pura, la que le llega al hombre, Salvo por la que me parece una floja actuación del «mesías» que en medio de su locura y aberraciones se creía el Iluminado, todo el grupo hace su tarea, es un deleite.
Los niños reflejan fielmente su vida de tortura y sometimiento en medio de los azotes de un monje alienado que pretende enseñarles el Verbo a punta de castigo corporal. El mutilado víctima de los caucheros, muestra la tragedia de una época cruel y sanguinaria en la selva colombiana.
Cuánta belleza del mar verde, qué estupenda fotografía. Aguas cristalinas, ríos de impetuoso caudal y leyendas, todo alrededor de la búsqueda incansable de una mítica planta a la que se aferran como esperanza de salvación para un moribundo, Ilusión de lo imposible.
Mi compadre el dr Carlos Enrique Marín Vélez, un asiduo del buen cine, también cayó rendido ante el abrazo constrictor. Nunca se extraña el color en las dos horas de pantalla, aunque al final irrumpe como para un punto inevitable en el cielo estrellado. Con razón le dieron el “Art Cinema Award” en Cannes. Por favor, no se la pierdan.