Navidad: Cruce de sentimientos y recuerdos

¿Por qué las personas se entristecen en navidad?

 

Por Claudia Liévano Casas

El estado depresivo, en general, tiene mucha relación con las vivencias infantiles. Por ejemplo, un niño abandonado va creando interiormente una pérdida de personalidad, que se va a reflejar en su vida de adulto con gran dolor y que puede ser factor de depresión.

El estado depresivo, en general, tiene mucha relación con las vivencias infantiles. Por ejemplo, un niño abandonado va creando interiormente una pérdida de personalidad, que se va a reflejar en su vida de adulto con gran dolor y que puede ser factor de depresión.

El estado depresivo, en general, tiene mucha relación con las vivencias infantiles. Por ejemplo, un niño abandonado va creando interiormente una pérdida de personalidad, que se va a reflejar en su vida de adulto con gran dolor y que puede ser factor de depresión.

Este estado emocional está ligado a la sensación de pérdidas importantes  para el YO, que según las teorías sicoanalíticas, está definido como esa parte de la estructura síquica controladora de las emociones. Cuando no se pueden cumplir las fantasías  que se tenían desde la niñez,  el YO se resiente  y experimenta una sensación de pérdida que no puede controlar.  La persona no se valora, se siente sola y abandonada en el mundo.

En la época navideña, algunos individuos experimentan  desde una simple añoranza de los años pasados hasta llegar a la nostalgia, e inclusive, al extremo  de la depresión sicótica, conduciéndola, en algunos casos, a la locura e inclusive al suicidio.

¿Por qué la depresión?

“La pérdida de seres queridos, una vida laboral insatisfecha o unas relaciones afectivas inestables, han sido siempre entendidos como factores de depresión, explica el doctor José Luis Calume Llorente, médico siquiatra. Sin embargo,  si la personalidad ha sido bien fundamentada durante la infancia, el adulto podrá solventar sin dificultad estas situaciones.

El estado depresivo, en general,  tiene mucha relación con las vivencias infantiles. Por ejemplo, un niño abandonado va creando interiormente  una pérdida de personalidad, que se va a reflejar en su vida  de adulto con gran dolor y que puede ser factor de depresión.

Lo mismo ocurre con un niño sobreprotegido o que permanentemente es señalado en su casa  como un ser dañino, inquieto y difícil. Este se va formando la idea de una persona rechazada, a la que no quieren.  Su YO entonces,  se va estructurando con una pérdida, la falta del amor de los demás  o la falta de gratificación de sus seres más queridos. Cuando el niño se convierte en adulto, su desarrollo síquico puede degenerar en un estado depresivo o sicopático (delincuencial), `como nadie me quiere a nadie le va  a importar lo que yo sea’.

Según el doctor Calume, “la navidad es una fiesta muy oral donde todo tiene que ver con la boca: mucha comida, mucho trago,  se habla demasiado, etcétera. Esto se puede ligar al hecho de que el YO se ve afectado principalmente en la fase oral, es decir, en los primeros dos años de vida”.

La navidad es la época perfecta para que la gente se enfrente  a un escenario muy parecido al que vivió desde niño, porque son los mismos regalos, son las mismas luces,  el pesebre, la comida. La persona no dejará de recordar  consciente o inconscientemente las limitaciones o los traumas, pocos o muchos, que tuvo en sus navidades infantiles. Recuerda, quizás, navidades en las que sus padres estuvieron ausentes, la pobreza que impedía tener juguetes o cenar con abundancia o la falta de amor familiar.

Cuando alguien entra en este estado depresivo, sufre sin conocer el motivo. Inconscientemente trata de negar  esos recuerdos infantiles que de alguna manera la navidad revive.

La persona sencillamente se siente mal, pero ignora cuál es la causa real de su estado de ánimo. Lo que sucede es que su pasado infantil fue tan doloroso que quedó sepultado, negado en el YO. Si ve por la calle una pareja con un niño haciendo compras, siente tristeza. Es probable que eso era lo que añoraba cuando niño: ser sacado por sus padres, que le demostraran su cariño, que le acariciaran el pelo o que simplemente le compraran un regalo.

La navidad es la época perfecta para que la gente se enfrente a un escenario muy parecido al que vivió desde niño, porque son los mismos regalos, son las mismas luces, el pesebre, la comida. La persona no dejará de recordar consciente o inconscientemente las limitaciones o los traumas, pocos o muchos, que tuvo en sus navidades infantiles.

La navidad es la época perfecta para que la gente se enfrente a un escenario muy parecido al que vivió desde niño, porque son los mismos regalos, son las mismas luces, el pesebre, la comida. La persona no dejará de recordar consciente o inconscientemente las limitaciones o los traumas, pocos o muchos, que tuvo en sus navidades infantiles.

Un ajuste de cuentas consigo mismo 

Otra causa de la depresión navideña, “es el ajuste de cuentas  con la vida afectiva, anota el doctor  Calume. El escenario y la repetición de los hechos navideños hace que todos hagamos un balance para saber si hemos logrado  o no  ese mundo placentero que soñábamos desde niños y que nos dijeron  que íbamos a tener.

Como nadie puede llenar con exactitud real lo que fue la fantasía infantil, siempre hay un déficit y es allí cuando se puede llegar a una nostalgia, en el nivel más simple, o incluso a la depresión. Si no se ha logrado lo que se deseaba, se van a producir unas sensaciones afectivas desagradables, que la navidad con todas sus luces obviamente va a incrementar.

Si la navidad llega con música, regalos y colores, pero no se resolvió el problema de compañía, aunque se esté rodeado de gente, es una época en que la sensación  de estar solo en el mundo aumenta. Generalmente nuestra sensibilidad humana se resiente en la medida  en que estamos solos y abandonados ante un imponderable que es el futuro y el infinito, eso nos hace virtualmente vulnerables a la depresión.

En este sentido, la depresión no sólo se puede entender desde el punto de vista siquiátrico, sino desde la filosofía de quienes somos. La falta de respuestas ante lo absoluto nos vuelve existenciales y nos acerca al dolor, por no saber quiénes somos”.

¿Cómo superar un estado depresivo?

“Nuestra sociedad ha dado un significado religioso a las fiestas de diciembre.  En este sentido, la fe en un ser superior se puede constituir en una salida trascendental  para los sentimientos de soledad y abandono, incrementado en esta época. Pero aunque para los creyentes es una salida válida, para aquellos que la simple nostalgia  pasa a ser depresión, lo más recomendable es hacer consciente  lo que ha permanecido en un nivel de aparente olvido. Esto sólo se puede lograr  con la ayuda profesional. A través de la sicoterapia, se ayuda a que la persona haga consciente  ese pasado inconsciente, comenzando a creer en ella misma”.

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