Por: Hugo Artunduaga Salas
El proceso del fin al conflicto: Farc – pueblo colombiano, parece que está en su cenit, pues con el empeño que le ha puesto el gobierno, en acelerar la negociación, se desprende que está próximo a firmarse.
Su contenido, todavía es un misterio para todos los compatriotas de a pie, pero a pesar de ello, el clamor es general, lograr un suspiro de alivio, pactando el fin del conflicto, con la organización subversiva más antigua ( vieja ), que nos ha azotado, en más de 60 años, es un gran paso para tener cerca la paz.
La pregunta del millón: estamos preparados para asumir el pos? La dirigencia, que aporta? Están los partidos políticos (si los hay, como tal ) preparados para asumir responsabilidades? Su aporte en qué consiste? Están organizados, ideológica y programáticamente? y suficientemente preparados, para confrontar con una nueva organización política?
Los interrogantes son innumerables, pero el reto es asumirlos y esa responsabilidad es de los ciudadanos de bien, que somos la mayoría. El liderazgo, lo asume el gobierno, pero su buen logro, depende de todos, sin distingo alguno. Desde luego que hay, un escalafón: las organizaciones políticas, gremiales, académicas, religiosas, sociales, agrarias, obreras y estudiantiles, etc., deben y tienen que ser partícipes, de esta heráldica tarea.
Si hacemos un repaso histórico y nos remontamos a los finales del siglo XIX y principios del XX y confrontamos con el actual las circunstancias de los enfrentamientos son similares, aunque con diferentes protagonistas. En el pasado veníamos de una independencia, realmente imaginaria, pasamos de un virreinato semi criollo a una era republicana global, la Nueva Granda, con guerras o escaramuzas, ya no contra los chapetones, eran entre los puros criollos y todo por migajas de poder, pues éramos pobres, ignorantes y atrasados, en comparación con los europeos. Hoy menos pobres, menos ignorantes y menos atrasados; pero con más desigualdad, con miseria, corrupción al máximo, con los valores perdidos, con odios viscerales, con egos subliminales, estamos al portas de encontrar consensos con la agrupación guerrillera, que más dolor y sangre ha generado a lo largo y ancho del territorio patrio. Principio tiene las cosas y es con una buena predisposición, como podemos ayudar a la reconciliación tan anhelada, pero tan esquiva. Reflexión, pero con una sana acción!
P.D.
Recordemos a Confucio:
Cuando no puedas alcanzar tus objetivos, no cambies tus metas, ajustes tus planes de acción.
No importa lo lento que camines mientras no pares.