Por: Gabriel Ortiz
No le alcanzó al alcalde Petro el incendio de las llantas para que la inmensa cortina de humo tapara sus desaciertos, improvisaciones y desafueros que desde hace tres años mantienen a la capital sin rumbo.
Apela ahora a lo que el vicepresidente Vargas Lleras, acertadamente califica de provocación. Petro prometió construir 70 mil viviendas VIP y no ha llegado al 10 por ciento, es decir que le faltan 63 mil. No aprovechó el programa de viviendas gratis del gobierno central, por negligencia. Y ahora lanza otra “cortina de humo”: colocar a 300 familias pobres en medio de un estrato 6, con el único fin de armar un debate clasista y demagógico. Sería torpe llevar a gentes de muy escasos recursos, a vivir en una zona costosísima que no pueden costear. Ellos mismos han tomado conciencia y rechazan la caótica idea.
Petro no puede gobernar, porque está dedicado a enunciar y solo a eso: enunciar desaciertos que puedan agradar a la galería.
Metió a la ciudad en el maremágnum del esquema de las basuras, que tanto le ha costado al fisco capitalino y a los ciudadanos que tienen que responder con sus impuestos semejante catástrofe. A propósito, ¿habrá cancelado la multa que le aplicó la SIC por decisión tan descabellada, o necesitará una nueva quema de llantas para eludir esa responsabilidad?
Y como van las cosas, los incendios tendrán que multiplicarse, tal punto que habrá necesidad de importar llantas para atender las necesidades populistas y la lucha de clases, que quiere implantar Petro en nuestra capital.
Se requiere con urgencia un alcalde para Bogotá. Un gobernante al que le duelan la ciudad y sus habitantes, que la saque de la parálisis en que se encuentra por falta de un POT, de planes habitacionales que beneficien a las clases populares, que subsane el déficit de 400 mil viviendas y que recupere los casi 90 empleos que se han perdido por el estancamiento de la construcción. Y que no destruya los humedales para favorecer a sus parientes, como es el caso de “La Conejera”. No más demagogia, en la que es un maestro este hombre atornillado a un cargo que no es capaz de desempeñar.
BLANCO: El merecido reconocimiento del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, al maestro Héctor Osuna.
NEGRO: En dos años 90 días sin justicia por paros.
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