El mundo será robotizado y funcionará como un sistema nervioso electrónico
Por: Steffan Heuer
Hace ya mucho tiempo que su mirada está puesta en el futuro de la alta tecnología. ¿Cómo se leen las señales de lo que está por venir?
Busco aquellas cosas que no encajan. Se trata de aplicar el sentido común de manera sistemática y disciplinada para poder ver más allá. Si nunca antes has visto algo, tal vez valga la pena mirarlo otra vez con mayor detenimiento. Las cosas que te llaman la atención o apelan a la imaginación son como hilos que cuelgan sobre tu cabeza, hilos del futuro que son indicadores muy potentes. Es casi como una maldición: siempre estoy tratando de ver qué significan las cosas. El futuro susurra, no grita. A menos que escuches con atención, te perderás las señales.
Echemos una mirada a la evolución de la última década: de Netscape a los servicios Web más actuales, pasando por una primera burbuja de las.com y la crisis de 2001, ¿ve algo significativo como resultado de esta última década?
La historia es relevante para comprender qué es lo que la gente llama la Web 2.0 y 3.0. En realidad, se denominó burbuja.com a una corriente especulativa que se dio a partir de 1977 cuando las acciones de un nuevo grupo de compañías de Internet (también denominadas .com) vieron un alto incremento de su valor. La crisis de 2001 marcó el fin del crecimiento ininterrumpido y la burbuja se rompió. Sin embargo, al contrario del pensamiento común, para mí las burbujas que estallan, suelen predecir el crecimiento y, en lugar de ser el final de una revolución, son más bien el principio. Tomemos como ejemplo la burbuja del ferrocarril de la década de 1840 en Inglaterra. Tuvo una caída muy grande, sin embargo los fabricantes siguieron construyendo más que nunca y llegado el siglo XX, los kilómetros de vías eran diez veces mayores al momento en el que detonó la crisis. Es por eso que cuando estalló la burbuja del éxito de las páginas Web yo siempre decía: “Calma, todo llegará, aunque más lento de lo que se espera”.
El espejo retrovisor de la historia es una fantástica herramienta de pronóstico. Si quieres ver el futuro, deberás mirar hacia el pasado dos veces más lejos de lo que esperas en el futuro, para avizorar el ritmo de los ciclos. Lo que hoy estamos viendo, el colapso de los medios tradicionales de Internet debido al contenido generado por los usuarios y los blogs, se parece mucho al surgimiento de la televisión en la década de 1950 cuando la TV desplazó a la radio y al cine.
¿Cuáles son los indicadores que anuncian que hemos entrado en una nueva era de los medios?
Tomemos por ejemplo el nuevo iPhone de Apple. Todo el entusiasmo que causa sirve a un propósito importante. Es lo que necesitamos como sociedad para que la gente quiera seguir innovando. Lo grandioso es el software que hay dentro del teléfono y el hecho de que no hace falta un teclado para utilizarlo. La existencia del iPhone comprueba que podemos cambiar totalmente la interfase de nuestros dispositivos de comunicación. En ese momento, el dispositivo deja de ser un teléfono y se convierte en algo más plástico. Ya no es un teléfono móvil sino un dispositivo mágico, cuya única limitación es el tamaño de la pantalla.
¿Los medios personales basados en la tecnología de la Web definirán cómo trabajaremos y nos divertiremos en el futuro?
En realidad no sólo se trata de la Web. Hace 15 años, todos suponíamos que sería la siguiente gran cosa, pero no lo fue. Y tampoco lo es ahora. La Web 2.0 no es más que un capítulo en la historia de los avances tecnológicos, porque día a día la evolución continúa y sucesivamente habrá muchas más sorpresas a lo largo del camino. La siguiente gran cosa son los robots. Te aseguro que surgirán como de la nada, en unos cinco años todo el mundo se sorprenderá, a pesar de que los indicadores estaban dispuestos a simple vista.
¿Cuáles son estos indicadores de un futuro robótico?
Aproximadamente cada diez años aparece una nueva tecnología que va dibujando el paisaje. En los años 80 fue la revolución de los procesadores y la PC se convirtió en la estrella y sus costos bajaron tanto que todo el mundo pudo tener la suya. La década de los 90 fue la década definida por el acceso. Fue el momento del láser en las comunicaciones, y a lo largo de sus años, apareció la base para los discos CD-ROM de bajo costo y la fibra óptica. El comienzo del siglo XXI estuvo marcado por los sensores a bajo costo.Tenemos computadoras, las pusimos en la red y ahora les pedimos que observen el mundo para nosotros.
¿Puedes pronosticar lo suficientemente rápido si el ritmo de cambio de la tecnología se acelera todo el tiempo y amenaza con ir cada vez más rápido?
Los humanos tenemos buena capacidad mental para llegar pronto a una conclusión. Mientras que el cambio, en especial en la tecnología informática, es extraordinariamente lento y no va en línea recta, sino más bien en una curva con forma de S. La mayoría de las cosas necesitan de unos 20 años para convertirse en éxitos de la noche a la mañana. Las cosas empiezan a cambiar lentamente, van creciendo y, de repente, ¡Bang!, explotan antes de alcanzar una meseta.
Todo el mundo mira estos cortos tramos de aceleración, porque son los más notorios, pero yo me dedico a mirar la parte plana. Si uno mira de cerca una curva en S, verá que, de hecho, se trata de varias curvas pequeñas vinculadas entre sí. Así que cuando aparece una, podrás sospechar que seguirá otra más y tendrás que descifrar este patrón antes de que la curva de crecimiento rápido se afiance.
¿Necesitan los robots la movilidad o las ruedas?
Es como una metáfora: puedes pensar en las lagartijas para lograr el diseño de un robot que se pegue a la pared, o en uno que vuele como un insecto. Pensar en los robots como en alter egos autónomos o semiautónomos que hacen las tareas por nosotros, o como artefactos que sólo lo observan e informan. Tomemos el ejemplo de los autos. Según Sebastián Thrun , el profesor de Standard que lideró el equipo del Stanley , para 2030 la mitad de los kilómetros recorridos en los Estados Unidos serán cubiertos por vehículos autónomos
El hecho de que será más fácil formar un alter ego virtual es algo muy lindo, pero eso no significa que llegue a ser tan común como tener una dirección de correo electrónico.