Por: Gabriel Ortiz
Se inicia este 2016 con serias preocupaciones por parte del sufrido pueblo colombiano que ve venir con alarma una cascada de castigos económicos, que las autoridades monetarias y fiscalistas le aplicarán para subsanar importantes faltantes y huecos, producto de erróneos manejos y descuidos anteriores.
Sin pudor se dejó trotar el dólar y crecer, por ese error una inflación que hirió inmisericordemente a las clases populares, que recibieron una migaja para mitigarla, con el reajuste vergonzoso del 7% del salario mínimo.
Se dejó desbordar sin justificación alguna la divisa norteamericana y devaluar el peso, no obstante tener suficientes reservas para controlar la situación. Los precios de los alimentos y de las materias primas para producción de bienes y servicios atacaron por igual a una población indefensa, ante la mirada complaciente de los responsables de mantener una economía sana y equitativa.
La supuesta reforma tributaria, encargada a “expertos”, aplicará la eutanasia a un pueblo que avanza hacia la desnutrición y el empobrecimiento. Ya se ven las orejas del monstruo. Ya nos preparan para elevar el retardatario e insoportable IVA, al 19 por ciento, o más y crear nuevos impuestos. Se alistan prediales y valorizaciones para los pobres que han logrado una vivienda. Las nuevas tasas de interés subirán en ascensor. Será golpe tras golpe para los colombianos del 2016.
Nuestros anteriores dirigentes económicos tenían imaginación para buscar los recursos que el Estado requiere, pero los sabios actuales, no se apartan de los textos de Harvard y MIT. Lo único que nos recomiendan es “apretar” el cinturón.
Entre tanto los corruptos y los evasores seguirán disfrutando de lo poco que le quedará a una masa sin dolientes, a la que el Estado solo acude para esquilmar. Al Congreso le importa un pito ese electorado al que muchos parlamentarios solo dan tamales y unos pocos pesos por voto, durante las elecciones. De esos compatriotas, se burlan los funcionarios politiqueros que llegan a buscar fortunas que disfrutarán y se repartirán con sus “padrinos” políticos, sin que nadie los cuestione o censure.
Claro que ahí están el petróleo y el “niño”, para culparlos del desastre provocado por mañosos manejos de una economía, que este como todos los años servirá para enriquecer a los de siempre.
BLANCO: No hay nada blanco, ni claro.
NEGRO: El reajuste miserable que empobrecerá aún más a los pensionados este año.
gabrielortiz10@hotmail.com