Después de leer la entrevista, magnifica, qué le realizara Juan Gossaín a Alejandro Revollo, liquidador de Interbolsa, a uno como lector se le ponen los pelos de punta, pues los señores dueños de esta empresa de inversiones, desde tiempo atrás, tenían muy bien fraguado el plan para esquilmar a sus ahorradores. Una perla de lo dicho por el Dr. Revollo: “No son raponeros de esquina. Su propia educación los hace todavía más culpables. En el caso particular del Fondo Premium montaron una estructura maquiavélica para que nunca los descubrieran, y, si eso llegaba a ocurrir, que nunca los pudieran juzgar(…)en realidad eran una verdadera pandilla”.
Pero lo peor es que esta denominada pandilla, son defendidos por abogados muy poderosos, con influencias en todas las esferas sociales donde hacen comidilla y compadrazgo hasta con el mismo Fiscal General de la Nación, quien como jefe de un ente acusador, es el encargado de ponerlos tras las rejas. La camaradería llega a tal punto que el mismo fiscal Montealegre fue el encargado de escribir el prólogo de un libro que acaba de publicar el Señor Jaime Lombana, defensor de los señores Jaramillo, cerebros de este repudiable robo.
Sabían muy bien los señores Jaramillo y sus secuaces, que los delitos cometido por ellos, -por lo menos los que se pueden probar-, proscriben en un término de cinco años y, según el mismo doctor Revollo, están esperando que ese tiempo se cumpla para quedar con las manos limpias y cambiar el traje a rayas de ladrones por las desgarradas vestimentas de víctimas y de esta manera buscar las indemnizaciones correspondientes que seguramente terminaremos pagando los colombianos con nuestros impuestos. Como quien dice los ratones agrediendo a los gatos.
Pero hay mucho más en esta trama, y el mismo liquidador Revollo, calcula: “Hemos sabido que van a argumentar, por insólito que parezca, que el caso Interbolsa no es más que una conspiración política de una venganza de Santos contra Uribe. Ellos creen que así le darán al caso un carácter político y le quitaran lo penal”. Tampoco sería de extrañar que después del prólogo del libro, y una vez con el título de Ex acuestas, sea el mismo exfiscal Montealegre quien asesore a estos tipos en su demanda contra la Nación para lavar el desagravio «sufrido» por los pobres señores Jaramillo y sus Secuaces.
Y hay más perlas. mientras esto ocurre, según palabras del mismo doctor Revollo, los socios de la monstruosa Interbolsa desde los paraísos del Caribe, donde se refugian, siguen estafando a sus víctimas; pues compran a mitad de precio los títulos que con la misma captadora tienen adquiridos los pequeños ahorradores. Con esto, los astutos ladrones logran dos cosas; la primera: librarse de ellos y tener menos demandas y menos acreedores reclamando sus derechos, y la segunda, comprar unos títulos valores o unas acciones, como los quieran llamar, por mucho menos de su valor real. Todo esto ocurre porque nuestra justicia es demasiado pequeña frente a los grandes grupos que se asocian para delinquir, y que termina burlándose de todo un país y de una leyes echas a la medida de sus intereses.