El deporte en general como estilo de vida es una permanente motivación para romper con la rutina del diario trajinar de la humanidad. Es un canal de escape inevitable y necesario. Y por ello es que de una u otra manera está ligado a los diferentes estratos sociales, llamase fútbol, baloncesto, ciclismo, natación, atletismo, béisbol, tenis, golf, etc.
Y por lo mismo son diferentes en su forma y modo de practicarlo, tanto que cada uno tiene sus propios atractivos para acceder a jugarlo como profesional o aficionado.
Una de esas disciplinas deportivas que ha cobrado un importante espacio en el mundo durante las dos últimas décadas, es el GOLF, gracias, tal vez, a que se han roto barreras tanto sociales como comerciales, que desde siempre han rodeado a dicho deporte.
Deepak Chopra en su libro Iluminación, las siete lecciones del golf para el juego de la vida. dice en una de sus líneas: “el golf es una industria millonaria que se concentra exclusivamente en la esperanza”.
En ese orden de ideas, muchos consideran hoy en día que el golf pese a que desde sus inicios nació como un círculo cerrado para ser practicado por gente de los estratos privilegiados, tiende a popularizarse, independientemente de los altos costos que se requieren para jugarlo. Pero ¿qué factores pueden estar incidiendo hacia esa posible popularización? ¿El tener o no tener dinero?, ¿la televisión?, ¿los gigantes campeones mundiales? ¿que es diferente a otros deportes?
Las grandes figuras y la televisión
Parte de la historia misma del golf puede tener una o varias respuestas. Para ello hay que necesariamente remontarse a comienzos de los años 1900 cuando empiezan a salir figuras del golf en los Estados Unidos como Bobby Jones, quien se convierte de alguna manera en la prolongación de esa época hasta los años 1945 y 1950. De aquí en adelante se pasa automáticamente a 1950, 1960 y 1970, cuando surgen nombres importantes en los grandes torneos estadounidenses y mundiales como: Arnold Palmer, Jack Nicklaus o el surafricano Gary Player.
Estos deportistas se convierten casi que en los primeros en marcar un hito importante en la historia del golf dentro de los grandes torneos de los E.U. Empiezan a hacerlo crecer comercial y deportivamente.
Es así como en ese entonces se hablaba de jugosos incentivos, hasta el punto de convertirse en piedra de escándalo, como sucedió con la primera vez que se entregó un premio de 50.000 dólares en los años 60, a Julius Boros, durante el campeonato Wenchester Classic de E.U. En la actualidad un Tiger Woods se puede ganar 1.100.0000 dólares por torneo.
Fue Arnold Palmer quien plasmó la idea de comercializar el golf. Lo hizo crecer como espuma cuando se propuso transmitir los torneos a través de la televisión. Esas emisiones – por supuesto en blanco y negro – fueron consideradas una fantasía. Tanto que a través de esa cajita mágica se pudo ver como Roberto De Vicenzo perdió un master de los E.U. por un golpe de más.
Por detalles como este las grandes firmas se dan cuenta de la manera como el “rating” empieza a subir y aparecen los patrocinios, y por ende, aumentan las transmisiones de los diferentes torneos a lo largo del año.
Con la posterior aparición del norteamericano Jack Nicklaus, otro grande del golf mundial y a quien se le conoció en su momento como “El Gran Oso Dorado”, el golf se consolida comercialmente en el mundo gracias a la televisión, y como deporte incentiva a propios y extraños para practicarlo.
Ya para esa época el golf como industria se impulsa como cohete, y ese círculo excluyente del elegante deporte comienza a expandirse, y más de uno no sólo se “pega” a la pantalla chica para ver los torneos mundiales y sus figuras, sino que así mismo se siente tentado a tocar esa pequeña bolita o ese “palo de hierro”.
La era Woods – Villegas
Otro que salta a las grandes ligas del golf mundial y que se convierte en el gran ídolo de los actuales tiempos, es el “negrito” Tiger Woods. Desde su surgimiento a medidos de los 90s como jugador amateur y después como profesional, no ha parado de ganar los más importantes torneos de PGA de los Estados Unidos. Por supuesto que también aporta a la fiebre del golf que se respira en todas partes. Y que decir de otro talento como Camilo Villegas, que nace para golf mundial en un país como Colombia que ya exporta jugadores del fútbol, y en donde precisamente aún es de difícil acceso para practicarlo por los altos costos. Sin embargo, existen aires de popularización.
La comercialización tiene que ver
Jorge Cabrera es un bogotano que desde los ocho años juega el golf y literalmente ha ido de la mano de este deporte hace 50 años, no sólo como jugador, sino también como destacado dirigente activo del mismo. En su experta opinión la comercialización ha sido un factor definitivo para pensar en la popularización o en lo que él prefiere llamar el “ensanchamiento” del golf.
Piensa que la admiración que la gente siente por figuras jóvenes como Tiger Woods y Camilo Villegas, ha disparado la afición, la venta de artículos y obviamente la construcción de más campos de golf en nuestro país y el resto del mundo. La gente quiere ser como ellos, tanto que a muchos niños les han puesto el nombre de Erick, el nombre real de Woods.
Cuando Jorge Cabrera comenzó a inquietarse por el golf desde niño, únicamente existían tres clubes para jugar en Bogotá: El Country, el San Andrés y Los Lagartos. No se hablaba de profesionalismo porque no había escuelas para enseñarlo.
“ En esa época – años 50s – el golf era tan cerrado fundamentalmente por el costo de los palos, porque no había una buena comercialización y porque además eran pocas las familias que lo jugaban y éstas importaban todos los implementos de los Estados Unidos. No había esa afición”, afirma Cabrera.
Aumentan los campos de golf
Se presenta una situación económica favorable para el país que permite desarrollar la construcción de campos de golf entre los años 70s y 90s, hasta el punto en que se llega a tener 50 en todo el país. Esto hace pensar en una evolución interesante del golf en nuestro medio pero no en la popularización.
De hecho, en Bogotá se habla de más de 25 campos de golf, lo cual es considerado como un privilegio para una ciudad latinoamericana. Hasta donde se sabe México y Buenos Aires cuentan con una cifra parecida o superior en construcción de canchas de golf.
Aunque es importante que Colombia tenga una figura de primer orden mundial como el antioqueño Camilo Villegas, el desarrollo del golf en nuestro medio desde el punto de vista masivo, no es fácil por el elevado valor de los elementos de juego.
Basta con decir que hoy en día se puede conseguir un equipo nuevo de marcas no tradicionales o reconocidas por un costo promedio de entre 600.000 pesos y 700.000 pesos, el cual consta de tres maderas, siete hierros y el putt, sin contar con que el promedio para jugar está entre 12 y 14 palos. Cabe agregar que el valor de un equipo nuevo está por arriba de los 2.200 dólares hasta los 2.500 dólares.
Diferencias entre el gusto y la afición
Vale la pena traer a colación un buen ejemplo para pensar en esa posible expansión del golf como deporte masivo o popular en Colombia, y tiene que ver con el caso Juan Pablo Montoya. Desde que el piloto colombiano capturó la atención del mundo compitiendo en la Fórmula 1 “todos nos volvimos aficionados a las carreras de automovilismo, pero nadie se podía comprar un Ferrari. Lo mismo sucede con el golf”, agrega el señor Cabrera. Con 2.000.000 de pesos, con 6.000.000 o con 700.000 pesos se puede comprar una talega de golf bien equipada. El asunto es dónde lo va usar o con qué lo va a usar.
Un colombiano promedio, con un salario mínimo (433.000 pesos) que vaya a practicar el golf debe tener en cuenta entre otras cosas las siguientes: tiene que pagar el derecho al campo de juego que oscila entre los 25.000 y los 40.000 pesos; debe pagar el asistente o Caddie que cuesta alrededor de los 20.000 pesos, más 5.000 del refrigerio para el mismo; y por último pagar el transporte. Es decir, que se necesitaría tener por lo menos 100.000 pesos en el bolsillo para jugar si quiera una vez al mes. Ni hablar del vestuario, característica fundamental para jugarlo.
Torneos populares: que los hay los hay
Sin embargo, si se trata de mencionar torneos populares de golf, estos están a la orden del día. En Bogotá, por ejemplo, los días lunes se realizan juegos en los cuales se reúnen cerca de 150 personas, siendo el mayor impulsador el Club San Andrés. El costo de la inscripción es de 12.000 pesos y si va con almuerzo incluido se paga 20.000. Para hacer más atractivo el encuentro de amigos se rifan todo tipo de electrodomésticos como: planchas, ollas arroceras, licuadoras, etc.
Paralelamente otro estilo de golf popular que se lleva a cabo en la capital del país, es el de los Caddies en el Club La Florida, quienes de igual manera dan vía libre a ese talento “golfístico” y cuyo presupuesto puede resultar más económico, pues tan sólo pagan 15.000 pesos por la entrada o derecho al campo; 2.000 por cada 50 bolas y 10.000 por los palos.
En estas condiciones pareciera que las cosas se están dando para que el cerrado círculo del golf se abra más a otros estratos. De todas maneras, dicen los expertos, una cosa es jugarlo y otra es practicarlo.