La mejor noticia la trae en la primera página El Espectador del 20 de enero. La da Guillermo Alfonso Jaramillo, escudero del alcalde Gustavo Petro, y secretario de gobierno del Distrito, “Petro no busca ser presidente”. Aunque no es de creerla, porque Petro ha demostrado ser un enamorado del poder, al menos reconforta, porque lo que menos podemos imaginarnos los colombianos, es un Petro Presidente al estilo un Hugo Chávez, capaz de aferrase al poder de un país, utilizando todo tipo de triquiñuelas, para hacerse elegir una y otra vez sin permitir que su periodo se venza. Para estos personajes, que consideran que un sistema distinto al impuesto por ellos, es erróneo e injusto, el poder es un alimento preciso para su ego y ambición, y siempre estarán dispuestos a sobre pasar todas las leyes y las reglas necesarias para lograr este objetivo. No les importa pisotear instituciones, y tampoco manipular, como lo hacen de forma maestra, las necesidades de los menos favorecidos. El alcalde Petro mostró el cobre. Se aferra a la alcaldía sin importarle las consecuencias de su decisión. Su único dios y ley, es su ego. No entiende que cometió errores y a cambio se considera un perseguido del sistema, por el simple hecho de pertenecer a la izquierda política.
Se niega a entender que lo sancionan por errores administrativos cometidos por él y de los cuales, es único responsable. Otros gobernantes locales y regionales que también fueron guerrilleros del M19, y además sus compañeros en la subversión, ocuparon cargos diversos y hoy están tranquilos y con la sataaaaisfacción del deber cumplido. Antonio Navarro, fue alcalde de Pasto, Gobernador de Nariño y Ministro de Salud. Evert Bustamante, alcalde de Zipaquirá por elección popular y luego, director de Coldeportes. Rosemberg Pabón, el famoso Comandante Uno en la toma de la embajada de Republica Dominicana, fue alcalde de Jumbo. De manera que el problema no es el sistema político de nuestro país, ni de una democracia injusta que como dice el Alcalde persigue a la izquierda. El problema es el de un Petro voluntarioso y dispuesto hacer las cosas a su manera, a imponer su voluntad, sin medir las consecuencias que hoy lo tiene a él mismo contra la pared y a punto de recibir las sanciones que la ley obliga. Ningún testimonio más claro sobre este proceder que el de la veedora distrital, Adriana Córdoba quien en una reciente entrevista al periódico El Tiempo, dijo que el alcalde estaba advertido de lo que podría pasar por su proceder