Por: Gabriel Ortiz
Cuando las Farc perdían toda credibilidad por sus incumplimientos y el uribismo estaba hecho trizas al comprobarse que la reelección de Uribe había sido espuria, amañada, fraudulenta delictuosa y falsa, al punto que otros dos ministros de ese régimen fueron encarcelados, surgió la masacre de los 11 soldados que vino como anillo al dedo al Centro Democrático para revivir y eludir el escándalo, y a las Farc para tomar un segundo aire. El gobierno fue convertido en victimario, mientras las Farc y el CD, salieron airosos. Este último echó tierra a sus garrafales vicios y atropellos y los primeros pasaron de “agache” frente a la matanza.
El CD, se valió de todas las artimañas para escapar a un juicio que consideró la Corte, producto de un delito. Aprovechó el desconcierto para activar su maquinaria propagandista, manipular y rellenar las redes sociales, los medios y demás tretas, para escapar con sus presos hacia el olvido.
La gente dolida por el crimen, la emprendió contra el gobierno, al cual situó como culpable del crimen de las Farc y de paso, irónicamente, absolvió al CD del brutal cohecho.
Se ha armado una tormenta por las silbatinas programadas, acicateadas y subsidiadas por la oposición para desprestigiar al Presidente. Esa acción le ha dado muy buenos frutos al DC para ganar adeptos para las próximas elecciones regionales, pero de paso le dan un nuevo golpe a la moral del país.
Como lo han señalado los empresarios antioqueños, con la seriedad que los caracteriza, la mesa de negociaciones de La Habana, está integrada por dos bandos: 8.000 de las Farc, monolíticamente unidos y 48 millones de colombianos completamente divididos. Como decía García Márquez, “los colombianos no nos queremos ni a nosotros mismos”. El odio nos corroe y nos deleita. Nos empuja hacia la autodestrucción. Y ciertos dirigentes en afán electorero, y excitados por la viudez de poder, la corrupción y demás vicios, azuzan a los poco pensantes a actuar en contra de una paz, aparentemente lejana, aunque las mayorías nacionales e internacionales la anhelan y fomentan.
Al final de una tormentosa semana, aparecen ganadoras las Farc, mientras CD logra sepultar el cohecho y el “articulito” que ilícitamente cambió nuestro rumbo.
BLANCO: Comprobado: día sin carro es cortina de humo.
NEGRO: ¿Cómo queremos clasificar en las pruebas Pisa, si los maestros se niegan a someterse a pruebas de idoneidad?
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