Foto: (Tomada de el Tiempo: Diego Velosa.)
“Con Borja que haya serrucho pero no mucho”. No es la propuesta más honesta, pero de todas maneras es la más sincera. Y se le ocurrió a Ángel María Borja de la Rosa, un aspirante el concejo de la Gloria (Cesar) que es avalado por el Partido Liberal. Como era de esperarse el regaño de los “honestos” dirigentes del liberalismo no se hizo esperar. Y la verdad es que para los electores de un país donde los políticos se asocian con contratistas, con para militares y asesinos para afianzar su poder en cualquier campo, -porque para ellos el fin justifica los medios-, resulta ser la más sincera, porque promete no robar tanto en un lugar donde todos roban mucho. No en vano hace carrera en la boca de cuarenta millones de compatriotas la frase: “Que roben pero que hagan algo”. Y aquí, roban y roban y siguen robando sin hacer nada.
Ángel María con su propuesta se mete en el molde real de un país desbordado por la corrupción, con un gobierno y con una justicia incapaz, de los que se burlan congresistas como Juan Carlos Martínez, condenado por paramilitarismo, y a la que acondicionan ladrones de cuello blanco como los Nule que pagan su delito en cómodas celdas, o los Moreno Rojas que solamente buscaron el favor de los electores para llegar a amplias estancias burocráticas y robar a su antojo y a manos llenas, sin remordimiento alguno por el presupuesto de los contribuyentes.
En un país donde un alto porcentaje de candidatos son cuestionados por nexos con grupos de limpieza social, para militares y terroristas; donde la izquierda que lucha por los intereses de los desposeídos –eso dicen en sus principios- resulta más corrupta que la derecha, la propuesta de Ángel María resulta normal, más aún cuando todos los males de nuestro país se le deben, única y exclusivamente, a la clase dirigente y a nuestros dos glorioso partidos políticos. Cosa distinta sería si tuviéramos un gobierno, al menos decidido contra la corrupción. Si la misma justicia fuera fuerte, y si La Corte Suprema que la rige no arrodillara al gobierno para impedir una reforma afondo y de esta manera mantener su exclusivo carrusel de puestos. Usted Tiene razón Ángel María: Con usted debe haber serrucho pero no mucho.