En qué estaría pensando el nuevo Secretario de Gobierno de Bogotá, Guillermo Alfonso Jaramillo, cuando dijo, en entrevista con el periódico El Tiempo y con la W, que uno de sus sueños era el de llevar a Gustavo Petro a la Presidencia de la República. Bien se dice que los toros se ven mejor desde la barrera y el doctor Jaramillo, con esta administración, ha estado metido en el ruedo. Sus colaboradores y nuestro flamante alcalde, son los únicos que piensas que las cosas les están saliendo bien; son los únicos que creen que la ciudad bajo su mando está progresando, cuando a estas alturas nadie da un peso por Bogotá, pues la ingobernabilidad se refleja en todas partes y la ineptitud del Alcalde, que ni siquiera ha podido armar un gabinete estable, es latente. Bien se dice que soñar no cuesta nada. Pero si además de no gobernar y gestionar, el alcalde Petro está pensando en ser Presidente y sus más cercanos colaboradores en lo mismo, a la ciudad se la llevó el patas porque los votos de los equivocados electores solo sirvieron para otorgarle un peldaño más en sus aspiraciones personales, aun hombre que no tiene ninguna condición como administrador y si como observador y protector de la buena gestión pública; pues entre otras cosas, fue gracias a él, que se destapó el terrible desangre cometido a través del llamado carrusel de la contratación por los hermanos Moreno Rojas. Además, el nuevo Secretario de Gobierno, antes de salud, está utilizando su importante cargo como servidor público para intervenir abiertamente en política, una infracción administrativa que en este país es castigada severamente.