Por: Humberto Sesma V. / Álvaro Cueva
¿Cuál es la situación del periodismo de espectáculos?
En México tenemos muy poco periodismo de espectáculos, considerando que nuestro país es la capital de los espectáculos en América Latina, al menos en habla hispana.
Teníamos legendariamente algo parecido a un periodismo promocional, mezcla de sociales con crónica, con cosas que veníamos arrastrando del teatro de la revolución y todo eso. Era un periodismo donde si se presentaba un disco, pues qué bonito disco, si había una obra de teatro, pues qué guapísima lució y eran mil adjetivos elogiosos y todos éramos felices.
Luego, en los 90, ocurren dos fenómenos muy interesantes. Por un lado México descubre el periodismo del corazón y por el otro, en efecto, nacen Todo para la mujer, con Maxine Woodside a finales de los 80, y Ventaneando con Paty Chapoy. Pero todo esto se mezcla y crea un ambiente que ha dado como resultado lo que estamos viendo actualmente: una enorme confusión. En México confundimos lo que es periodismo de espectáculos con periodismo del corazón.
Tenemos muy poco periodismo de espectáculos, tenemos mucho periodismo rosa, del corazón; aquí se habla mucho y se hacen muchos negocios con bodas, matrimonios, divorcios, demandas, cirugías, con todos estos escandalitos de ocasión, pero tenemos muy poco periodismo de verdad enfocado al espectáculo me refiero a un periodismo que hable sobre el trabajo de las estrellas, sobre la industria del espectáculo, y que sirva de plataforma para que el ciudadano común y corriente se entere de lo que pasa ahí.
¿Por qué hay poco periodismo del espectáculo?
Yo lo atribuyo a que una de las tendencias más claras de la industria en general de la comunicación en nuestro país es la del dinero rápido. Cuando pones una revista o un periódico o un programa de televisión, te exigen resultados inmediatos. En el caso de la televisión es todavía más macabro, porque te piden rating minuto a minuto, y lo que sucede es que tienes que trabajar más rápido, y la única manera del obtener resultados así es a través del periodismo del corazón. En lo que investigas ya pasaron los días y ya perdiste el rating y los resultados inmediatos.
¿Es necesario especializar a los periodistas de espectáculos?
Existen especializaciones en algunas escuelas y universidades de periodismo, casi todas son en finanzas, cuando ya muy extraño está el caso de deportes o periodismo cultural. Me ha tocado hablar con directores de algunas escuelas sobre el tema de periodismo de espectáculos, y me dicen que “no”. Una vez uno me dijo una frase célebre: “Yo no quiero que mis alumnos se conviertan en una Shanik Berman”. Y tiene toda la razón, porque este tipo de personajes se han convertido en el modelo del periodismo de espectáculos, malentendido, claro.
¿Cómo enderezar esta situación?
Se tiene que entender que existe un periodismo del corazón que necesita de talentos muy específicos, pero también que existe un periodismo de espectáculos que está aquí, clamando por atención. En la medida en que todos entendamos esto habrá menos problemas, incluso sin afectar a los negocios. Y después de esto, tenemos que profesionalizar a nuestros periodistas, en todas las fuentes, pero sobre todo en la fuente de periodismo de espectáculos, porque aquí encuentras verdaderas aberraciones que no encuentras en ningún otro lado.
En todas las fuentes periodísticas hay charlatanes, en todas hay gente muy corrupta, pero en espectáculos se nota más, porque los requerimientos para contratar reporteros, jefes de información, y todo el equipo, no tiene nada que ver con un perfil profesional, piden gente muy bonita o muy fea, o que esté dispuesta a cualquier cosa con tal de obtener una nota; piden gente que se arrastre por el suelo,que provoque el escándalo; no piden conocimientos básicos, no te ponen ningún examen, no necesitas saber quién es quién ni nada. En espectáculos encuentras a pura gente que no sabe comportarse, que va a comer o va a beber, que opaca a quien sea estrella porque aparte, en periodismo de espectáculos también se da el fenómeno de tú (reportero) eres la nota, lo importante es si te atendió o no te atendió tal artista, si te vio bien o te vio mal, tú eres la referencia y eso es absolutamente enfermo.
¿Por el lado del artista, recurren al escándalo para hacer publicidad y fama?
Hay estrellas del espectáculo y hay estrellas del corazón. Una estrella del espectáculo es una persona que trabaja su talento, una persona que canta, baila, actúa. Una estrella del corazón no necesariamente tiene que poseer talento. Una estrella del corazón es una chica que alguna vez se acostó con alguien o es un chico que alguna vez se dedicó a la prostitución o es una persona muy extraña que se opera. Son estos personajes. No tienen que ver unos con los otros. Ahora, los dos venden. Un Alejandro Fernández te llena el Auditorio Nacional, hace mucho dinero; una Sabrina hace dinero, pero de otra manera. Si sumas lo que hace cada quien te darás cuenta que siempre el dinero está con el talento, siempre está con los espectáculos, por eso se me hace escandaloso que no tengamos un periodismo a ese nivel, que no tengamos un periodismo que responda a esto.
Cuando hablas con la gente del periodismo del corazón siempre te dice: “No, es que esto es lo que vende, es lo que pide la gente” y te dan cifras muy chistosas, como aquella de que TV Notas tira a la semana tantas revistas, pero si tu analizas esta revista te vas a encontrar que su cantidad de anuncios es nada, pero nada, en comparación con otras revistas de otro perfil. Y si sumas lo que genera TV Notas en venta directa contra lo que generan otras revistas con venta publicitaria, te vas a dar cuenta de que realmente esto que dicen que vende no vende tanto, son argumentos como para defender la porquería.
Anteriormente existía la licencia de locución… ¿qué mecanismo o qué candados sugieres para llegar a la profesionalización?
Se tiene que volver a la licencia de locución, porque encuentras a cualquier clase de merolico ante un micrófono haciendo daño. Un micrófono implica una responsabilidad más allá de la cuestión obvia, porque un medio electrónico de comunicación está sustentado sobre algo que es propiedad de la nación; tú no puedes utilizar un bien propiedad de la nación para efectos nocivos a la gente, no lo puedes usar para hacerle daño al público. Hay que volver a la licencia de locución, pero hay que volver bien.
Me da mucha vergüenza, pero es que en el periodismo de espectáculos como le llamamos en México, los muchachos no saben leer ni escribir, no saben conjugar los verbos, no conocen ortografía básica.
¿Dónde debería empezar esta capacitación, dónde está el problema?
El problema está en la difusión. Y aquí habría que capacitar a todos. Hay que capacitar a los reporteros, pero también hay que capacitar a las estrellas, porque las estrellas están muy confundidas, ya no saben para quién trabajan, a quién tomarle el teléfono, ya no saben a quién darle la entrevista, porque no lo entienden, nadie les ha dicho: “Sabes, hay un periodismo del corazón que se encarga de esto y un periodismo de espectáculos que se encarga de esto otro. Entonces, cuando des una entrevista, compórtate de esta manera, habla de esta forma para estas personas y de esta otra para las otras”. En fin, ellos tampoco tienen quien los capacite, necesitamos capacitarlos también a ellos. Y por supuesto, también capacitar al público para que sepa entender qué es lo que está viendo, porque quien sale más perjudicado con esta confusión es el auditorio. Ellos se están perdiendo de esta maravilla que es el periodismo de espectáculos.
El periodismo de espectáculos es muy importante, porque complementa al otro periodismo; digamos que hay un periodismo que cubre la realidad tal cual, el periodismo político, el económico, pero estamos nosotros del otro lado, quienes cubrimos la representación de esa realidad, nosotros cubrimos las películas, el teatro, las telenovelas, y dentro de esta vertiente también cubrimos deportes y cultura. Entonces un ciudadano no tiene una noción completa de su realidad si no la está atendiendo a través de la cobertura misma y de la representación de la realidad.
A mí me encanta mi trabajo, porque analizando una telenovela tú puedes llegar a conclusiones sobre la vida en México tan profundas o más que a través de un columnista político, o de las que puedes ver en encuestas de opinión o de numeralias.
Sobre los paparazzi y los periodistas que acosan, ¿debería haber reglamentación?
Éste es un fenómeno internacional. Aquí estamos un tanto asustados porque es relativamente nuevo para nosotros, pero en otras partes del mundo hay toda una cultura al respecto. Digamos que tanto políticos, como empresarios, como estrellas del espectáculo, saben manejar esto, tienen quien les administre esta parte de su negocio o esta parte de su imagen ante el público. Yo no creo que haya que poner límites y eso de “no te acerques a tantos metros”, porque finalmente es ridículo. Tienes que aprender a manejarlo, y eso se hace con capacitación y con educación.
¿Hacia dónde apunta el periodismo de espectáculos en este momento?
No apunta hacia ningún lado. Es una vergüenza lo que sucede aquí porque estamos sometidos al periodismo del corazón. Ahora, el periodismo en general va hacia lugares maravillosos, una de las nuevas vertientes que a mí me tienen fascinado es ésta que invita a la gente a convertirse en parte del periodismo, a reportar con sus celulares y con sus cámaras la nota y compartirla a través de los medios tradicionales o de los nuevos medios como Internet. Eso se me hace increíble y te abre nuevas posibilidades como periodista, porque es un reto para los periodistas profesionales. Entonces tienes que coexistir con esto, sacar provecho y ayudar a informar tanto al público como a estos periodistas ciudadanos.
Qué pena que en medio de estas vertientes tan fabulosas, nuestro periodismo de espectáculos esté ahí, secuestrado.
Reportero de etcétera.
sesmah@yahoo.com.mx
Periodista especializado en espectáculos.