Y tarde que temprano se tenía que abrir. Ya lo habíamos dicho en una de nuestras pullas anteriores: ¿Y a las fuerzas armadas quién las ronda? Bajo este titular hacíamos alusión a esa corrupción desatada dentro de esta institución. Decíamos que a los entes de control, como que les daba miedo meterle el diente a la investigación, porque finalmente, quien utiliza armas infunde miedo, de una o de otra forma. Pero con el escándalo de Santoyo, por cuenta de la presión de los Estados Unidos, las cosas pueden cambiar si hay voluntad para ello.
No hablamos solamente de los militares que apoyaron el paramilitarismo, sino de aquellos que desde sus cargos administrativos se enriquecieron acosta del presupuesto de guerra que sale del erario público. Sorprende ver oficiales de los grados medios y altos, en las cuatro armas, que a pesar de haber vivido, aparentemente de su salario, son propietarios de grandes quintas en distintos lugares del país. Mansiones haciendas y otroas propiedades que superan sumas exorbitantes que van más allá del simple esfuerzo de un general o almirante. Sería bueno que se diera esta coyuntura y se investigara el origen de esas propiedades ostentosas. Muchos quizá no tendrían como responder por la adquisición de las mismas, y sería este lucro, una de las muchas razones para evitar un proceso de paz como el que se avecina.