Por: Padre Alirio López Aguilera (CPB)
Gracias al decidido apoyo de la Administración Distrital, la Arquidiócesis de Bogotá, el Departamento Control Comercio de Armas, Municiones y Explosivos del Comando General de las Fuerzas Militares, la Policía Nacional y Cooperación Internacional, y obviamente la participación de los ciudadanos, el programa Vida Sagrada ha realizado, desde diciembre de 1996 hasta el 2006, trece campañas de desarme ciudadano “Bonos por armas de fuego”, a través de las cuales se recibieron en total, por entrega voluntaria, libre y espontánea, 4.644 armas de fuego, 42.012 cartuchos de munición de diferentes calibres y 579 artefactos explosivos. No todos los años ha habido campañas. Entre 1998 y el 2000 la administración distrital no le apuntó a este proceso, y entre 2001 y 2003 no hubo patrocinio.
En el presente año, se tiene proyectado del 17 al 23 de noviembre, la realización de la campaña de desarme ciudadano. “Sin armas le darás directo al corazón. Desármate”, la cual cubre 11 parroquias el primer día y tres parroquias los siguientes 7 días. Esta catorceava campaña tiene valor especial puesto que será la primera vez que se llevará a cabo con recursos distritales.
Obviamente se entiende que no basta con la recolección de armas de fuego de los ciudadanos. El contexto del desarme también es pedagógico y busca más que destruir objetos (armas de fuego), construir sujetos (Personas). Por eso se trabaja constantemente para que se abandone la intención de hacer daño, no sólo en la entrega de objetos, pues estos son inanimados y como tal no son ni buenos ni malos; es el humano el que le coloca la intención, el que le da la acción.
Claro que se concibe que un arma de fuego en poder de los ciudadanos, es un factor de riesgo de la violencia intencional y accidental, además se pretende hacer realidad el articulo 223 de la Constitución Política Nacional: “Monopolio de las armas en poder del Estado”, razones por las cuales se realizan campañas de desarme ciudadano “Bonos por armas de fuego”, haciendo énfasis en que se entregue también las ganas de disparar, las ganas de hacer daño.
Desarme pedagógico en 12 localidades
Una manera de brindar contexto a las campañas de “Bonos por armas de fuego”, es la realización de jornada pedagógicas de desarme, reconciliación y respeto por la vida, para las cuales se coordina con todas las fuerza vivas de las localidades, respetando y buscando especificidad local en cada jornada.
Desde el año 2001 hasta el presente se han realizado 814 jornadas pedagógicas de Desarme Colegial y 57 Jornadas Pedagógicas de Desarme Local, donde se brinda a los asistentes, herramientas de sensibilización hacia el desarme. Hasta el momento las jornadas han tenido una cobertura de 800.000 personas de todos los grupos etéreos, especialmente población juvenil. Este año se adelanta el proceso de desarme pedagógico en 12 localidades cubriendo en forma directa 150.000 personas.
Un subproducto de las campañas y las jornadas son los “Murales de vida sagrada”, que son una herramienta pedagógica dentro de la jornada de desarme, pues por una parte permite la expresión y por otra comunica al público las opiniones, posturas, creencias, etc, de quienes lo elaboran. Es una labor colectiva que involucra a la comunidad y que se convierte en ejercicio de respeto y valoración del otro.
Para Vida Sagrada el mural no es un fin, es una herramienta para comunicar vida y paz en forma estética, amable, interiorizada y placentera. Con los murales se logra recuperar paredes que generaban desorden, favorecían la comisión de actos de abuso de confianza, vandálicos o delictivos, haciendo que aquellas personas que antes la grafitiaban, rayaban, ensuciaban, arrojaban basuras, etc ahora las limpien, blanqueen, pinten, decoren dando mensajes que comuniquen vida, creando espacios de orden favoreciendo la construcción de confianza, solidaridad, esparcimiento, recreación, corresponsabilidad y ornato del barrio, manzana, UPZ y Localidad. En total, se han realizado 96 murales.
Prohibido fabricar, importar y distribuir juguetes bélicos.
Los desarmes pedagógicos realizados, no pretenden la entrega de juguetes bélicos por parte de la niñez y la juventud de los sectores locales en que se implementan. Estos actualmente revisten de importancia histórica, en cuanto se constituyeron en un buen comienzo de un proceso de sensibilización, frente a los temas relacionados con la violencia. No obstante el mismo proceso y la experiencia vivida a través del desarrollo de los eventos, nos llevó a replantear el proceso y a aceptar la tarea de construir otro tipo de indicadores para pretender medir el desarrollo del mismo, pues resultaba contraproducente hacer esta clase de desarmes, si desde febrero de 1990 existe en el territorio nacional la ley 18, que prohíbe la fabricación, importación, distribución, comercialización y uso de los juguetes. No es justo seguir quitándoselos a los niños que son el eslabón más débil de la cadena; ¿por qué no actuar con los fabricantes, importadores o comercializadores?
Con el ánimo de superar los anteriores inconvenientes del proceso, con miras a convertirlo en un trabajo verdaderamente pedagógico, se ha venido estudiando y haciendo énfasis en el desarme de los espíritus, el desarme interior de cada persona, de lo que ellas sientan y efectivamente les esté haciendo daño a sí misma, a sus familias, a la sociedad en general, a la naturaleza y al planeta. Como no se trata tampoco de satanizar palabras, hemos querido resignificar la palabra arma, proponiendo que nos armemos de amor, tolerancia, paz, respeto solidaridad, en fin de todos los valores preactivos.